Ciudad de México, diciembre 7, 2024 23:24
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El delegado Jorge Romero no puede

A cuatro meses de haber asumido entre impugnaciones la administración de Benito Juárez, el único delegado panista de la capital da palos de ciego mientras se agudizan problemas torales de la demarcación como el ambulantaje desbordado, la proliferación de obras irregulares y el deterioro de la calidad de vida de los juarenses. El siguiente es el reportaje principal de la edición impresa de Libre en el Sur correspondiente al mes de febrero que empezó a circular esta semana, escrito por el director de esta publicación.

Francisco Ortiz Pinchetti / Especial

Como arena entre los dedos, dirían los clásicos, se le han escurrido al jefe delegacional panista en Benito Juárez, Jorge Romero Herrera, los primeros ciento veinte días de su administración. Entre desaciertos, juegos de artificio y simulaciones, el multi impugnado funcionario no atina a dar respuesta cabal a las demandas torales de los vecinos juarenses en temas como el ambulantaje desbordado, la proliferación de construcciones irregulares, la apropiación de vialidades, la deficiencia en los servicios públicos, la tala inmisericorde de árboles. Y ahogado por la impotencia, en vez de dar cumplimiento a sus promesas de campaña, recurre a fallidos golpes mediáticos y a actitudes autoritarias contra quienes cuestionan su ineficacia.

Romero Herrera llegó a la jefatura delegacional juarense luego de sortear una serie sin precedentes de impugnaciones promovidas por sus propios compañeros de partido. La mayoría de esos procedimientos, presentados ante el propio CEN del PAN y ante las autoridades y tribunales electorales local y federal, tuvieron su origen en la manipulación del padrón interno del PAN mediante la afiliación masiva y corporativa llevada a cabo por el clan de Los Ocean, por él encabezado, como lo documentó Libre en el Sur en un reportaje que incluyó la confesión de un subordinado suyo, Antonio Morales Zepeda, miembro activo de Acción Nacional (registro MOZM850511HDFRPG) quien detalló los mecanismos ilegales para engrosar el número de militantes que fueron luego usados como incondicionales para apoderarse de la candidatura. Su elección constitucional fue también impugnada por la candidata de la izquierda a la jefatura delegacional, Leticia Varela, dada la exigua ventaja de apenas 700 votos obtenida por el panista, menos del uno por ciento de la votación total, lo que legalmente obligaba a un recuento voto por voto. La impugnación fue sin embargo desechada de plano por el Instituto y el Tribunal electorales del DF con el argumento de que fue presentada fuera de tiempo… Se descubrió también, y se documentó, que Romero Herrera se hizo pasar por “licenciado” sin serlo, lo que acabó por confesar, y que como tal firmó documentos oficiales como funcionario de la pasada administración juarense encabezada por Mario Palacios Acosta, lo que fue materia de una denuncia penal presentada por vecinos de la demarcación y que aún no se resuelve.

Las “acciones” de gobierno del delegado se han reducido a meros distractores, como una pista de hielo, un festival navideño o un paseo ciclista, mientras que en materia de construcciones irregulares, que prometió “no tolerar”, ha sido absolutamente omiso. Una obra fue clausurada en la colonia Merced Gómez, pero fue en cumplimiento de una orden judicial de clausura y demolición… ejecutada tres meses después, cuando el edificio ilegal estaba ya habitado. Nada ha hecho ni siquiera en casos emblemáticos de la corrupción inmobiliaria, como el de Millet 39, en la colonia Extremadura Insurgentes, a pesar de haberse comprometido desde octubre pasado a demolerla ante el Consejo Ciudadano de Benito Juárez. Héctor Rojas, coordinador interno del Comité Vecinal de Extremadura Insurgentes se lo recordó el pasado 19 de enero por Twitter: “En reunión con coordinadores vecinales d BenitoJuárez prometió combatir #Millet39 ¿por qué no lo cumple @jorgerohe? A lo que Romero Herrera respondió: “Cumpliré y mejor de lo que se imaginan. Paciencia porfa. Saludos.” (sic). Pasaron ya otros 15 días.

