Es ya Pasión de Iztapalapa Patrimonio Mundial
La UNESCO inscribió hoy la Representación de la Pasión de Cristo de Iztapalapa en su lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, reconociendo la fe y resiliencia comunitaria.
El nombramiento se dio en la reunión de Nueva Delhi, consolidando a México como el líder continental en Patrimonio Inmaterial, gracias a una tradición que se remonta a 1833 y que moviliza a millones.
STAFF/LIBRE EN EL SUR
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) confirmó este miércoles la inscripción de la Representación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo de Iztapalapa en su Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
El anuncio, realizado en el marco de la vigésima reunión del Comité Intergubernamental celebrada en Nueva Delhi, pone fin a un largo proceso de postulación y otorga un estatus global al mayor viacrucis de México.
La noticia fue celebrada por las autoridades mexicanas y, particularmente, por los habitantes de la Alcaldía Iztapalapa en la Ciudad de México, quienes han sido los guardianes de esta tradición por casi dos siglos.
Edaly Quiroz, subdirectora de Patrimonio Inmaterial de México, destacó durante la sesión de la UNESCO que se trata de “una manifestación que trasciende lo religioso. Es un acto de unidad, fe, resiliencia, que convoca a millones de personas en un ejercicio colectivo de memoria, identidad y participación”.
El valor fundamental de la Pasión de Iztapalapa para la UNESCO radica en su complejidad social y la continuidad de la memoria. La tradición se remonta a 1833, año en que una severa epidemia de cólera azotó el entonces pueblo. Los habitantes de los ocho barrios originarios (San Lucas, San Matías, San Pedro, San Pablo, San José, La Asunción, Santa Bárbara y San Miguel) prometieron realizar anualmente la escenificación del Viacrucis si la plaga terminaba. La promesa, cumplida ininterrumpidamente desde entonces, se ha convertido en el eje de la identidad local.
La inscripción en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) de la UNESCO no protege un edificio, sino la práctica y el conocimiento que la hacen posible. Esto incluye la minuciosa organización vecinal, el casting de los actores (que deben ser originarios de los barrios), el diseño y confección de los vestuarios, y la transformación de la geografía urbana y del Cerro de la Estrella en escenarios bíblicos. Cada año, la representación moviliza a miles de participantes y atrae a más de dos millones de espectadores, siendo uno de los eventos masivos más concurridos de la capital.
El nombramiento de la Pasión de Iztapalapa se suma a otros elementos mexicanos ya inscritos en la lista de PCI, consolidando al país como una potencia en la salvaguardia de tradiciones vivas. México cuenta ahora con un acervo que incluye las Fiestas Indígenas dedicadas a los Muertos, la Cocina Tradicional Mexicana (reconocida en su sistema cultural), el Mariachi, la Pirekua (canto purépecha) y la Charrería.
El nuevo estatus internacional de la Pasión implica una mayor responsabilidad para el gobierno de la Ciudad de México y la Alcaldía Iztapalapa. Expertos en patrimonio señalan que el principal reto no será turístico, sino de salvaguardia social. La protección debe enfocarse en blindar a los habitantes de los ocho barrios originarios contra los riesgos de la especulación inmobiliaria y la gentrificación, fenómenos que podrían minar la cohesión comunitaria que es el soporte fundamental de la representación. Garantizar el derecho de los vecinos a permanecer en sus barrios es la clave para que esta tradición, ahora mundial, pueda seguir transmitiéndose de generación en generación. La Pasión de Iztapalapa, con su nueva distinción, se convierte en un símbolo de la resiliencia cultural de la capital frente a los desafíos de la modernidad y el crecimiento urbano.

















