Ciudad de México, julio 20, 2025 23:19
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DAR LA VUELTA / La portada floral de la iglesia del Señor del Buen Despacho

Resulta que en el pueblo originario de Tlacoquemécatl se mantiene viva la añeja tradición de que cada tercer domingo de julio, se inicien los festejos patronales con la colocación de un hermoso e imponente arco de flores artificiales y naturales.

POR PATRICIA VEGA

La portada floral de la iglesia del Señor del Buen Despacho

Patricia Vega

Desde hace días había traído en la mente numerosas reflexiones y sensaciones en torno a un reciente viaje a las Islas Galápagos, en Ecuador, tema que elegí originalmente para esta columna.

Sin embargo, la tarde del pasado viernes 18 de julio, a pesar de la amenaza de lluvia, decidí darme una vuelta, como a menudo lo hago, por el parque de Tlacoquemécatl, que se ubica a unas cuantas cuadras de donde vivo.

La conmovedora y sorpresiva escena de varios hombres trabajando con afán y con sumo cuidado en terminar y colgar el colorido portal de flores que ornamentará durante estos días la entrada de la iglesia de El Señor del Buen Despacho me hizo cambiar de tema.

Resulta que en el pueblo originario de Tlacoquemécatl se mantiene viva la añeja tradición de que cada tercer domingo de julio, se inicien los festejos patronales con la colocación de un hermoso e imponente arco de flores artificiales y naturales, que fue bendecido por el padre Jorge que acaba de sumarse a los sacerdotes de la mencionada iglesia.

 Por su parte y sin cargo oficial de por medio, la vecina Guadalupe Soledad Zepeda funge desde hace años con las responsabilidades y el patrocinio económico involucrados en la Mayordomía de los mencionados festejos y que doña Lupita asumió por voluntad propia como un compromiso en agradecimiento a las bendiciones que reconoce haber recibido.

En esta ocasión las festividades contarán con la participación de representantes de 13 pueblos originarios que, durante la peregrinación que recorrerá varias calles de la zona, cargarán los estandartes alusivos a cada una de sus comunidades.

Lo sobresaliente en esta ocasión es que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) otorgó su autorización para que los sacerdotes saquen de la iglesia la imagen del Señor del Buen Despacho con la condición de que la imagen –recientemente restaurada por especialistas del propio INAH– sea colocada de manera horizontal para evitar cualquier accidente que pudiera ocurrir durante en su traslado en andas en la procesión que realizarán los habitantes de la zona Tlacoquemécatl del Valle que practican la fe católica, en agradecimiento a que el Señor del Buen Despacho atendió con diligencia y rapidez sus oraciones y peticiones.

Vale la pena mencionar que nuestro colega y editor de Libre en el Sur, Francisco Ortiz Pardo, escribió recientemente el texto “El Cristo y la piedra, donde todo florece” en el que se adentra en el relato de un hecho poco común en los altares católicos de nuestro país y que no ha recibido la valoración que merece: la convivencia en un lugar sacro de la imagen cristiana del Señor del Buen Despacho que se encuentra colocada sobre una piedra ceremonial prehispánica, labrada en forma de cuenco y que recibe el nombre de “cuauhxicalli”, el recipiente en el que los aztecas depositaban los corazones extraído en los sacrificios ceremoniales.

Por esta celebración y por muchas otras razones considero como un privilegio vivir en una zona en la que puedo atestiguar la riqueza de una cultura viva que se alimenta todos los días con diferentes raíces.

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