Clara Brugada se cuelga la medalla de algo que ni siquiera garantiza: Salvar a Laureano

Vecinos exigen convertir el predio en parque de bolsillo con temática ambientalista y en honor de los defensores de los árboles y de los miles de árboles caídos en la CDMX.

“El reconocimiento del árbol como patrimonio no es un logro de ninguna autoridad”, recalcaron los vecinos, expuso #SalvemosALaureano. “Es fruto de un movimiento autónomo, alegre y profundamente comprometido, nutrido especialmente por niñas y niños que nos enseñan a resistir con dibujos, palabras y esperanza”.

STAFF / LIBRE EN EL SUR

Mientras la virtual jefa de Gobierno, Clara Brugada, presume como propio el eventual reconocimiento del árbol conocido como “Laureano” como ejemplar monumental de la Ciudad de México, el movimiento ciudadano #SalvemosAlLaureano advierte que el riesgo sobre el laurel centenario sigue latente, y que nada está ganado mientras no exista una garantía jurídica firme de protección total.

Pese al anuncio de la Secretaría del Medio Ambiente capitalina (SEDEMA) sobre la declaratoria en curso para inscribir al árbol como patrimonio ambiental, social y cultural, la comunidad vecinal de Tlacoquemécatl del Valle insiste: sin que se convierta el predio de Laureano en parque de bolsillo con temática ambientalista, cualquier intervención —incluyendo podas o excavaciones— puede ser mortal para el árbol.

En contraste con esta realidad, Clara Brugada escribió en redes sociales la mañana del 11 de junio:

“¡#Laureano está a salvo y sano! Sigamos velando por una #CapitalDeLaTransformación sustentable.”
Una afirmación que fue considerada por vecinos como triunfalista e irresponsable, pues omite que el árbol no cuenta aún con una protección definitiva, y que la propia empresa desarrolladora no ha desistido de su intención de intervenirlo.

Durante la jornada informativa del 10 de junio, SEDEMA informó que se realizará un dictamen tripartito entre un perito vecinal, otro de la alcaldía Benito Juárez y un tercero de la propia Secretaría. No obstante, el hecho de que no se haya expresado un compromiso explícito de no tocar el árbol genera desconfianza, sobre todo porque la desarrolladora Núcleo Urbano se ha negado a desistirse formalmente de su solicitud de poda.

El movimiento vecinal advirtió al mediodía de este miércoles, en conferencia de prensa realizada a la sobra de Laureano, que no aceptará ningún tipo de intervención, ni en raíces ni en ramas, y que la única solución definitiva es convertir el predio de Laureano en un parque de bolsillo con temática ambientalista, en memoria de los defensores de los árboles y de los miles de ejemplares derribados en la capital por intereses inmobiliarios.

Los argumentos no son solo morales, sino técnicos: expertos en México y Estados Unidos han documentado que las raíces de un laurel de la India pueden alcanzar hasta tres veces el diámetro de su copa. En el caso de Laureano, cuya copa mide al menos 15 metros, el sistema radicular podría extenderse 45 metros o más, abarcando la totalidad del predio. “Construir ahí es equivalente a cortar su respiración por dentro”, expresaron.

Además de su relevancia ecológica, Laureano es un símbolo barrial, una “memoria viva del antiguo pueblo de San Lorenzo Xochimanca”, cuya sombra —literal y simbólica— ha dado identidad, oxígeno, frescura y belleza a generaciones. “No es un obstáculo para el desarrollo; es el desarrollo que sí queremos”, expresaron los vecinos.

El pasado fin de semana, durante la jornada de firma del amparo popular, miles de personas acudieron en familia a manifestarse frente al árbol, entre ellas vecinas y vecinos de las colonias Tlacoquemécatl, Del Valle, Álamos, Narvarte, Portales, Acacias, Nápoles, Mixcoac y muchas más. También participaron colectivos ambientalistas, pueblos originarios y agrupaciones barriales.

Por otro lado, los vecinos han denunciado que la empresa Núcleo Urbano ha actuado con total opacidad: el mismo día de la reunión con SEDEMA, retiró maquinaria del predio sin ofrecer explicación alguna ni mostrar el proyecto completo a la comunidad. Para los activistas, ese comportamiento demuestra que el peligro no ha pasado y que la declaratoria oficial, por sí sola, no basta.

La exigencia de convertir el predio en un parque —propuesta que los vecinos llaman Parque de los Defensores de los Árboles— no sólo apunta a la protección de Laureano, sino a sentar un precedente de justicia ambiental, ante las decenas de miles de árboles talados de forma injustificada por desarrolladores inmobiliarios en las últimas dos décadas, particularmente tras el Bando II emitido por Andrés Manuel López Obrador en 2003, que incentivó la redensificación urbana sin planificación ecológica.

Convertir el predio de Laureano en parque público sería un acto de justicia y de memoria viva por los árboles que han sido derribados a lo largo y ancho de la Ciudad de México. Es también un homenaje a quienes los han defendido contra la corrupción urbana.

“El reconocimiento del árbol como patrimonio no es un logro de ninguna autoridad”, recalcaron los vecinos. “Es fruto de un movimiento autónomo, alegre y profundamente comprometido, nutrido especialmente por niñas y niños que nos enseñan a resistir con dibujos, palabras y esperanza”.

Por respeto a las más de 9,000 personas que se han sumado activamente a esta causa, los representantes del movimiento reiteraron que su pliego petitorio no está sujeto a negociación y que seguirán adelante con todas las acciones necesarias.

“Laureano no se toca. Ni una sola rama. Ni una sola raíz. Nunca”, remató el movimiento.

En tanto, la secretaría del Medio Ambiente, Julia Álvarez Icaza, dejó ver que no es cabal en su obligación de atender los problemas ambientales antes que el desarrollo capirtalista. Y habló de un “equilibrio”, a pesar de dos décadas de abusos inmobilarios:

“Nos toca velar por mantener el equilibrio entre el desarrollo económico y la protección al medio ambiente y así lo seguiremos haciendo durante todo nuestro mandato”.

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