Nos pasamos de vivos
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Madrid. Foto; especial/Internet.
Ahora estamos viviendo las consecuencias: olas de calor brutales, incendios, sequías, tormentas impredecibles, especies desapareciendo y gente desplazada. No es ciencia ficción, es lo que está pasando. Nos pasamos de vivos, sí.
POR NANCY CASTRO
MADRID. El clima pareciera colapsar. Una ola de calor se apodera de Europa. Según la Organización Metereologica Mundial, esta ola de calor ha subido en intensidad desde el año 2000, aunque el calor de este año, que nadie esperaba tan de súbito, corresponde a finales de julio, y mes de agosto. Las temperaturas han superado con creces los pronósticos. El martes 1 de julio se ha registrado como el día más caluroso de esta temporada, llegando hasta los 44 grados en algunos países como España, con noches que han de ser tórridas con mínimas de 25 grados como el valle del Guadalquivir y otras zonas del sur como Hoya de Granada, las depresiones del río Tajo y el Ebro, así como el interior de Cataluña que ha experimentado temperaturas cercanas a los 38 grados.
En Francia el termómetro subió los 41 grados, razón suficiente para que el río Sena abriera sus aguas a los bañistas el 5 de julio, después de una limpieza a fondo de metales pesados, hidrocarburos, bacterias, plásticos y demás contaminantes. Por primera después de 100 años, un aforo entre 150 y 700 personas, con vistas a la torre Eiffel y al barrio de Bercy. El Reino Unido desde 1976 no experimentaba temperaturas que rebasarán los 34 grados. De igual manera Italia, Alemania. En Turquía el calor espolea a los incendios forestales obligando a evacuar a 50 mil personas.
El cambio climático, llegó para quedarse, sí. Y el punto ya no es evitarlo, sino mitigarlo y adaptarnos…”
El país de México que tiene una extensión de 1.9 millones de kilómetros cuadrados, es decir cabrían en su territorio 24 países de Europa. Aún no comenzaba el verano y el mes de Junio ya se registraba como el más lluvioso en los últimos 21 años, con lluvias torrenciales que han desbordado ríos, presas; aparatosas inundaciones han devastado la ciudad según la Comisión del Agua Estatal en tan sólo el Valle de Mexico, 66 colonias distribuidas en 22 municipios, entre las que se encuentran Naucalpan, Cuautitlán, Ecatepec, Nezahualcoyotl, Tlanepantla, Chalco, entre otras, así como al interior del país, los estados más afectados han sido Baja California Sur, Sinaloa, Quintana Roo, Veracruz, Tamaulipas y Yucatán.
Sólo en la capital han caído más 220 millones de metros cúbicos de agua, según la secretaría de Agua y de Gestión Sustentable capitalina.

La temporada de huracanes comienza, para este verano el pronóstico de CONAGUA, es que habrá entre 16 y 20 ciclones y huracanes en el Pacifico y entre 13 a 17 en el Atlántico.
“Es el cambio climático” nos escudamos tras una realidad tan dicha como desconocida. El cambio es continuo, fundamental y arrollador. Generamos cambios en tanto que estamos vivos, aunque ahora sí, “nos pasamos de vivos”… y ahora lo estamos pagando. Con tal de avanzar tecnológicamente, producir más y vivir más cómodamente, ignoramos (o minimizamos) durante décadas las señales de advertencia que la ciencia y la naturaleza nos estaban dando. Nos pasamos de vivos creyendo que podíamos jugar con el clima sin consecuencias. El planeta no negocia. La atmósfera no entiende de excusas. Y la factura está llegando… con intereses.
Nos creímos tan por encima de la naturaleza que olvidamos que dependemos de ella para todo: para el agua, el aire, alimentos… incluso para vivir en un clima que no nos destruya.
Ahora estamos viviendo las consecuencias: olas de calor brutales, incendios, sequías, tormentas impredecibles, especies desapareciendo y gente desplazada. No es ciencia ficción, es lo que está pasando. Nos pasamos de vivos, sí. Y lo irónico es que sabíamos lo que podía pasar, pero seguimos como si nada.
Hay cambios que favorecen o que perjudican. Hablar del cambio climático, es hablar de todo los factores que han desestabilizado tanto el orden climático como su funcionamiento, hablar del cambio climático es hablar del aumento de gases como dióxido de carbono, metano, óxidos de hidrógeno, gases industriales, la deforestación, el uso intensivo de energía y recursos. Así como factores naturales, cambios en la actividad terrestre y la actividad solar. Hablar del cambio climático, es hablar de la poca consciencia ambiental que hemos tenido los seres humanos sobre nuestro impacto en el planeta.
El cambio climático refleja nuestra desconexión con la naturaleza y la falta sobre las consecuencias de nuestras acciones. El cambio climático, dicen los científicos, avanza más rápido de lo que se esperaba, mientras los gobiernos avanzan más lento de lo que se necesita. El cambio climático es el resultado de un sistema que priorizó el progreso inmediato por encima del equilibrio con la vida.
El cambio climático, llegó para quedarse, sí. Y el punto ya no es evitarlo, sino mitigarlo y adaptarnos. Y, con suerte, aprender —aunque sea tarde— a vivir en serio con la Tierra, no por encima.