Ciudad de México, noviembre 21, 2024 14:37
Arkemetría Social Opinión

La participación de los jóvenes en la agenda pública nacional

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.

OSMAR ALEJANDRO FARÍAS GARDUÑO

México es un país con más de 120 millones de habitantes, distribuidos en 1.96 millones de km^2. El abanico de temas, de realidades y agendas políticas es ampliamente diverso por los problemas públicos que lo componen, es decir, aquellos que afectan a un grupo, que suelen ser multicausales y que su solución requiere de la participación de actores de distintos sectores. Entre este mar de asuntos, ¿cómo lograr que una problemática que afecta a una comunidad, pueda formar parte de la agenda pública para que la acción gubernamental facilite su solución?

Puede ser a través un plan de acción que involucre el acercamiento con autoridades, la discusión en comunidad sobre la problemática, el asesoramiento con especialistas, o una estrategia con metas claras; en muchos casos, la atención al problema requiere de recursos económicos. Sin embargo, no todos los grupos de la población cuentan con este tipo de herramientas, ¿cómo saber a quién acudir o con qué tipo de elementos contamos para encontrar una solución?

Para responder esa pregunta, es pertinente colocar sobre la mesa que una problemática social, usualmente es atendida a través de políticas públicas. Éstas se definen como el conjunto de decisiones y acciones que emprende el gobierno para solucionar uno o varios problemas prioritarios identificados por una comunidad. La política pública, en su sentido teórico, atiende determinada situación a partir de tres etapas principales (en orden no necesariamente secuencial): a) formulación, b) implementación, y c) monitoreo y evaluación.

 

Foto: Graciela López / Cuartoscuro

 

Naturalmente, cada etapa debe contar con una metodología y requiere de una inversión de esfuerzo y tiempo para su implementación. Ahora bien, sabemos que no toda la población puede involucrarse en los problemas públicos, ya sea por falta de interés, de tiempo o de capacidades. Ante esta situación, ¿hay algún grupo que tenga mayores posibilidades de incidir en la agenda pública?

Cabe recordar que los jóvenes (aquel grupo etario de entre 15 y 29 años) representan al grupo más numeroso de la población actualmente. De acuerdo con el INEGI, la mediana de la población en México es de 27 años. En términos democráticos, somos un grupo capaz de determinar el rumbo de una elección; el potencial transformador que tenemos es considerablemente alto. En los jóvenes, suele comentarse, las ideas de cambio, la innovación, o el ímpetu de transformación es mayor que en otras etapas de la vida.

En los últimos años, a nivel institucional y desde la sociedad civil, hemos visto un impulso considerable a la participación ciudadana en los asuntos públicos. En ese sentido, vale la pena reconocer el esfuerzo que el Instituto Nacional Electoral ha realizado para incentivar a las y los jóvenes en la materia. En este 2019, con el apoyo de Alternativas y Capacidades, A. C., se lanzó una convocatoria para que jóvenes de distintas partes del país, obtengan las herramientas necesarias para implementar proyectos de incidencia en políticas públicas.

La propuesta de Arkemetría Social fue seleccionada, y la iniciativa que proponemos busca incentivar la participación ciudadana en las políticas anticorrupción en el Estado de México. Las otras 14 iniciativas, encabezadas por personas altamente comprometidas, abordan temas relevantes que ya están posicionados en la agenda nacional o que buscan visibilización.

Desde Baja California, hasta Tabasco, los proyectos seleccionados atienden problemáticas como la seguridad en el transporte público, la sensibilización de servidores públicos para la atención sin discriminación, la recuperación del uso de plantas medicinales, la salud mental, el desarrollo comunitario, los derechos de la comunidad LGBTQ+, hasta la erradicación del trabajo infantil. A pesar de que de manera oficial contamos únicamente con cinco meses para implementar nuestros proyectos de incidencia, el esfuerzo para reunir, discutir y apoyar nuestras ideas, tendrá impactos considerables a mediano y largo plazo.

En el tiempo que tuvimos para compartir nuestras experiencias y propuestas, era notorio que nos encontrábamos en un contexto muy particular, con personas que seguramente generarán cambios considerables no solo en sus comunidades, sino a nivel nacional. Estaremos pendientes de sus avances y logros; recordemos que tenemos nueva década por delante para que esos planes de incidencia se vuelvan realidad.

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