DAR LA VUELTA / Martín y su pandilla
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En esta especie de corrales públicos se pueden alojar los perros sin correa por minutos u horas y la mayoría de los habitantes temporales suelen pasar un rato divertidos y socializando.
POR ANA CECILIA TERRAZAS
En una de las locaciones específicas para perros, en alguno de los múltiples parques de la alcaldía Benito Juárez, trabaja un amabilísimo señor con cara de llamarse Martín (quizá tiene otro nombre). Tiene a su cargo, todas las mañanas, de lunes a viernes, a una treintena de adorables animales de compañía canina. Los conoce a todos y los cuida en lo que sus dueñas o dueños regresan por ellos más tarde. Por una módica cantidad (que no pregunté cuál era) asevera que los cuida de manera personalizada. Él sabe lo que pocos etólogos profesionales; detecta quién es el líder, cuándo debe ponerse alerta porque algún perro atacará a otro, quién se siente mal, quién se siente bien, quién dará mucha lata y podrá llegar a morder, quién estará feliz y cuál será muy fácil de cuidar.
No he encontrado mejor idea, desde hace tiempo, para hacerse legalmente de un ingreso fijo, mediante una actividad –no sin poco riesgo– amable, comunitariamente útil, con nula inversión más allá del tiempo, atención y trabajo personal, que la diseñada por Martín: cuidar perros en el parque cercano justo dentro de la zona destinada para perros.
Los problemas de estos territorios caninos en parques de la alcaldía es que –imagino que para no guardar tanto olores ni heces u orina– están alfombrados con tezontle no tan amigable para los cojinetes de los perros y, por otra parte, que en automático se arman bandas jerarquizadas, jaurías con una estructura vertical muy clara, en la que las especies más territoriales vigilarán que los otros o las otras sepan respetar a la o a el líder. Por eso es fundamental el trabajo que realiza este personaje.
En esta especie de corrales públicos se pueden alojar los perros sin correa por minutos u horas y la mayoría de los habitantes temporales suelen pasar un rato divertidos y socializando, acompañados y, como en el caso del parque en el que trabaja Martín, hasta vigilados por alguien que voluntariamente los recibe al estilo de guardería pública.
En la Benito Juárez hay muchísimos perros, como quizá los haya en otras alcaldías; hay bastantes locales pet friendly y también existen muchísimos establecimientos que impulsan la boyante industria de las especies de compañía.