De la Fuente defiende nombramiento de Genaro Lozano; organizaciones cívicas piden a Italia rechazarlo como embajador

Geanro Lozano. Foto: Mario Jasso / Cuartoscuro
El canciller enfrenta su mayor prueba de fuego
Nombramiento desata rechazo ciudadano y dudas en Italia. Es ‘homofobia’, alega Lozano
STAFF / LIBRE EN EL SUR
El canciller Juan Ramón de la Fuente salió a justificar la designación del politólogo y comentarista de televisión Genaro Lozano como embajador de México en Italia, un nombramiento que ha detonado una fuerte ola de opiniones adversas en el ámbito diplomático y político.
La inconformidad radica en que Lozano carece de carrera en el Servicio Exterior Mexicano, lo que para diplomáticos de trayectoria constituye un agravio a la profesionalización del cuerpo. En redes sociales y tribunas legislativas, la reacción fue inmediata: más que un reconocimiento a la diplomacia mexicana, el nombramiento se percibe como un pago político.
“Durante este periodo de la Comisión Permanente del Congreso, se hicieron siete nombramientos de embajadores y embajadoras, cinco de los cuales son miembros del Servicio Exterior Mexicano, cinco de los siete, que sería más del 70 por ciento… y dos, no son miembros del Servicio Exterior, que son: Claudia Pavlovich y Genaro Lozano”, explicó De la Fuente. Subrayó además que todos los perfiles cumplen con los requisitos legales y que contarán con el respaldo institucional de la Cancillería.
Sin embargo, la polémica no se detuvo. Entre diplomáticos de carrera, el malestar apunta a un problema de fondo: el riesgo de que embajadas estratégicas terminen convertidas en cuotas políticas. El propio De la Fuente, con su prestigio internacional, enfrenta así su primera prueba al frente de la Cancillería, obligado a salir en defensa de un nombramiento que desde su origen llegó marcado por el estigma del favoritismo.
Sociedad Civil México levanta la voz
A la controversia se sumó un pronunciamiento de la organización Sociedad Civil México, que dirigió una carta al embajador de Italia en México, Alessandro Modiano, manifestando su rechazo a la designación.
“El reciente nombramiento de Genaro Lozano como Embajador de México ante la República Italiana, respaldado por la presidenta Claudia Sheinbaum, no solo carece de justificación profesional y académica, sino que representa una ofensa a las políticas soberanas del gobierno italiano y, particularmente, a las respetables posturas de la Primera Ministra Giorgia Meloni”, se lee en el documento fechado el 21 de agosto.
El colectivo aclaró que no se cuestiona la orientación sexual de Lozano ni se ataca a la comunidad LGBT+, sino la falta de preparación, mérito y neutralidad institucional que exige una representación diplomática de alto nivel.
“Pero la diplomacia no debe usarse como espectáculo político”, advierte el texto. “Rechazamos el uso de embajadas como premios de consolación o espacios de propaganda. Confiamos en que la relación México–Italia sabrá mantenerse firme, respetuosa e institucional”.
Un debate que se abre en dos frentes
La designación de Lozano revive un debate que atraviesa gobiernos de distintos signos: el uso de embajadas como moneda política. Para la oposición, la decisión confirma que la administración de Claudia Sheinbaum mantiene intacto el estilo de su antecesor. Para la comunidad diplomática, el riesgo es mayor: erosionar la profesionalización de un servicio que ha sido históricamente uno de los pilares de la política exterior mexicana.
En Roma, la discusión se traslada al terreno bilateral. La carta de Sociedad Civil México emplaza a que el Ministerio de Asuntos Exteriores italiano actúe con discreción y firmeza para preservar la dignidad de la relación.
En México, la Cancillería enfrenta la prueba de demostrar que un embajador sin carrera diplomática puede sostener la compleja agenda con Italia, en momentos en que la diplomacia mexicana parece debatirse entre el profesionalismo y el espectáculo político.
Sheinbaum defendió la designación de Genaro Lozano como embajador señalando que era “un experto en relaciones internacionales” y que su perfil, además de su experiencia académica, aportaba un valor significativo a la diplomacia mexicana; resaltó también su activismo y compromiso con los derechos LGBTI+, y afirmó que consideraba que era una buena opción para el cargo.
Por su parte, Genaro Lozano rechazó que las críticas a su nombramiento se debieran a su trayectoria profesional; señaló que muchos de los ataques tenían un trasfondo de homofobia cultural dirigida a su orientación sexual y su historia personal. Grupos defensores de derechos humanos y activistas —como Manuel Edmundo Ramos Gutiérrez, presidente de SOS Discriminación Internacional Querétaro— coincidieron en que las objeciones al nombramiento estaban teñidas por prejuicios hacia personas LGBTQI+, más allá de cuestionamientos legítimos sobre experiencia diplomática