Ciudad de México, abril 14, 2025 23:02
Dar la Vuelta Opinión Patricia Vega

DAR LA VUELTA / La nunca reconocida emergencia sanitaria en BJ

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.

Ante la falta de transparencia sobre el agua contaminada en BJ, vecinos en Del Valle Sur impulsarán un proyecto que permita aplicar el presupuesto participativo en la adquisición de filtros purificadores de agua para las casas.

POR PATRICIA VEGA

El frecuente olvido de las bondades del agua limpia y pura –damos por hecho su sempiterna existencia al abrir la llave o comprarla embotellada—me orillan a empezar de la siguiente manera: desde tiempos inmemoriales el agua (H2O) químicamente pura, apropiada para su consumo es considerada como un elemento indispensable para la vida; mientras que el agua contaminada es símbolo de enfermedad y muerte.

Los avances civilizatorios contemporáneas han acordado que su libre consumo es un derecho humano que debería estar disponible para todas las personas, beneficio que se debería extenderse también a todos los seres vivos que habitamos este planeta.

Ante su escasez –natural o provocada– en muchos lugares, el agua pura y limpia se ha convertido en una especie de objeto de lujo cuyo valor apreciamos y echamos en falta cuando ese líquido vital no está a nuestro alcance, más en épocas de calor como la que nos atosiga en estos días.

Justo hace un año vivimos una crisis inédita –al menos para mí– en diversas zonas de la Alcaldía Benito Juárez: el agua que salía de nuestras tomas domiciliarias tenía un fuerte olor a combustible –gasolina, tal vez–, sabía muy mal y tenía una consistencia aceitosa. La preocupación entre los vecinos y quejas contantes y en aumento ante las autoridades correspondientes –locales y federales—no se hizo esperar. El descontento se extendió como pólvora, bajo el acicate de los diversos síntomas y efectos negativos que presentaban los vecinos. Sin embargo, por increíble que parezca, la primera reacción de los funcionarios involucrados fue negar la contaminación.

Para quien desee recordar con puntualidad los hechos, en este portal digital, se puede leer el texto “Un año del agua envenenada: vecinos bloquean Insurgentes; exigen veracidad” preparado por el staff de Libre en el Sur y que contiene una muy buena cronología y recuento de los hechos, por lo que no me voy a extender en ese punto.

Escribo estas líneas desde tres facetas distintas: como periodista interesada en un periodismo local o de cercanía; como ciudadana afectada que vive en la Alcaldía Benito Juárez y como integrante de la COPACO del Valle V a través de la que se propone distintos proyectos en los que invertir el presupuesto participativo al que los vecinos de cada unidad territorial de la CDMX tienen derecho. El punto de convergencia de estas tres perspectivas es el agua contaminada.

A 12 meses de los hechos denunciados no hemos recibido respuestas satisfactorias de las autoridades competentes: no se ha determinado cuál es el origen y tipo de contaminante que se mezcló con el agua supuestamente potable y, sobre todo, no se ha dado a conocer un plan de remediación para resolver esta emergencia sanitaria –nunca declarada oficialmente, como lo exigíamos y seguimos exigiendo los vecinos afectados—de una manera definitiva. Desafortunadamente el problema se politizó y el entonces jefe de gobierno interino de la CDMX, Martí Batres, determinó reservar toda la información al respecto por tratarse de un asunto de seguridad nacional.

Como COPACOs hemos encaminado muchos de nuestros esfuerzos a propiciar el mejor uso y equipamiento de una modesta Casa de Cultura –el Centro Cultural del Valle Sur, ubicado en la Cerrada de Av. Coyoacán esquina con la calle Roberto Gayol—. No obstante, ante la falta de respuesta ante una situación prioritaria que involucra la salud y bienestar físico de los habitantes de la Unidad Territorial Del Valle V, hemos decidido posponer nuestro sueño de remozar el Centro Cultural que da servicio a los vecinos, para impulsar, en su lugar, un proyecto que permita aplicar el presupuesto participativo en la adquisición de filtros purificadores de agua que serían instalados en las tomas domiciliarias de cada casa o edificio ubicado de la zona. No debería de ser así, pero las circunstancias nos obligan.

No ha sido una decisión fácil. Hemos analizado la situación y reflexionado mucho al respecto, porque tenemos la convicción de que las actividades culturales y recreativas son indispensables para el buen funcionamiento de una vida comunitaria saludable en términos de equilibrio y satisfacción emocional. Sin embargo, en lugar de quedarnos con los brazos cruzados en la típica actitud derrotista del “ya nos fallaron, ya ni modo”, nos hemos propuesto hacer sinergia con el colectivo Guardianes del Agua para emprender las acciones que estén al alcance de nuestras manos.

El problema del agua contaminada en la Alcaldía Benito Juárez se fue paulatinamente apagando en los medios de comunicación, sin que ello signifique que ese tema ya está resuelto. Como periodista, ciudadana e integrante de la COPACO del Valle V, seguiré insistiendo en ello siempre que sea necesario.

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