Ciudad de México, octubre 5, 2024 09:36
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Tlatoanis

La última batalla por la conquista de la Gran Tenochtitlán está ya a la vista. Las tres principales fuerzas políticas tienen ya a sus guerreros (as) a las puertas del templo Mayor. Habrá un solo vencedor y todo apunta hacia el caballero del Sol Azteca de plumaje amarillo; en tanto que la de plumaje tricolor, pese a la ardua pelea que brindará, se quedará con el segundo peldaño, recuperando presencia y territorio para su causa. La recién emplumada de azul y blanco logrará ganar terreno y adeptos para su tan desdibujado ejército en la capital de la república, peleará palmo a palmo con la tlaxcalteca, pero sin mayores posibilidades de éxito.

El proceso de elección del guerrero del ejército del Sol Azteca fue intenso, interesante y riesgoso. La lucha fue abierta, a los ojos de todos. Aunque se sabe que la decisión se había tomado, anteriormente, al interior del templo de los sacerdotes que ofician en el Comité Estatal del PRD. El resultado de las encuestas dado a conocer en conferencia de prensa televisada sólo fue para acreditar ante la ciudadanía al predestinado: Miguel Ángel Mancera, caballero azteca experto en seguridad y doctorado en Derecho Penal fue el ganador incontrovertible.

Atrás quedaron cuatro aspirantes y una suspirante, quien en su doloroso llanto acusó de anomalías en el proceso. Un berrinche de la nueva Malinche, Alejandra Barrales, que con ello pretende vender caro su amor y lograr más y mejores posiciones para su grupo. Lo malo es que frente a la ciudadanía su actitud denota esa parte cuestionable de los perredistas: indisciplina, división y encono. Barrales deberá de alinearse so riesgo de quedar sola, aislada en alguna chinampa.

Por los rumbos del norte de la ciudad, allá en el palacio tricolor, el proceso interno fue directo. Solamente una guerra levantó la mano y los sacerdotes del plumaje verde, blanco y rojo aceptaron a Beatriz Paredes, quien sin oposición alguna al interior de su partido está ya en la arena política, en pos de una épica batalla por lograr lo que parece casi imposible: arrebatarle la capital del país a las izquierdas, quienes goza de sólidas posiciones y un ejército más grande y bien estructurado en los amplios sectores populares, ahí entre el proletariado que tanto desprecia la hija de Enrique Peña Nieto. Veremos si las viejas estructuras corporativas del PRI, que aglutinan a los sectores obreros y populares, encabezada por la tlaxcalteca son capaces de doblegar a las huestes de las diversas tribus perredistas.

La última batalla en la guerra por la posesión de la gran capital del país, está pues a la vista. Y en tanto por los rumbos de Benito Juárez y Coyoacán, el proceso interno de los blanquiazules fue sorpresivo y con un golpe asestado desde Los Pinos. Con una decisión de su gran Tlatoani se dio la mayor sorpresa y en una jugada instrumentada, más por la desesperación que por afanes democráticos, bajaron de una manera arbitraria a los cinco suspirantes que habían enarbolado las armas. Vimos así como con caras largas y compungidas tuvieron que aceptar y aplaudir la decisión. Isabel Miranda de Wallace, luchadora social desde el secuestro y asesinato de su hijo, ciudadana sin partido fue la elegida en un hecho que revela la desesperación de los panistas por posicionarse en el Distrito Federal y denota la ausencia de cuadros competitivos y capaces al interior de Acción nacional para contender por el gobierno de la capital del país.

De regreso a los interiores de las tribus que conforman la izquierda metropolitana, la elección de Miguel Ángel Mancera, orgullosamente universitario, no fue tan sorpresiva. Es, sin duda, el precandidato (ahora candidato) que más se acerca a la ciudadanía y a quienes no tenemos un partido, pero si un espíritu libertario y democrático. Sí resultaba interesante observar cómo se irían a comportar las diversas tribus del PRD y los demás partidos de izquierda. Sorpresivo resultó, entonces, ver como todos los precandidatos y dirigentes de las izquierdas cerraron filas en torno a Mancera y le levantaron la mano. Tanto los petistas, como los chuchistas y los obradoristas lo proclamaron como su candidato de unidad. Mancera lucía radiante, sabedor de los resultados. Todos atestiguamos en la conferencia de prensa televisada la ausencia de Alejandra Barrales, quien, por su parte, en otra precipitada conferencia se mostró inconforme, lucía desencajada y desilusionada reservándose su derecho de opinar.

Los chamanes dirán: Academia mata carita. Trabajo mata verbo. Y así el Tlatoani Marcelo aplacó a las diversas tribus con hechizos del viejo brujo Manuel Camacho Solis. Y en estas batallas internas, llamó la atención también la actitud del senador Carlos Navarrete, quien declinó a favor de Barrales por la candidatura y, luego del berrinche aseguró que la apoyará en sus decisiones. Las preguntas son muchas: ¿cuál fue la negociación con el senador? ¿qué le ofrecieron? ¿de qué le untaron los bigotes? Lo que sí, es que ahora entiendo el lema de su pre campaña en la que pedía: “Vamos a luchar juntas”.

Y ahora vendrán las campañas y las luchas entre los tres partidos mayoritarios. Veremos sí el capital social ganado por Miranda de Wallace es suficiente para hacerle boquetes al blindaje del poderoso PRD capitalino, encabezado por Mancera o arrebatarle votos a la Paredes. Las encuestas más recientes y confiables, como la levantada por el diario Universal, la colocan en un empate técnico con Beatriz Paredes, del tricolor y a 13 puntos porcentuales del abanderado de las izquierdas.

Será sin duda una contienda más equilibrada que la federal y en la que los chilangos podremos escuchar, analizar y responder a las propuestas. Lejos de que deseaba doña Isabel, de que fuera una contienda de faldas, entre mujeres – ¿sexista, no?–, será de ideas y de planteamientos propositivos para el mejoramiento de la vida de los más de 9 millones de chilangos que habitamos en el centro histórico, político y económico del país.

El diagnóstico de la problemática de nuestra tan querida ciudad ya está hecho, los retos son claros, los desafíos ahí están para vencerlos: seguridad, empleo, servicios de primera, atención a grupos vulnerables, ofertas viables de empleo, estudio y recreación para nuestros millones de jóvenes. En mi opinión, en la mejor oferta de desarrollo social y su instrumentación está la clave del éxito en está última batalla por venir. Y ya en el chacoteo político, hay quienes señalan que de no levantar Isabel Wallace por el PAN, los desesperados blanquiazules podría ofrecer su candidatura a Alejandra Barrales, quien según las cifras de Manuel Camacho Solís aventaja desde ahora a Beatriz Paredes por 10 puntos porcentuales, pero va muy por debajo de Mancera con 13 puntos menos. Falta aún mucho que ver y oír en éste proceso tan nuestro, de los chilangos, de los mexicas.

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