Aunque todos estamos hechos del mismo barro…
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MARÍA LUISA RUBIO GONZÁLEZ
Era una sala de conferencias llena de estudiantes de primaria. Sostenían una teleconferencia con estudiantes del mismo nivel de cinco ciudades de la República. Una de las estudiantes comentaba emocionada: “¡No puedo creer que seamos tan diferentes y a la vez tan parecidos!”. “¿En qué te parece que son diferentes?”, le preguntaron. “¡En muchas cosas! Cómo hablamos, las palabras para nombrar las mismas cosas, los lugares donde vivimos…”. “¿Y en qué son parecidos?”. “¡En que somos niños!”.
Una niña de ocho años resumió en dos frases emocionadas lo que nos ha llevado varias décadas transitar como sociedad, en México: primero, colocar la concepción de que todos somos iguales, y que costaba tantísimo trabajo explicar frente a nuestras clarísimas diferencias, porque le faltaba el apellido: todos somos iguales ante la ley. Más recientemente se va comprendiendo la concepción más compleja de la igualdad en la diversidad: cada una de las personas que habitamos el planeta Tierra es única e irrepetible.
Y sin embargo, 7,500 millones de singularidades compartimos una característica común: pertenecemos a la misma especie. Somos iguales, y por lo tanto tenemos los mismos derechos. Ah, pero: “Hay unos que son más iguales”. “Aunque todos estamos hechos del mismo barro, no es lo mismo bacín que jarro”. “Hasta en los perros hay razas”. Frases todas que muestran enorme resistencia a considerar a los otros como nuestros iguales.
Según la Segunda Encuesta sobre Discriminación en la ciudad (EDIS, 2017), en la ciudad de México la discriminación es un fenómeno bastante extendido: 7.7, en una escala de 0 a 10, y está más asociada con el respeto que con la igualdad. Una ojeada a las principales causas de discriminación mencionadas, y su comparación con los resultados de la encuesta anterior, de 2013, nos pueden dar pistas sobre si se ha avanzado en este tema:
En ambas ediciones de la encuesta las principales causas de discriminación son las mismas: Pobreza, color de piel, preferencias sexuales, bajo nivel educativo, situación económica y tener una discapacidad. Lo único que cambia es el orden: mientras que en 2013 la principal causa de discriminación fue la pobreza, en 2017 lo es el bajo nivel educativo.
En esta edición de la EDIS, desaparecen como causas de discriminación el desempleo, el maltrato a los demás, y el abuso de poder; por su lado, se incorporan la obesidad y la falta de valores. Otras causas de discriminación prevalentes son: ser indígenas, la clase social, la ignorancia, la vestimenta, la edad avanzada y la apariencia física.
Con respecto a 2013, ha disminuido el porcentaje de menciones a ser indígena como causa de discriminación, de 7.9 a 5.5%, y ha aumentado el porcentaje de discriminación por razones de vestimenta y clase social (de 5.1 a 6.4%, y de 6.9 a 7.5%, respectivamente).
Mirada desde los grupos poblaciones más excluidos, la discriminación ha aumentado sobre la población de piel morena (casi 2%), en pobreza (0.5%) y sobre las mujeres (1.6%). El grupo poblacional más discriminado sigue siendo el indígena, aunque el porcentaje de menciones haya disminuido casi 6 puntos porcentuales entre 2013 y 2017.
En el desagregado por Delegaciones, la EDIS muestra las cinco primeras respuestas por grupo poblacional en situación de discriminación, en donde se observan algunas particularidades: mientras que en prácticamente todas las delegaciones el primer grupo mencionado es el indígena, en Cuajimalpa se percibe mayor discriminación sobre la población gay y en Miguel Hidalgo sobre la de piel morena. Xochimilco es la única delegación donde se menciona a las lesbianas como grupo poblacional sujeto a discriminación. En dos se discrimina a personas con discapacidad: Magdalena Contreras y Gustavo A. Madero. En otras dos, a personas con VIH/Sida: Iztacalco y Miguel Hidalgo.
En seis delegaciones se percibe discriminación sobre las mujeres: Tláhuac y Cuajimalpa (3era. respuesta); Azcapotzalco (4a. respuesta); Iztapalapa, Milpa Alta y Cuauhtémoc (5ª. respuesta).
Y a propósito del título de este texto, quizá el avance más notable es que la primera asociación mencionada por los encuestados al escuchar el término “derechos humanos” es, precisamente, la palabra “igualdad”, mientras que en 2013 se asociaba con ayudar a la gente en problemas.
Igualdad, pues, “todos los derechos para todes”, “por un mundo donde quepan todos los mundos”, porque, como dicen que dijo Aristóteles: “el único Estado estable es aquel en que todos los ciudadanos son iguales ante la ley”.