Ciudad de México, septiembre 8, 2025 16:37
Dar la Vuelta Opinión Patricia Vega

DAR LA VUELTA / Integrar una Copaco, ¿para qué?

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.

La capital mexicana tiene mil 837 unidades territoriales que se distribuyen a lo largo de 16 Alcaldías y pueblos.

POR PATRICIA VEGA

Después de ir paulatinamente conociendo y reconociendo los sitios específicos en los que vivimos nuestros primeros años –casas, departamentos, cuartos, unidades habitacionales, condominios, etc.—el siguiente territorio natural a explorar fue, durante años, nuestro entorno cercano: quiénes son y en dónde viven nuestros vecinos del rumbo; ¿son cuates buena onda o gruñones, ¿podremos contar con ellos en caso de una necesidad o emergencia…?

O tal vez, ya siendo adultos, podríamos identificar con quiénes unir esfuerzos para resolver los problemas comunes que enfrentamos. No cabe duda que me marcaron las cases de civismo que antes había en las escuelas.

Una megalópolis tan compleja como lo es la Ciudad de México requiere, para su buen funcionamiento, de una organización administrativa igualmente compleja, que va desde los ámbitos más pequeños hasta las dependencias federales que administran el país.

En un sitio web oficial de la CDMX leemos, por ejemplo, que la capital mexicana tiene mil 837 unidades territoriales que se distribuyen a lo largo de 16 Alcaldías y pueblos, y que son pequeñas unidades urbanas físicamente separadas del centro de la ciudad.

Las alcaldías en la Ciudad de México equivalen a los municipios que existen en otras entidades del país. Pero hagamos un acercamiento imaginario: la Alcaldía Benito Juárez está constituida por 64 colonias que a su vez corresponden a las 64 unidades territoriales divididas en ese número de acuerdo con una densidad poblacional –censada– para facilitar las distintas votaciones que se llevan a cabo en la DDMX.

¿A dónde quiero llegar? A las organizaciones vecinales que actualmente existen en la ciudad para coadyuvar a las autoridades locales en el cumplimiento de diversos programas encaminados el mejoramiento –en todos los sentidos– de equis territorio.

Esta participación ciudadana estuvo durante muchos años organizada alrededor de jefes de manzana que en los cambios administrativos de la ciudad fueron sustituidos por juntas de vecinos que en la actualidad reciben el nombre de Comisión de Participación Comunitaria, los famosos Copacos cuyos integrantes son electos mediante una votación universal, libre, directa y secreta. Su actividad es de carácter honorario lo que significa que no se percibe ningún salario por ejercer ese cargo ni mucho menos están autorizados a cobrar por sus labores de gestoría o intermediación.

Al grano: vivo en la Colonia del Valle que está dividida en siete unidades territoriales. Mi domicilio se ubica en la Colonia del Valle V y estoy a la mitad de mi segundo periodo como Copaco. Llegué a recibir la invitación para proponerme como Copaco por azar, debido a mi interés en participar en distintas actividades vecinales cuyo principal propósito ha sido el unir esfuerzos para resolver los problemas que como colonos enfrentamos cotidianamente. Eso sí, una vez que acepté la propuesta de proponerme como Copaco, resulté electa democráticamente en ambas ocasiones por votación de los vecinos.

Debo contarles que el primer periodo fue de aprendizaje debido a que los Comités de Participación Comunitaria corresponden a una nueva figura organizativa implementada reciente durante las recientes administraciones gubernamentales de la CDMX. Estábamos en ese proceso cuando de manera sorpresiva irrumpió la pandemia del Covid 19 con lo que el mundo entró en una gran pausa –en todos sentidos– de la que apenas estamos saliendo

Elegí referirme hoy a este tema debido a que la figura del Copaco es bastante difícil de entender, aunque su actividad es muy clara y se rige por normas precisas que emanan de las distintas leyes y reglamentos que se aplican en la Ciudad de México.

Desde mi punto de vista –después de leer diversos manuales y asistir a diferentes cursos de capacitación—los copacos somo unos intermediarios que se mueven en una especie de tierra de nadie para representar a nuestros vecinos, es decir, a los que viven en la Unidad Territorial identificada como Del Valle V.

Lo complejo del asunto es que a pesar de que no representamos a ningún partido político –en todo caso damos voz a los intereses vecinales, sin importar la filiación política de los vecinos, insisto– nuestra actividad suele ser confundida con acciones propagandísticas de los diferentes partidos que existen.

A ver si logro desbrozar el entuerto en unas pocas frases: nuestre militancia política es un asunto privado que sólo a nosotros nos concierne; no somos empleados de la Alcaldía, en este caso, la Benito Juárez a pesar de nuestra labor de intermediación con los vecinos; tampoco somos empleados de los vecinos, simplemente los apoyamos y orientamos para hacer llegar sus necesidades y quejas y propuestas a las autoridades correspondientes. No cobramos por ninguna de las asesorías o gestiones que realizamos, ni buscamos una chamba en la Delegación.

En resumen: somo vecinos como cualquier otro vecino, simplemente donamos nuestro tiempo y conocimientos –pocos o muchos—en favor de los vecinos de la unidad territorial en la que vivimos.

Y un último comentario: no manejamos un solo peso del Presupuesto Participativo, nuestra gestión va orientada a la supervisión para que ese presupuesto se aplique de manera correcta.

¿Capisci o no capisci?

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