Reconocen excavación a 8 metros de Laureano y metro y medio de profundidad; Sedema no hace nada

Laurel de la India tiene un sistema radicular que puede extenderse más de 30 metros; la excavación reconocida compromete su estabilidad y salud.
A pesar de la relevancia del caso y de los compromisos públicos asumidos, Sedema no ha implementado con personal alguno el resguardo del área inmediata al árbol.
STAFF / LIBRE EN EL SUR
Representantes de la obra en el predio de Miguel Laurent 48 reconocieron que se realizó una excavación a aproximadamente ocho metros del árbol conocido como Laureano, un laurel de la India centenario ubicado en la colonia Tlacoquemécatl del Valle. La excavación alcanzó una profundidad de hasta 1.50 metros, de acuerdo con su propia declaración.
Libre en el Sur ha publicado que una de las características más documentadas del laurel de la India es que sus raíces, aunque muy extensas, son predominantemente superficiales. Se concentran mayormente en los primeros 30 a 90 centímetros del suelo, como lo detallan estudios técnicos y publicaciones de la International Society of Arboriculture (ISA). Esta condición lo hace especialmente vulnerable a cortes de raíz, excavaciones para cimentaciones o zanjas de servicios, aunque se realicen fuera del perímetro visible del árbol.
En una grabación en poder de Libre en el Sur, el encargado de la obra, cuya identidad fue reservada a petición suya, aceptó que la excavación se llevó a cabo hace tres semanas, es decir, cuando el movimiento vecinal en defensa del árbol ya se había conformado y existía una denuncia en curso. A pesar de ello, no se informó a las autoridades ambientales ni a la comunidad.
Sobre una plancha de cemento visible en el fondo del área excavada, que pudo observarse mediante imágenes captadas por drones, el mismo encargado aseguró que esa estructura corresponde a la construcción anterior, una casa unifamiliar del antiguo pueblo de San Lorenzo Xochimanca, que pobladores originarios recuerdan como el lugar donde durante años se expendía leche del gobierno.
La situación es especialmente delicada porque, según estudios técnicos ampliamente aceptados, las raíces de un laurel de la India pueden extenderse hasta tres veces el diámetro de su copa, lo que en el caso de Laureano equivale a una red subterránea de más de 30 metros desde el tronco. A esa distancia, una excavación de metro y medio de profundidad tiene capacidad real de afectar su sistema radicular, incluso si no hay raíces visibles a simple vista.
A pesar de estos hechos, la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) no ha emitido hasta ahora ninguna postura pública ni dictamen técnico. Tampoco se ha informado oficialmente si enviará especialistas para realizar una verificación independiente.
El jueves 12 de junio, vecinos sorprendieron a trabajadores de la inmobiliaria Núcleo Urbano realizando labores dentro del predio, donde era claramente perceptible el golpeteo de herramienta, así como ocurrió el día anterior, cuando el representante de la empresa, Salomón Levy, les aseguró que la obra se encontraba detenida y que únicamente se realizaría el retiro de maquinaria e instrumental. Esa afirmación quedó desmentida por los hechos.
En una reunión sostenida el martes 10 de junio entre representantes del movimiento #SalvemosALaureano, funcionarios de la Sedema y Salomón Levy, este último en representación de la desarrolladora, se comprometieron a permitir la entrada de una comitiva vecinal para observar el estado real del predio. Hasta este viernes el compromiso no ha sido cumplido.
Ante la presencia continua de personal dentro del terreno, los vecinos han manifestado su preocupación por la posibilidad de que se vierta algún material o se realicen acciones que comprometan la integridad del árbol.
Una de las acciones más significativas del movimiento fue la interposición de un amparo colectivo respaldado por más de 900 personas, con el objetivo de proteger legalmente al árbol frente a cualquier obra constructiva. Sin embargo, la autoridad ambiental no ha impuesto hasta ahora ninguna medida cautelar que garantice que Laureano no será tocado mientras se resuelve el juicio. La protección jurídica sigue siendo incierta.
El movimiento #SalvemosALaureano ha sido ampliamente mediático y transversal, con la participación de vecinos de distintas colonias de Benito Juárez y otras alcaldías. Uno de los gestos más visibles fue la elaboración de dibujos infantiles colocados alrededor del árbol, donde niñas y niños expresaron, con palabras y colores, su deseo de que el laurel siga vivo y no sea dañado. En contraste con esta movilización espontánea y pacífica, Sedema ha difundido mensajes propagandísticos en redes sociales en los que asegura que “el árbol está sano y a salvo”, pese a que se ha constatado la presencia simultánea de al menos seis trabajadores dentro del predio, y a que se ha reconocido la excavación cercana.
La construcción —un proyecto de diez departamentos de lujo en la esquina de Fresas y Tlacoquemécatl— continúa generando rechazo vecinal por la amenaza que representa para el laurel centenario, considerado un símbolo ambiental y afectivo de la colonia.
De los seis puntos del pliego petitorio presentado por el movimiento #SalvemosALaureano, Sedema apenas ha aceptado, y solo parcialmente, abrir el proceso para declarar al árbol como monumento urbano de la Ciudad de México, por su valor ambiental y cultural. El problema es que, si efectivamente se protege bajo ese estatus, sería prácticamente inviable construir algo en el predio, dada la amplitud del sistema radicular del árbol.
Mientras el movimiento insiste en que se transforme el predio en un parque público con temática ambiental, como homenaje a los defensores de los árboles y a las decenas de miles de talas provocadas por desarrollos inmobiliarios en las últimas dos décadas, Sedema ha planteado como salida que el desarrollador “modifique su proyecto”. La propia titular de la dependencia declaró públicamente que el objetivo es “equilibrar el desarrollo con el medio ambiente”, como si esa tarea incluyera la negociación con empresarios, una atribución que correspondería más bien a la Secretaría de Desarrollo Económico.
Mientras tanto, la excavación ya está hecha. La amenaza permanece. Y la omisión institucional es cada vez más evidente.
Tanto Itzel García Muñoz como Patricia Solano, voceras del movimiento #SalvemosALaureano, han expresado su inconformidad directamente a Salomón Levy mediante diversos mensajes de texto y llamadas telefónicas, en los que se quejan de la situación anómala derivada del golpeteo por horas dentro del predio, registrado durante dos días consecutivos después del encuentro sostenido en las oficinas centrales de Sedema. En una de las ocasiones en que las activistas acudieron al predio a exigir una explicación, fue que el encargado aceptó ante García Muñoz la excavación.
Este hecho, que fue negado ante vecinos días antes por el propio Levy, además de la evidencia ‘in fraganti’ de los trabajos dentro del predio, con fotos, drones y videos, refuerza la percepción de que la obra continúa de manera irregular y sin supervisión efectiva por parte de la autoridad ambiental.
A pesar de la relevancia del caso y de los compromisos públicos asumidos, Sedema no ha implementado con personal alguno el resguardo del área inmediata al árbol. No existe presencia institucional constante en el sitio que garantice que no se realicen trabajos u obras en las cercanías del sistema radicular de Laureano, lo cual deja abierta la posibilidad de nuevas intervenciones mientras continúa la inacción de la autoridad ambiental.