Ciudad de México, noviembre 21, 2024 10:27
Revista Digital Octubre 2024

De Marco Polo a Colón

Tomemos el 12 de octubre para recordar el inicio de la modernidad, de la era que cada día acerca más a la humanidad a País de Cucaña, el anhelado edén del medievo. Festejemos este día como el día de la interacción entre culturas

POR ESTEBAN ORTIZ CASTAÑARES

En este año se conmemoró el aniversario 700 de la muerte de Marco Polo (Venecia, 26 enero 1324).

A pesar de que no fue ni el primero ni el único viajero de Europa a Asia en esa época, con sus relatos compendiados por Rustichello de Pisa en el El libro de las maravillas, Marco Polo despertó el interés en toda Europa de un mundo desconocido. El volumen, traduciéndose y copiándose a mano, fue difundido en toda la Europa medieval.

Allí, al describir las ciudades del oriente lejano, se pincelaba la Pax Mongola que logró establecer en toda Asia la libre circulación de personas y bienes, a través de rutas –como la de la seda– relativamente seguras.

Y es que al establecer los mongoles un control general del imperio, como en otra época lo hicieron los romanos, dieron seguridad en caminos y ciudades. Fueron permisivos además con todas las religiones (católica, musulmana, budista y confucionista) y generaron un ambiente de certidumbre, comunicación e intercambio –tanto de ideas como de bienes—para que China y la India tuvieran un desarrollo social, urbano y tecnológico, mientras Europa se estancaba.

Los conflictos internos y el desarrollo de una sociedad basada en dogmas hicieron que Europa detuviera, incluso retrocediera, su desarrollo por casi mil años El término “Edad Media”, se refiere a ese estancamiento, que en el Renacimiento se definió como un periodo intermedio, de pausa, entre el desarrollo antiguo, griego y romano, y el que empezaba a aparecer en la Europa del siglo XV.

A la caída del imperio mongol la comunicación entre Oriente y Occidente se perdió y con eso la posibilidad de enriquecer a ambas partes.

Con la dinastía Ming y posteriormente la Qing, China fue considerada el centro del mundo (el ideograma China significa “el reino del centro”, el ombligo del mundo), y estableció políticas de aislamiento y la incomunicación con el resto del mundo; lo que al final terminó por generar un estancamiento tecnológico y una catástrofe. Muchos siglos después, en 1841 el primer acorazado de hierro Nemesis, un solo barco inglés, destruyó toda la flota militar china, obligando al imperio a abrirse y a aceptar condiciones infames de comercio.

Europa hubiese seguido su mismo camino, pero con el Renacimiento y después la Reforma, se empezaron a cuestionar los principios, el pensamiento dogmático y a las autoridades que las representaban. Los países del norte de Europa, los que experimentaban con los nuevos cambios, requerían de un nuevo horizonte y opciones para comunicarse con oriente; y la llegada al nuevo mundo se los dio.

La necesidad de cruzar los océanos obligó a cambiar la forma como se percibía al mundo y se resolvían los problemas. Apareció un pensamiento pragmático que buscaba entender al mundo a partir de él mismo (empirismo), y otro que basaba el desarrollo del conocimiento a partir de análisis lógicos libres (racionalismo), que dieron la base para el pensamiento científico y tecnológico. La revolución industrial fue producto de este cambio y el principio de la era de “La Modernidad”, donde vivimos actualmente.

En este mes, en concreto el 12 de Octubre, se conmemora el encuentro de dos mundos, el evento generador de esta transformación. Pero los resultados trágicos que trajo la época colonial en América han opacado este gran hito. Como finalmente ha ocurrido con todas las dominaciones que se han dado en la historia de una cultura a otra; y por cierto hay ejemplos trágicos en Mesoamérica antes de la llegada de los españoles. La dominación europea en el mundo a generó sufrimiento y retrasos que actualmente se ven claramente en la mayor parte de países en vías de desarrollo.

Por eso muchos países latinoamericanos han dejado de festejarlo o lo conmemoran como una referencia a la resistencia indígena (como es el caso de Venezuela o Nicaragua), o inclusive han cambiado el nombre al “Día de la Resistencia Indígena”. Sin olvidar este capítulo trágico de la historia, opino que el foco de la conmemoración debería concentrarse en el cambio universal de la humanidad, en el gran avance social y civilizatorio generado que nos ha llevado a un mundo mejor.

Actualmente aceptamos de manera humilde que somos parte de un ecosistema, un ente biológico más de la naturaleza, dejando atrás el principio de que somos el ser elegido por Dios con derecho para usar y depredar nuestro entorno. Nuestro PIB es 10 veces más de lo que fue a mediados del siglo  XIX, cuando inició la revolución industrial.

En el 99% de la historia humana, el hambre era un tema presente en todas las culturas. Hasta el siglo XIX problemas en la producción agraria mataban a millones de seres humanos. Actualmente el problema de sobre peso es mayor al del hambre.

Conozco pocos seres humanos que estarían vivos –y eso me incluye a mi– si no es por la medicina moderna. El concepto de igualdad entre los distintos grupos étnicos, de la igualdad entre hombres y mujeres, y los derechos a tener una cultura (y religión) propia, se gestaron a través de las sociedades modernas. La democracia –que sigue creciendo como práctica en el mundo– como un sistema que aplica a todos los seres humanos de una población, es también producto de este paradigma contemporáneo. La carta de los derechos humanos impulsada por los Estados Unidos (1948) a través de la ONU, el derecho internacional y la sorprendente disminución de conflictos militares entre naciones, son otros de los tantos ejemplos.

Por ello, tomemos el 12 de octubre para recordar el inicio de la modernidad, de la era que cada día acerca más a la humanidad a País de Cucaña (Jauja), el anhelado edén del medievo. Festejemos este día como el día de la interacción entre culturas. De la diversidad y con eso del desarrollo humano. Que sea un día que nos permita recordar que la curiosidad y el contacto con los otros –los diferentes a nosotros—son la base para nuestro desarrollo y mejor vivir.

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