Hoy se multiplican las denuncias sobre obras irregulares en San José Insurgentes –donde los vecinos han documentado 13 casos– Portales, Nápoles, Del Valle, Narvarte. sin que haya habido una sola clausura o la revocación de la manifestación de construcción a lo que la ley le faculta. Hace unos días, se colocaron por fin sellos de “suspensión de actividades” en la construcción de San Francisco 1529, en Tlacoquemécatl Del Valle, cuatro meses después de que fue denunciada como una obra irregular al manifestar una edificación de seis niveles –como lo corroboró la propia DBJ en una respuesta oficial a un requerimiento de información, mediante oficio DGDD/DPE/CMA/UDT/7030/2012–, donde legalmente sólo se pueden levantar un máximo de cuatro. Los constructores fueron además penalmente demandados por los directivos de Libre en el Sur, luego de ser amenazados por tomar fotografías por el encargado de la obra, que además intentó atropellarlos con su vehículo, hechos ante los cuales Romero Herrera no ha hecho pronunciamiento alguno.

En materia de construcciones irregulares Romero Herrera envió desde le primer día una preocupante señal: ratificó como director general Jurídico a Luis Vizcaíno Carmona , el funcionario más cuestionado y denunciado del gobierno anterior, que tiene en la Comisión de Derechos Humanos del DF 298 quejas en su contra, según reconoció la propia DBJ (oficio DGJG/DJ/SJ/UDRJRSC/277). Ante la inacción del delegado en este tema, la reacción de los vecinos juarenses ha sido elocuente. El 25 de noviembre pasado se anunció la formación de un Frente de Afectados por Inmobiliarias en BJ, como un mecanismo de autodefensa. Y el 18 de enero, el Consejo Ciudadano Delegacional acordó con la diputada juarense Dinorah Pizano la promoción ante la Asamblea Legislativa del DF, para este mismo año, de un nuevo Programa de Desarrollo Delegacional de BJ, con el objeto de frenar la especulación inmobiliaria y las construcciones irregulares, que no paran.

La proliferación descontrolada de vendedores ambulantes en la DBJ es un hecho cotidianamente constatable por cualquier transeúnte. Los informales se multiplican, por cientos, en las inmediaciones de l estación Mixcoac del Metro, en todas las bocacalles de Insurgentes Sur, desde Miguel Laurent hasta Viaducto; en las aceras frontales del WTC, en las calles de la colonia Portales cercanas a la calzada de Tlalpan y al mercado; en las afueras mismas del Hospital 20 de Noviembre, donde 36 puestos ahogan incluso los accesos de emergencia del nosocomio, en los alrededores de la clínica 28 del IMSS en Gabriel Mancera y San Borja, colonia Del Valle, y de manera ominosa en torno a la estación Zapata del Metro, donde Libre en el Sur contabilizó 133 puestos de ambulantes, en los que se expenden inclusive artículos “pirata” y hay hasta un “cibercafé”. Ante esa realidad, Romero Herrera ha optado por la simulación, luego de que en noviembre anunciara un pomposo Programa Integral de Reubicación y Reordenamiento del Comercio en Vía Pública y de prometer la reubicación de 3,287 vendedores que cuentan con permisos y el retiro definitivo de otros seis mil que carecen de autorización. Hasta ahora, todo ha quedado en el retiro de 13 puestos semifijos de la calle Oso, en Actipan, –a sólo una cuadra de la calle San Francisco, donde más de 20 puestos “intocables” continúan funcionando entre el Eje 7 Sur Félix Cuevas y la calle Parroquia–, otros 17 en la cuchilla de Santander, en Insurgentes Mixcoac –mientras nuevos puestos se instalan en las bocacalles de las calles Empresa, Carracci y otras de Extremadura Insurgentes–, y una veintena de puestos semifijos a las afueras de los accesos del Metro Zapata, lo que resultó ser un burdo montaje mediático: en lugar de impedir desde primera hora que esos ambulantes se instalaran ahí, como lo hacían cada mañana, se les dejó ponerse para luego, ya con los medios convocados, emprender un aparatoso desmantelamiento de los puestos en el que participaron más de un centenar de empleados de la DBJ.

