Dice Jesusa Rodríguez que becas de cultura deben desaparecer
La senadora Jesusa Rodríguez dijo estar en contra de las becas del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) y criticó a los artistas que dependen de ellas. “No estoy de acuerdo con el arte subsidiado”, aseguró.
La actriz y legisladora por Movimiento Regeneración Nacional (Morena) dijo ante estudiantes reunidos en el auditorio Ricardo Flores Magón de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que ella siempre trabajó fuera del presupuesto gubernamental.
Argumentó que lo anterior es una forma de ser más independiente, por lo que invitó a los creadores a “aguantar sin privilegios”. Enfatizó que siempre ha estado en contra de este tipo de apoyos.
Mediante el humor negro como premisa, la activista, artista y senadora logró establecer comunicación con el público y explicar de manera divertida el Enigma de la 4T: contra el odio y el humor. Platicó su experiencia que tuvo con un taxista que resultó ser filósofo, sabio y analista político.
Durante el trayecto que la llevó de Coyoacán a Azcapotzalco, el ruletero le plantó que el cambio es difícil porque “a las personas no nos gusta cambiar en nada, por eso está difícil esto de la 4T. Este país se me figura como una familia disfuncional”.
Primero, para que se arregle tiene que querer cambiar por los traumas que ha sufrido la Patria: el primero es la conquista en donde “mataron a millones de indígenas y magullaron nuestra cultura, lo que provocó un trauma en el inconsciente colectivo”.
Esto generó el síndrome de la codependencia de la Madre Patria, por lo que “Hidalgo trató de curarnos con la primer terapia llamada Independencia”. Apenas estábamos en esas, agregó, cuando otro trauma nos volvió a golpear y la Iglesia católica provocó el síndrome del amigo imaginario, es decir, la creencia en el Dios de Europa, lo que se intentó curar con la segunda terapia llamada La Reforma”.
Aseguró que le preguntó al taxista que si al vivir sin corrupción se pierde libertad y respondió que, al contrario, ganan tranquilidad, “el problema es que mucha gente ya no sabe dónde termina la corrupción y dónde comienza la honestidad”.
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