Discípulos recuerdan al gran artista plástico Gilberto Aceves Navarro, que murió este domingo; vivió en BJ
FRANCISCO ORTIZ PARDO
Gilberto Aceves, fallecido este domingo a la edad de 88 años, fue un gran pintor, grabador, escultor y, sobre todo un gran maestro mexicano, estimó Alejandra Fraustro, secretaria de Cultura.
La funcionaria se refirió a la generosidad de quien hasta hace pocos años vivió en la calle de Holbein, en la colonia Ciudad de los Deportes de la demarcación juarense, donde lo conocieron decenas de artistas plásticos que se convirtieron en sus discípulos. “Supo entregarse a la forma y al color, al trazo y a la enseñanza del arte”, resaltó la funcionaria a través de su cuenta en Twitter.
“Descanse en paz un grande de la plástica mexicana contemporánea”, asentó.
La artista plástica María Camacho recuerda que su casa de Holbein era “maravillosa” y “estaba llena de las pinturas suyas que más atesoraba”. Cuenta que ahí vivió con Raquel, su esposa.
“Me gustaba tomarle fotografías mientras pintaba en su estudio, a veces me quedaba cuando caía la noche para acompañarlo mientras él trabajaba, porque el cuadro así se lo exigía”, evoca María.
“Trazaba, dialogaba con los personajes que emergían de su mundo y de su pincel, y luego se alejaba del cuadro para leerlo, para verlo. Me volteaba a ver y decía: “No, ya está poniéndose muy putito, vamos a darle una trompada’; y con gran fuerza deslizaba el pincel en la tela, ejerciendo el dominio plástico del que era dueño. Mi admiración hacia él siempre ha sido enorme por múltiples razones casi una devoción”.
En entrevista, cuenta que “el maestro dejaba un signo, una huella en cada persona que le conoció, un hombre intelectual cuya bandera siempre fue la verdad. No era participe de convencionalismos, entonces desde ahí sus comentarios ya te confrontaban”.
La artista lo recuerda como “un gran ser humano, muy generoso con todos y en especial las personas tenían alguna carencia, del tipo que fuera, por ejemplo cuando era maestro en la UNAM apoyó económicamente a gente cercana que trabajaba ahí, era un hombre mágico, un maestro, tenía la capacidad de despertar almas, vidas, con sus clases te hacía comprender la realidad de la existencia, y era generoso también porque era conocedor de que el arte transformaba a las personas y el compartía sus conocimientos con sus alumnos.
“Los que tuvimos la fortuna de estar cerca nos permitió ser ayudantes en los procesos de series pictóricas, cuando realizó la serie Niños del mundo tuve la fortuna de que incluyera en su exposición en el Museo de Tlalpan en 2003 parte de las fotografías digitales de los montajes y pequeñas instalaciones que realicé. Tengo muchas memorias y tanto qué agradecerle”.
En Twitter, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura y la Secretaría de Cultura enviaron condolencias a los familiares del artista. Más tarde se anunció que este lunes se rendirá un homenaje al artista en el Palacio de Bellas Artes.
“Yo conocí su taller en la calle de Monterrey, en la colonia Roma. Él nos enseñó viendo y sintiendo, usando el hemisferio derecho del cerebro”, recuerda el pintor Martín Olivera, uno de sus alumnos.
“Era un maestro con una gran energía y no hacía concesiones de ningún tipo” añadió. “Una personalidad muy fuerte y a la vez muy sensible y siempre compartió todos sus conocimientos, nunca se guardó nada. Formó a varias generaciones de pintores”.
Olivera comenta que también enseñó a sus alumnos a “a expresarnos desde muy adentro, sacando toda la fuerza y expresión de manera gestual en el trazo. Uno de sus grandes discípulos es el pintor Gabriel Macotela”.
Nacido en la Ciudad de México en 1931, Gilberto Aceves navarro estudió en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda” del INBA en 1950, bajo la dirección de Enrique Assad, Ignacio Aguirre y Carlos Orozco Romero.
Destacó su trabajo en 1952 como asistente de David Alfaro Siqueiros en los murales del edificio de Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
(Con información de Notimex)