Ciudad de México, octubre 13, 2025 15:22
Ciudad de México Movilidad Reporte especial

Desborda a la metrópoli récord histórico de lluvias en 2025

Vulnerabilidad hídrica: colonias enteras inundadas por aguas negras, con alto riesgo sanitario.

Colapso de movilidad: Metro, autobuses, avenidas y aeropuertos paralizados por inundaciones récord por las intensas lluvias; pasan años sin que se solucione el problema y no se descarta una catástrofe general.

STAFF/LIBRE EN EL SUR

La temporada de lluvias de 2025 que al parecer está por terminar se ha consolidado como un periodo sin precedentes en la Ciudad de México, al superar de manera contundente los registros de precipitación de las últimas cinco décadas y exponer la fragilidad de su infraestructura urbana.

El análisis de datos proporcionado por el Gobierno capitalino y centros de investigación como el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, confirmó que el volumen de agua rebasó los promedios históricos en cada mes crítico, forzando a la metrópoli a operar bajo un constante estado de emergencia.

Solo en el mes de junio, se acumularon cerca de 337 millones de metros cúbicos de agua, una cifra que duplicó el promedio para dicho mes y lo catalogó como el más lluvioso en 57 años. Esta intensidad no fue un evento aislado, sino una tendencia sostenida; el 10 de agosto, el pluviómetro del Zócalo registró 84.5 milímetros de precipitación en un solo día, pulverizando un récord que databa de 1952. Las precipitaciones acumuladas entre enero y agosto excedieron la media de largo plazo en un 33 por ciento, confirmando un cambio significativo en el patrón climático de la Cuenca de México.

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El impacto más severo de esta precipitación anómala recayó sobre la población residente en las alcaldías con mayor vulnerabilidad hídrica, zonas construidas históricamente sobre antiguos lechos lacustres. La red de drenaje, gran parte de ella con una antigüedad considerable que en algunos tramos excede el siglo y sobresaturada ante el volumen récord, colapsó de manera recurrente, magnificando los daños.

La problemática de las inundaciones se repite año tras año, desde hace décadas, evidenciando una falla crónica en la inversión y modernización de la infraestructura hidráulica mayor necesaria para el desfogue de una urbe de esta magnitud. Este desbordamiento, exacerbado por la obstrucción de coladeras debido a la acumulación descontrolada de residuos sólidos urbanos, provocó la anegación de colonias enteras, principalmente en las alcaldías de Iztapalapa, Tláhuac, Venustarco Carranza y Gustavo A. Madero.

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En estas demarcaciones, la saturación del sistema no solo generó inundaciones pluviales, sino el retorno de aguas negras a los domicilios, incrementando el riesgo sanitario por la exposición a patógenos y causando la pérdida total de bienes y enseres materiales a miles de familias. Los reportes de afectación fueron constantes en colonias como la Unidad Habitacional Vicente Guerrero, la Central de Abasto en Iztapalapa y los barrios de Chalco y Tláhuac, donde el agua alcanzó niveles críticos en las calles y al interior de las viviendas. La gestión de la crisis evidenció la insuficiencia de la infraestructura ante los nuevos picos de pluviosidad.

La sobresaturación de los suelos y la presión hídrica contribuyeron a una ola de incidentes estructurales que afectaron la infraestructura urbana. Se registraron numerosos reportes de árboles caídos, contabilizándose 21 solo en un pico de tormenta en agosto, que dañaron la vía pública y vehículos en colonias de Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo y el sur de la ciudad. Además, la presión del agua afectó instalaciones críticas del sector salud; hospitales como el Rubén Leñero y el de Villa de Aragón reportaron filtraciones y encharcamientos en sus áreas operativas, comprometiendo sus servicios esenciales. La situación se complicó por deslaves menores reportados en zonas de barrancas de Cuajimalpa y Álvaro Obregón, debido a la inestabilidad del terreno saturado.

En el ámbito de la movilidad, las lluvias desencadenaron la paralización del flujo vehicular y del transporte público en toda la metrópoli, obligando a millones de capitalinos a enfrentar un caos recurrente. El tráfico colapsó de forma generalizada debido a los encharcamientos profundos en avenidas primarias.

Los puntos de mayor estrangulamiento vial incluyeron el Viaducto Río de la Piedad, con cierres a la altura de Troncoso y Churubusco; la Calzada Ignacio Zaragoza, que detuvo el flujo hacia el Estado de México; la Calzada Ermita Iztapalapa, y el Circuito Interior en su tramo colindante con el aeropuerto. El reporte de encharcamientos simultáneos superó la media histórica en múltiples jornadas.

El Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro experimentó una crisis recurrente que afectó directamente su operatividad. La Línea A, vital para la zona oriente, sufrió suspensiones o servicios parciales casi semanales debido a las inundaciones en las vías, interrumpiendo el servicio entre estaciones clave como Peñón Viejo y La Paz. Otras líneas, incluyendo la 3, 8, 12 y B, se vieron forzadas a implementar la “marcha de seguridad”, lo que redujo drásticamente la velocidad de los trenes y generó aglomeraciones masivas que extendieron los tiempos de traslado de forma significativa.

El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) también reportó múltiples interrupciones en sus operaciones y desvíos de vuelos debido a la anegación de pistas y áreas de rodaje causadas por la saturación de los sistemas de drenaje perimetrales, afectando a miles de pasajeros y la logística aérea.

La magnitud y frecuencia de los eventos de 2025, sumados a la recurrencia histórica de estos problemas, dejaron en evidencia la obsolescencia y la falta de capacidad de la infraestructura de drenaje de la CDMX, subrayando la urgencia de una inversión masiva y un cambio de paradigma en la planeación urbana para evitar el colapso sistemático en años venideros.

La Jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, se refirió al problema de las inundaciones en la capital durante su Primer Informe de Gobierno, rendido este domingo 12 de octubre de 2025. La mandataria reconoció que el factor climatológico representa un reto crucial y que es necesario seguir trabajando en el tema hídrico para evitar que se repitan los estragos de la temporada de lluvias récord.

Las alusiones se concentraron en las acciones de su administración dentro del eje de Drenaje y Saneamiento. Brugada detalló una inversión de mil 500 millones de pesos destinada a la adquisición de maquinaria y equipo estratégico para el sistema de drenaje. Como parte de esta renovación operativa, se informó la compra de 40 hidroneumáticos con el fin de aumentar la capacidad de respuesta inmediata ante anegaciones.

La Jefa de Gobierno destacó la gestión de las emergencias a través del programa Tlaloque, afirmando que ha logrado atender el 95% de las afectaciones por inundación reportadas en menos de 24 horas.

En cuanto a medidas estructurales a largo plazo, Brugada anunció la puesta en marcha de planes hídricos integrales enfocados en la recuperación de la ciudad lacustre. Adicionalmente, se proyectó una inversión de 500 millones de pesos para aumentar la capacidad de la planta de tratamiento del Cerro de la Estrella, con el objetivo de mejorar el saneamiento y la gestión de caudales en la zona oriente. Finalmente, en referencia a la crisis de movilidad, se mencionó la prioridad de dar mantenimiento a la Línea A del Metro, una de las infraestructuras de transporte más afectadas por las inundaciones.

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