Que nos devuelvan la esperanza

Aunque en la Ciudad de México vemos destellos por separarse del rumbo planteado por el presidente, en muchas ocasiones las decisiones siguen siendo tomadas por razones políticas y no por ser lo mejor para las y los capitalinos.

POR FERNANDA BAYARDO SALIM

Frente a la peor caída de la economía que se tiene registro desde 1932 y a punto de rebasar los más de 200 mil fallecimientos por COVID-19, México vive hoy uno de los momentos más críticos en su historia, convirtiéndonos en el peor país para estar durante la pandemia, según datos de Bloomberg.

Las exigencias de cambio en la forma de gobernar en nuestro país trajeron un presidente intolerante, estancado en el pasado e incapaz de reconocer sus errores, con la plena aprobación de un gabinete sumiso y con el respaldo absoluto de un congreso doblegado por su líder.

Y aunque en la Ciudad de México vemos destellos por separarse del rumbo planteado por el presidente, en muchas ocasiones las decisiones siguen siendo tomadas por razones políticas y no por ser lo mejor para las y los capitalinos. La capacidad del gobierno para resolver en tiempos de crisis ha quedado en entredicho.

A casi un año del confinamiento a causa de la pandemia, los más de 250 mil empleos perdidos en nuestra ciudad equivalen a todos aquellos que se habían creado en los últimos tres años; mientras que el número de negocios que han cerrado por esta razón rebasa ya los 40 mil, dejando a su paso a más de 3.8 millones de habitantes sin la posibilidad de comprar una canasta básica para sus familias.

Si algo debimos haber aprendido desde hace un par de años es que las buenas intenciones no siempre se convierten en buenos gobiernos. Prometieron desarrollo y bienestar para nuestras familias, pero las malas decisiones de Morena nos han dejado atados de manos para enfrentar la pandemia. La inacción del gobierno frente a la emergencia solo ha generado una mayor pobreza y desigualdad ante la falta de oportunidades para un amplio sector de la población y hoy en día ya no hay dinero público que alcance para cubrir las necesidades de las y los mexicanos.

La recuperación de nuestro país debe ser el principal eje de la agenda pública para los años por venir. Es momento de exigir un alto a la austeridad, al repudio a la inversión privada y al mal manejo de los recursos públicos. Hoy lo que nuestro país requiere es generar confianza para atraer inversiones, para aumentar la productividad y para generar empleos. Debemos exigir un cambio en la forma de tomar decisiones y, sobre todo, debemos seguir luchando por un gobierno sensible con las necesidades de su población.

México siempre ha sido ejemplo de valentía, de lucha y de solidaridad. Lo único que necesitamos es que haya oportunidades para todas las familias mexicanas. Es momento que nos devuelvan la esperanza.

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