Ciudad de México, agosto 31, 2025 22:16
Ana Cecilia Terrazas Dar la Vuelta Opinión

DAR LA VUELTA / Rueda de la fortuna en Aztlán

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.

“Una rueda de la fortuna es metáfora, es viaje, es travesía circular. Se está en lo alto como en lo bajo y su velocidad crucero prácticamente es imperceptible”.

POR ANA CECILIA TERRAZAS

La rueda de la fortuna, como juego de atracción de feria, apareció a finales de siglo XIX en Chicago, como competencia constructiva, expositorial, de la Torre Eiffel. Entre las ruedas de la fortuna, gigantes, más conocidas actualmente, están las de Londres, Dubai, Las Vegas, Singapur, Osaka, Orlando, Chongqing (China), Hong Kong, Taiwán y recientemente se une a esta lista la de la Ciudad de México, ubicad en el Parque Urbano Aztlán, así llamada la nueva feria de Chapultepec.

La rueda de la fortuna mexicana sirve, como todas, como monumento referencia y señal. Por las noches se ilumina y se puede ver desde muy lejos y su cambio de colores da una apariencia caleidoscopal bastante atractiva.

Esta rueda de la fortuna mide 85 metros de altura, cuenta con 40 cabinas y 218 mil luces de colores tarda su recorrido o vuelta 20 minutos y en cada cabina caben unas 6 personas adultas. El precio por persona es de 120 pesos y el paseo, la auténtica vuelta, vale muchísimo la pena.

Una rueda de la fortuna es metáfora, es viaje, es travesía circular. Se está en lo alto como en lo bajo y su velocidad crucero prácticamente es imperceptible. El breve laberinto previo para subir, en donde se hace la cola, sirve como un recorrido histórico y guía clave de la Ciudad de México. El avistamiento de la Ciudad de México, una de las metrópolis más densamente pobladas y gigantes del mundo, desde esta rueda de la fortuna es interesante y desde ahí se valora a la perfección el tráfico, la contaminación, la vastedad y la hermosura de la segunda sección del bosque de Chapultepec.

Una rueda de la fortuna sirve para dar una vuelta aérea, para ver desde lo alto una ciudad o también como breve estancia para retar a toda persona con vértigo de altura. Su suave manera de despegarnos del piso durante unos minutos en contra de la gravedad es lo que más divierte a juventudes y a infancias, a personas adultas mayores que desean tener otra óptica de las cosas. Las ruedas de la fortuna de las ferias ambulantes, las de hace décadas, tenían como cualidad que sus canastillas se balanceaban asustando un poco a los tripulantes. Hoy, esta rueda de la fortuna tiene y hace sentir a quienes la abordan una gran estabilidad.

Entre los atractivos que ofrece la feria es que cada cabina puede tener vía bluetooth la música que cada tripulante desee. Bajar y subir a la rueda andando, pero siempre regresar, es frase que simboliza también en la filosofía grecorromana a la diosa de ese nombre que encarnaba el destino y la suerte. Y la definición contemporánea de fortuna, sin embargo, se aproxima más, críticamente hablando, a la mirada acontecimental. No representa una escalada en lo que ocurre, sino que es un cambio de lectura de lo que pasa desde donde se esté mirando y por parte de quién mire. Son muy sutiles las diversas vistas que se tienen desde cada lugar y ámbito del circuito transitado en la rueda de la fortuna, cada una tiene su encanto y cada quien lo aprovecha como puede, como logra verlo.

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