Trabajar para vivir
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Aquí prevalece una cultura del consumo, una esclavitud moderna que significa trabajar para pagarle a un banco, a una tienda o a una institución financiera.
POR ITZEL GARCÍA MUÑOZ
No vivas para trabajar: gastar y endeudarte por cosas que no necesitas es una trampa, no representa un logro, un avance y tampoco el éxito, sino todo lo contrario.
Desde el año pasado, y de acuerdo con las perspectivas económicas poco alentadoras, existe un sector de la población mexicana que está preocupada por la situación económica de nuestro país. Y, aunque no está en nuestras manos el manejo de la economía nacional, es importante que cambiemos nuestra cultura financiera con el objetivo de trabajar para vivir, consumir lo indispensable y ahorrar para cumplir con nuestras metas.
Trabajar para vivir implica, entre otras cosas, tener libertad financiera lo que a su vez conlleva tomar decisiones estratégicas con los ingresos que tenemos, es decir, hacer que nuestro dinero trabaje para nosotros y no al revés.
En nuestro país, existe todavía un amplio sector de la población que no ahorra. Al respecto, la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2024 arrojó que el 24% de los mexicanos tiene una cuenta de ahorro. Cabe resaltar que en este terreno también existe una brecha de género del 10%, ya que el 68% de los hombres de tal categoría tiene una cuenta de ahorro formal, contra un 58.6% de las mujeres,
Asimismo, la ENIF reveló que el 42.2% de la población tiene una cuenta de ahorro para el retiro o Afore donde también persiste una brecha de género de 17.2 %, ya que 34.2% de mujeres tienen una contra el 51.4% de hombres,
Por otra parte, 36.2 % de la población reportó tener algún tipo de deuda. En este tema, el porcentaje de mujeres fue menor que el de los hombres (34.1 y 38.7 %, respectivamente). Un 17.1 % consideró que su nivel de deuda era alto o excesivo, mientras que 48.9 % lo calificó como moderado.
El 27.3% de quienes tienen deudas se han atrasado en el pago, siendo ligeramente mayor entre hombres (28.5%) que entre mujeres (26.1%). La deuda no hipotecaria representa el 44.6% de la deuda total, siendo las tarjetas de crédito el 11.5%, seguidas de vehículos (9.3%), créditos de nómina/personal (8.4%) y otras deudas (15.4%).
En occidente, prevalece la cultura del consumo, que vivir endeudado está bien cuando se trata de una esclavitud moderna que significa trabajar para pagarle a un banco, a una tienda o a una institución financiera. Por ello, y también por el bien del planeta, cuando vamos a adquirir algo debemos preguntarnos si realmente lo necesitamos, y dejar a un lado la frase del “me lo merezco”.
Finalmente, los expertos recomiendan a las personas que están endeudadas que lo primero que deben hacer es dejar de adquirir cosas durante 30 días lo que se conoce como pausa financiera y elaborar una especie de radiografía de ingresos, deudas y egresos. También es fundamental comenzar a ahorrar, aunque sea poco dinero que será intocable y no usar el crédito para gastos sino para inversiones. Y finalmente, es importante comenzar a invertir en plataformas como Cetes Directo, Mercado Pago, GBM…