Lactancia, tema relegado
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Foto: Cuartoscuro
Con frecuencia en los hospitales en México se subestima la capacidad de la madre para amamantar y se incentiva que los bebés tomen leche de fórmula y que duerman en cunero. Empezamos mal.
POR ARANTXA COLCHERO
Alimentar a un bebé con leche materna no es sólo una forma de estar muy cerca de él en los primeros meses de vida. La lactancia materna tiene múltiples beneficios en salud tanto para el niño como para la madre. La leche materna es única, ninguna leche de fórmula la iguala, es una maravilla de la naturaleza.
La Organización Mundial de la Salud recomienda lactancia materna exclusiva hasta los seis meses, es decir, alimentar al bebé solo con la leche de su mamá sin introducir otros líquidos o cualquier alimento sólido en los primeros seis meses. Después de los seis meses, que inicia la introducción gradual de alimentos sólidos, se recomienda seguir con lactancia materna hasta los 2 años o más si la madre y el hijo lo deciden así. ¿Por qué esta recomendación?
Múltiples estudios han demostrado que los niños que reciben leche materna tienen menos enfermedades como diarrea aguda, enfermedades respiratorias, otitis media, menor coeficiente intelectual o enfermedades en la edad adulta como obesidad, diabetes y epilepsia. Y las mamás que dan leche materna tienen menor riesgo de tener cáncer de mama y de ovario, diabetes tipo 2, hipertensión e infartos.
A pesar de los beneficios que tiene la lactancia materna en niños y sus mamás, México es uno de los países con menor proporción de mujeres que dan leche materna a sus hijos. Solo el 28% de los niños menores de 6 meses reciben lactancia materna exclusiva.
Por supuesto que no se trata de estigmatizar a las mamás que deciden o no pueden lactar a sus hijos. La mayor parte de las mujeres lo pueden hacer, las condiciones de salud que lo impiden son muy poco frecuentes. Lo hicimos por siglos, es parte de nuestra naturaleza. Pero hay muchos factores sociales y estructurales que desincentivan que lo hagamos con libertad.
Acercar al bebé a la madre desde el momento que nace y permitir que se quede con ella, si así lo decide, en lugar de llevarlo a un cunero, es crucial para un buen inicio de lactancia materna. Pero con frecuencia en los hospitales en México se subestima la capacidad de la madre para hacerlo y se incentiva que tomen leche de fórmula y que duerman en cunero. Empezamos mal.
Saliendo del hospital, las mamás nos enfrentamos a otras barreras. Las que trabajamos no tenemos apoyos para quedarnos más tiempo con el bebé porque la licencia de maternidad es muy corta. Además, los lugares de trabajo no tienen lactarios que permiten a las mamás guardar su leche y refrigerarla.
Otro elemento importante es que algunos familiares o cercanos no apoyan o “ven mal” que las mamás demos leche materna a nuestros bebés, ya sea por estigma de que las mamás lo hagamos, particularmente en lugares públicos, o porque pertenecen a una generación en la que surgió la leche de fórmula y la publicidad la hacía ver como la mejor opción, cuando no lo es.
Se han planteado diversas estrategias para incentivar que una mayor cantidad de mamás den leche materna, si así lo deciden. Las más importantes son: limitar la publicidad y la venta de fórmula, que el personal de salud promueva y apoye la lactancia materna, aumentar la duración de la licencia de maternidad, entre otros. Sería muy bueno que México lograra implementar con éxito algunas de estas estrategias. Los niños y sus madres tendrían menos enfermedades y se reducirían los costos en salud que representan esas enfermedades.
Se trata de cambiar códigos culturales y hábitos hacia lo más natural, lo menos costoso y lo que nos acerca más como seres humanos.