Ciudad de México, diciembre 2, 2025 21:15
Insólito Vestigios

Cumple el Osito Bimbo 80 años: icono del sabor y la  ternura

Un ícono de la mercadotecnia, el Osito Bimbo celebra ocho décadas de su tierno nacimiento.

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Creado en 1945, este emblema es el estandarte de la panificadora más grande del mundo, presente en 91 países.

STAFF/LIBRE EN E, SUR

El 2 de diciembre de 2025 no es una fecha cualquiera en el calendario corporativo: marca el octogésimo aniversario del nacimiento del Osito Bimbo, un personaje que trasciende lo publicitario para incrustarse en el imaginario colectivo como sinónimo de calidez, suavidad y la promesa de un buen pan.

Detrás de este tierno oso con gorro, delantal y un pan bajo el brazo se esconde una de las historias de éxito empresarial más fascinantes de México, que llevó a una pequeña panificadora de Santa María Insurgentes a dominar la industria global.

La leyenda del Osito comienza con la fundación de Panificación Bimbo, S.A., en la Ciudad de México. Sus seis socios fundadores —Lorenzo Servitje, Jaime Jorba, Jaime Sendra, José T. Mata, Alfonso Velasco y Roberto Servitje— compartían una visión de calidad, frescura y servicio.

La elección del nombre, Bimbo, es una fusión de ideas: algunos apuntan a la mezcla de las palabras “Bingo” y “Bambi”, mientras que otros recuerdan que en italiano coloquial, a los niños (bambinos) se les dice “bimbo”, y en chino la fonética de la palabra para “pan” suena muy parecida.

El Osito, sin embargo, tiene un origen más singular: Jaime Jorba recibió una tarjeta navideña con un oso.

La evolución del Osito.Ilustración: especial.

El dibujo fue llevado a Anita Mata (esposa de Jaime Sendra), quien le añadió los elementos distintivos que lo harían famoso: el gorro de panadero, el delantal para denotar limpieza y, por supuesto, el pan de caja bajo el brazo, un símbolo del producto estrella. Alfonso Velasco afinó los trazos finales, buscando ese acabado de limpieza y ternura que se mantiene hasta hoy. Así, en 1945, el Osito Bimbo y la compañía nacieron simultáneamente. Sus primeros productos —Pan Blanco grande y chico, Pan Negro y Pan Tostado— marcaron el inicio de una travesía épica.

El Osito ha sido testigo y motor de la impresionante expansión de Grupo Bimbo. La primera década de la compañía se centró en la consolidación nacional, abriendo nuevas plantas y diversificando la oferta con marcas icónicas como Marinela. Un hito en su crecimiento fue en 1956, cuando inauguró la fábrica de diez mil metros cuadrados que solidificaría su presencia regional.

La verdadera epopeya global comenzó a partir de 1990 con una agresiva y estratégica internacionalización. La empresa cruzó fronteras, primero en América Latina (Guatemala, Venezuela, Chile, Argentina, Perú) y luego dio el salto a mercados maduros. Adquisiciones clave, como Mrs. Baird’s en Estados Unidos (1998) y Sara Lee en España, Portugal y Estados Unidos (2011), transformaron a Bimbo en un verdadero titán.

El último dato confirmado sitúa a Grupo Bimbo con operaciones en 91 países de América, Europa, Asia y África. Con más de 200 plantas de producción y cerca de 153 mil colaboradores, la empresa ha reescrito la historia de la panificación, consolidándose, sin lugar a dudas, como la compañía panificadora más grande del mundo. Su éxito radica en su modelo de distribución directa que le permite llegar hasta el último rincón, una ventaja competitiva forjada desde sus humildes inicios.

A lo largo de sus ocho décadas, el Osito Bimbo ha experimentado transformaciones gráficas para mantenerse vigente y saludable. En 1957 se le añadió color y se redondearon sus facciones para aumentar su ternura. Años más tarde, se simplificaron sus trazos y se le dotó de un diseño más esbelto y contemporáneo, alineado con las campañas de nutrición y salud. Su capacidad para evolucionar, pasando de una ilustración bidimensional a un personaje con volumen y pestañas, es un testimonio de la visión de la marca.

Hoy, aunque las nuevas normativas de etiquetado en países como México han limitado su aparición directa en los empaques dirigidos a niños, el Osito se niega a desaparecer.

Sigue siendo la imagen oficial de la compañía, un actor recurrente en las plataformas digitales, comerciales y promociones. Su presencia es un recordatorio constante de los valores de calidad, confianza y cariño que le dieron vida.

El 80 aniversario del Osito Bimbo no es solo un festejo publicitario; es la conmemoración de un legado empresarial que ha demostrado que los valores humanos, la visión estratégica y un ícono de la ternura pueden hornear un imperio que alimenta a millones de personas en todo el planeta. El Osito, a sus 80 años, sigue siendo “el panadero con el pan” que promete llegar a la mesa con el cariño de siempre.

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