Ciudad de México, octubre 9, 2025 14:37
Ciudad de México

Un año de Clara Brugada: las ‘Utopías’ se quedan en utopías

Rechazo social, tropiezos legales y dudas sobre mantenimiento exhiben la fragilidad de la promesa

STAFF / LIBRE EN EL SUR

Clara Brugada llegó a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México el 5 de octubre de 2024 con un compromiso estrella: construir 16 utopías en su primer año. Quiso expandir el modelo que la catapultó en Iztapalapa —grandes complejos con canchas, albercas, teatros, áreas culturales y de cuidado social— a toda la capital para, según prometió, “convertir la ciudad entera en un gran derecho a la felicidad”.

Un año después, el balance es frío: no se ha inaugurado ni una sola utopía fuera de Iztapalapa. No hay registro oficial de apertura de instalaciones nuevas, ni corte de listones ni entregas formales de complejos terminados. Lo que existe son anuncios, colocaciones simbólicas de primeras piedras y promesas renovadas para años siguientes. En los portales oficiales no aparece un solo informe que documente avances reales de aquel compromiso de “16 en un año”.

Así, la estrategia ha quedado, por ahora, como una promesa incumplida al cierre del primer año de gestión.

Xochimilco dijo “no” y Cuajimalpa ganó un amparo

La fragilidad del proyecto se evidenció muy pronto. En Xochimilco, el gobierno intentó imponer una utopía en el Deportivo Xochimilco, pero la presión vecinal obligó a realizar una consulta pública en septiembre de 2025. El resultado fue un rechazo rotundo: más de tres cuartas partes de los votantes dijeron “no”. Ante ese golpe, Brugada admitió que tendría que buscar otro espacio y soltó una frase que sonó resignada: “algunas consultas se ganan y otras se pierden”.

En Cuajimalpa, la resistencia fue más lejos. Vecinos del pueblo de San Pedro de Cuajimalpa acudieron a los tribunales y obtuvieron un amparo federal que ordena repetir la consulta ciudadana. El juez consideró que el ejercicio original estuvo plagado de irregularidades: falta de información técnica y ambiental, operadores políticos, y acarreo de personas ajenas a la comunidad —los vecinos hablaron de un “acarreo de mutantes”. El fallo obliga al gobierno a rehacer el proceso con reglas claras y verdadera participación social.

Una de las Utopías en Iztapalapa construídas durante la gestión de Clara Brugada como alcaldesa. Foto: Especial

El costo silencioso: mantenimiento caro y futuro incierto

Mientras tanto, las utopías que Brugada presume como modelo —las de Iztapalapa— han mostrado que no basta con construir espacios deslumbrantes. Mantenerlos resulta caro y ya presenta grietas.

La propia alcaldía ha reconocido que operar estas instalaciones demanda decenas de millones de pesos cada año; cálculos difundidos en medios financieros estiman que cada utopía requiere entre 8 y 10 millones de pesos anuales solo para funcionar con personal, servicios y mantenimiento básico. En conjunto, el gasto ronda los 60 millones de pesos al año. Y, aun así, no han faltado señales de desgaste: en 2024 se solicitó un refuerzo presupuestal de más de 45 millones para reparar cinco utopías recién inauguradas, pues ya presentaban grietas en firmes, acabados desprendidos y fallas en componentes.

Recorridos periodísticos han mostrado canchas descuidadas, maleza crecida, basura acumulada, pistas deterioradas y áreas culturales con baja asistencia. En algunos complejos, el mantenimiento especializado de albercas o gimnasios se ha vuelto intermitente y costoso; en otros, los talleres han quedado sin instructores. La imagen reluciente de los primeros años comienza a opacarse con filtraciones, baños fuera de servicio y zonas cerradas por falta de personal.

A pesar de ello, no existe un plan financiero claro para sostener la expansión que Brugada promete. El programa oficial “Ciudad de Utopías 2025” cuenta con alrededor de 144 millones de pesos anuales, dedicados sobre todo a pagar facilitadores y operación básica; pero no hay un esquema transparente que garantice el mantenimiento físico, las reparaciones estructurales ni el gasto fijo que implicaría multiplicar el modelo.

Si cada utopía demanda varios millones al año, llegar a cien —la meta sexenal— significaría un costo superior a los 800 millones de pesos anuales solo para mantenerlas abiertas. Hoy esa cifra no aparece en los documentos presupuestales de la ciudad ni existe un fondo multianual que lo respalde.

Utopía como propaganda: el riesgo de prometer sin plan

Prometer 16 utopías en un año y luego 100 en un sexenio puede sonar transformador, pero la realidad es otra:

–Ni una sola nueva utopía se ha abierto en el primer año.

–Las que existen ya enfrentan deterioro y costos altos de operación.

–No hay un plan financiero para sostener su mantenimiento futuro.

Así, el gran proyecto social de Clara Brugada —presentado como símbolo de inclusión y derecho a la felicidad— corre el riesgo de quedarse en simple propaganda. Antes de levantar nuevas estructuras, el gobierno tendría que resolver cómo mantener vivas las que ya existen. De lo contrario, las utopías prometidas para transformar la ciudad podrían convertirse en elefantes blancos que envejecen antes de tiempo.

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