Como ese, todos los casos han sido publicitados como “acciones contundentes” contra el ambulantaje por el propio delegado, que en noviembre pasado aseguró en entrevistas haber retirado ya a “más de cuatrocientos” ambulantes y dos meses después duplica esa cifra, sin ningún sustento, a “más de ochocientos”, lo que fue desmentido ¡por su propia dirección general de Desarrollo Delegacional!: la DBJ no tiene registro alguno sobre esos supuestos retiros, según se reconoce en el oficio GDD/DPE/CME/UDT/381/2013. No ha sido la única vez, por cierto, que sus afirmaciones son desmentidas. El 26 de octubre, por ejemplo, presumió a través de su cuenta de Twitter el retiro de un puesto en la esquina de Tokio y Eje 7 Sur, en Portales. Esa misma noche, el locutor de MVS Pepe Rachid, vecino de la DBJ, denunció –con la foto respectiva– que el puesto estaba siendo reinstalado ¡por personal de la misma DBJ!… Y el 30 de noviembre, otro caso, horas después de que el “licenciado” propaló el retiro de vendedores en la estación Zapata del Metro, el vecino con cuenta eyKOmail divulgó las fotos que demostraban que los ambulantes estaban de regreso, tan campantes.

El delegado –que a menudo se deslinda de la administración anterior, como si él no hubiera sido corresponsables de la misma en su calidad de coordinador del Gabinete y en realidad “el poder tras el trono” del también panista Mario Palacios, su antecesor, al que de hecho puso en el cargo– quiso apropiarse del crédito respecto a la reposición de banquetas en varias colonias. “Hemos reparado en un mes más banquetas que en los últimos tres años”, presumió. Luego resultó que en realidad estaba obligado a hacerlo, por ley, porque la reposición de aceras era financiada con los presupuestos participativos decididos por los respectivos comités vecinales. Y acabó por querer deslindarse del tema cuando menudearon las quejas por la pésima calidad de las banquetas, como ocurrió en la colonia Del Valle, que según un dictamen de la Cámara del Cemento y el Concreto no cumplen con las especificaciones mínimas… “Son una porquería”, aceptó el propio Romero Herrera ante integrantes del Consejo Ciudadano de BJ.

En esa reunión con los representantes vecinales, efectuada el pasado 28 de enero en el Holiday Inn de calzada de Tlalpan –donde se sirvió por cierto una espléndida cena, rociada con vino tinto– el panista rindió su informe trimestral de trabajo. Presentó con un video el recuento de acciones administrativas y de atención a usuarios en los servicios regulares de la Delegación, pero no pudo, porque no lo tiene, presentar un solo proyecto concreto que haya puesto en marcha durante los primeros cuatro meses de su gestión, ni siquiera pudo anunciar alguna obra pública de importancia, a pesar de que presumió haber conseguido para 2013 “un presupuesto histórico” para la DBJ. Fue patética su comparecencia posterior, cuando supuestamente respondió a los cuestionamientos vecinales, varios de ellos muy severos. Con todos estuvo “absolutamente de acuerdo”, todo lo compartió “cien por ciento”, con todos tuvo “plena coincidencia”; pero a ninguno respondió concretamente. Una y otra vez escapó con generalidades y promesas, como en los casos del ambulantaje, la inseguridad, el abandono de los parques públicos y las construcciones irregulares, que dijo, reiteró y juró se acabarán en Benito Juárez. Eso sí, empleó a su peculiar estilo y su voz engolada expresiones y frases contundentes como “absolutamente”, “jamás”, “como nunca antes”, “iremos a tope”, “no habrá tolerancia”, “a totalidad” , “tajantemente”, “a fondo” , “sin miramientos” o “rotundamente”… mientras agotaba lastimosa y tristemente la primera décima parte de su mandato.

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