Ciudad de México, noviembre 21, 2024 18:19
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Cabalgan jinetes por Centro Histórico de CDMX; un retorno a la Revolución

ERICK GALICIA, LUIS CARLOS RODRÍGUEZ Y GUADALUPE VALLEJO

Las calles del Centro Histórico volvieron a ser transitadas por miles de caballos y jinetes de diferentes lugares de la República, lo que no sucedía desde el Ejército Libertador del Sur y División del Norte: es el CIX Aniversario de la Revolución Mexicana y el Desfile se realiza en el Zócalo.

Como si de un momento mágico se tratara, las calles del Centro Histórico parecen haber regresado en el tiempo; por sus empedrados y banquetas se escucha nuevamente el galopar y rechinar de los equinos, en un cuadro que se pinta a leguas como salido de una foto de los hermanos Casasola.

Desfile. Reminiscencias de 1910. Foto: Cuartoscuro.

 

Las calles de José María Izazaga, San Jerónimo, Regina, Mesones, República del Salvador, República de Uruguay y Venustiano Carranza se encuentran ocupadas por los caballos, parados al igual que lo hicieran hace ya un siglo cuando eran amarrados a las afueras de las casas en espera de que sus jinetes los montaran.

Inevitablemente, los visitantes aprovechan la ocasión y se toman fotos con los diferentes jinetes personificados como integrantes de la División del Norte, del Ejército Libertador del Sur, de chinacos y de charros.

Los jinetes que aguardan en el cruce de Izazaga y Pino Suárez, a un costado de la Parroquia y el Jardín de San Miguel, realizan algunas hazañas con sus reatas a bordo de sus caballos. Arrancan la ovación y los aplausos de los asistentes.

No faltan los padres y madres de familia que piden a algunos de los jinetes que les permitan tomarse una foto arriba de los caballos o a un lado de los jinetes personificados, por lo que éstos, con alegría y orgullo, aceptan gustosos y aprovechan también para tomarse unas cuantas entre sí.

Ubaldo García, uno de los jinetes provenientes del estado de Guanajuato, comparte el orgullo que representa para los 60 hombres a caballo que lo acompañan el venir a participar en este desfile histórico, aseguró que se llevará un recuerdo que no olvidará en toda su vida.

Lo mismo ocurre para los niños que han podido fotografiarse con los caballos, como Jimena, que primero se mostró temerosa para ser montada en el precioso percherón negro sobre República de Uruguay, pero que luego simplemente se negaba a bajar del bello ejemplar, ocasionando la risa de sus padres y de los mismos jinetes que con gusto la ayudaron a montar.

Mientras tanto, a lo largo de dicha calle, el resto de los caballos aguardan a ser montados, aunque no faltan los ejemplares briosos que ocasionalmente comienzan a brincotear dar coces ante la presencia de otros caballos.

“Ten cuidado, no te vaya a patear, y entonces si se va a poner histórico el momento”, comenta uno de los jinetes a otro que se adentra a la calle para tratar de controlar a un ejemplar que se niega a ser atado al poste con sus demás compañeros.

Por fortuna, el caballo se tranquiliza y comienza a comer de una de las pacas de paja que han sido colocadas para entretener a los equinos, por lo que el jinete con más experiencia le comenta al joven que trata de sujetarlo “ahí déjalo que coma, en cuanto termine solito va a venir a ti”.

Tras unos minutos de haber comido, el caballo tranquilamente regreso al lado de su joven jinete para dejarse amarrar en el poste a un lado de las tiendas de telas del lugar.

La escena que se vive en el resto de las calles de camino al primer cuadro de la ciudad, se pinta en un sincretismo histórico; mientras que por un lado de los carros alegóricos se oyen corridos mexicanos, por el otro lado de las tiendas y zapaterías de moda de Pino Suárez que han abierto sus puertas se oye música reguetón, como si de una guerra musical se tratara.

La alegría y el ambiente mexicano no cambia, y quienes acuden desde el metro Pino Suárez caminando hacia el Zócalo llegan para buscar el mejor lugar desde el cual puedan apreciar el desfile en el que participarán más de mil 142 elementos del Ejército Mexicano y jinetes civiles.

