CARTAS A LOS REYES MAGOS / Un mundo seguro para los niños
Foto: Especial
POR ITZEL GARCÍA MUÑOZ
“Necesitamos su apoyo para edificar hogares en los cuales se practiquen los valores de la justicia, la responsabilidad, la convivencia, la honestidad y la empatía para que los niños aprendan a ser justos, responsables, honestos y empáticos con los demás”.
Queridos Reyes Magos,
Cuando era niña, y se aproximaba la fecha de su llegada, pasaba horas mirando el firmamento con el fin de localizar aquellas tres estrellas que indicaban que pronto llegarían a traer los regalos que estaban enumerados en una carta que religiosamente colocaba en un zapato, cerca del árbol de navidad.
Ahora que soy mayor, escribo esta carta como un ejercicio de fe y con la firme esperanza de lograr sensibilizar a las personas mayores de que somos el ejemplo de los niños, y los responsables de construir a los adultos del mañana.
Como ustedes bien saben, cada año, millones de niños alrededor del mundo escriben cartas pidiendo regalos y juguetes, pero hoy quiero pedir algo diferente, que abone a la reflexión del papel que jugamos las personas adultas, especialmente los padres, en la educación y crianza de los niños.
Por lo tanto, queridos Reyes Magos pido que usen su magia para que nos ayuden a crear un mundo igualitario, inclusivo, honesto y seguro para los niños del planeta. Un planeta donde trabajemos arduamente para erradicar las conductas contrarias a la justicia como la discriminación, la inequidad, los prejuicios, el favoritismo y las preferencias. Un mundo en el que los padres y adultos fomentemos en los pequeños el respeto a las reglas, dónde les enseñemos que existen recursos para remediar las diferencias y aquello que estiman injusto.
También queridos Reyes Magos, necesitamos su apoyo para edificar hogares en los cuales se practiquen los valores de la justicia, la responsabilidad, la convivencia, la honestidad y la empatía para que los niños aprendan a ser justos, responsables, honestos y empáticos con los demás. Y que nos enseñen a leer las emociones de nuestros hijos, a comprender la importancia de divertirnos juntos, a ayudarlos a perfeccionar sus talentos, a cultivar hábitos sanos, a dejarlos que solucionen sus problemas, a permitirles estar tristes o enojados, a escucharlos, a enseñarles a compartir y a pensar en los otros, y a ser un buen ejemplo para ellos.
Sé que cumplir las peticiones de esta carta suena algo complicado. Sin embargo, confío en que su magia nos inspirará para llevar a cabo cambios significativos en nuestros hogares, ya que todos los niños merecen tener la oportunidad de crecer en un lugar donde sean amados y respetados; y en un entorno donde se fomente y cuide su bienestar.
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Abogada.