Por Erick Galicia, Luis Carlos Rodríguez y Guadalupe Vallejo

México, 20 Nov (Notimex).- Las calles del Centro Histórico volvieron a ser transitadas por miles de caballos y jinetes de diferentes lugares de la República, lo que no sucedía desde el Ejército Libertador del Sur y División del Norte: es el CIX Aniversario de la Revolución Mexicana y el Desfile se realiza en el Zócalo.

Como si de un momento mágico se tratara, las calles del Centro Histórico parecen haber regresado en el tiempo; por sus empedrados y banquetas se escucha nuevamente el galopar y rechinar de los equinos, en un cuadro que se pinta a leguas como salido de una foto de los hermanos Casasola.

Las calles de José María Izazaga, San Jerónimo, Regina, Mesones, República del Salvador, República de Uruguay y Venustiano Carranza se encuentran ocupadas por los caballos, parados al igual que lo hicieran hace ya un siglo cuando eran amarrados a las afueras de las casas en espera de que sus jinetes los montaran.

Inevitablemente, los visitantes aprovechan la ocasión y se toman fotos con los diferentes jinetes personificados como integrantes de la División del Norte, del Ejército Libertador del Sur, de chinacos y de charros.

Los jinetes que aguardan en el cruce de Izazaga y Pino Suárez, a un costado de la Parroquia y el Jardín de San Miguel, realizan algunas hazañas con sus reatas a bordo de sus caballos. Arrancan la ovación y los aplausos de los asistentes.

No faltan los padres y madres de familia que piden a algunos de los jinetes que les permitan tomarse una foto arriba de los caballos o a un lado de los jinetes personificados, por lo que éstos, con alegría y orgullo, aceptan gustosos y aprovechan también para tomarse unas cuantas entre sí.

Ubaldo García, uno de los jinetes provenientes del estado de Guanajuato, comparte el orgullo que representa para los 60 hombres a caballo que lo acompañan el venir a participar en este desfile histórico, aseguró que se llevará un recuerdo que no olvidará en toda su vida.

Lo mismo ocurre para los niños que han podido fotografiarse con los caballos, como Jimena, que primero se mostró temerosa para ser montada en el precioso percherón negro sobre República de Uruguay, pero que luego simplemente se negaba a bajar del bello ejemplar, ocasionando la risa de sus padres y de los mismos jinetes que con gusto la ayudaron a montar.

Mientras tanto, a lo largo de dicha calle, el resto de los caballos aguardan a ser montados, aunque no faltan los ejemplares briosos que ocasionalmente comienzan a brincotear dar coces ante la presencia de otros caballos.

“Ten cuidado, no te vaya a patear, y entonces si se va a poner histórico el momento”, comenta uno de los jinetes a otro que se adentra a la calle para tratar de controlar a un ejemplar que se niega a ser atado al poste con sus demás compañeros.

Por fortuna, el caballo se tranquiliza y comienza a comer de una de las pacas de paja que han sido colocadas para entretener a los equinos, por lo que el jinete con más experiencia le comenta al joven que trata de sujetarlo “ahí déjalo que coma, en cuanto termine solito va a venir a ti”.

Tras unos minutos de haber comido, el caballo tranquilamente regreso al lado de su joven jinete para dejarse amarrar en el poste a un lado de las tiendas de telas del lugar.

La escena que se vive en el resto de las calles de camino al primer cuadro de la ciudad, se pinta en un sincretismo histórico; mientras que por un lado de los carros alegóricos se oyen corridos mexicanos, por el otro lado de las tiendas y zapaterías de moda de Pino Suárez que han abierto sus puertas se oye música reguetón, como si de una guerra musical se tratara.

La alegría y el ambiente mexicano no cambia, y quienes acuden desde el metro Pino Suárez caminando hacia el Zócalo llegan para buscar el mejor lugar desde el cual puedan apreciar el desfile en el que participarán más de mil 142 elementos del Ejército Mexicano y jinetes civiles.

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