Neoliberalismo populista
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Foto: Carlos Alberto Carbajal / Cuartoscuro
Algo pasa con los poderosos que, aunque tengan cimientos populares, terminan por perder el piso y negar la realidad.
POR RODRIGO CORDERA THACKER
La semana pasada el ex secretario de hacienda de la administración de AMLO, Carlos Urzua habló sin tapujos sobre la situación económica de nuestro país. La entrevista no tiene desperdicio. Desmenuza la situación actual y la define como mala para no decir que trágica. Habla del estado de las finanzas públicas, de nuestro fracaso recaudando impuestos, de la caída de la inversión pública, de las nulas políticas para apoyar a la población en general por la crisis económica disparada por la pandemia. También nos hace ver las grillas dentro del gabinete y como el nacionalismo trasnochado y rancio de algunos terminaron por ganar la batalla intelectual dentro del gabinete de la autoproclamada 4t.
El panorama es desolador francamente.
Urzua siempre ha sido claro con su visión económica. Una visión más cercana a la socialdemocracia que al populismo estatista que estamos sufriendo. Propone una reforma fiscal progresiva, propone gasto eficaz y propone también que el país se encamine al futuro con las energías limpias y renovables. Esta posición del ex secretario evidentemente le costó su puesto en el gobierno de AMLO.
Y contrastando con las ideas progresistas de Urzua, el jueves 8 de julio el presidente Obrador volvió a remarcar que no se necesita una reforma fiscal progresiva, que no es necesario ni aumentar ni crear impuestos. Se aventó una perorata mañanera en donde vuelve a decir que la fórmula es más austeridad y ataque a la corrupción.
Algo pasa con los poderosos que, aunque tengan cimientos populares terminan por perder el piso y negar la realidad. Me temo que estamos viviendo desde hace tiempo a un presidente que además de ignorar los peligros de la austeridad, es necio con posturas que han sido probadas como fracasadas en el mundo. Pero bien sabemos que esto no cambiara en este sexenio.
La austeridad ha generado a un gobierno incompetente. A una administración pública deficiente y mediocre. Y no solo por que la 4t despidió a mucha gente valioso e incorporó a mucha gente sin experiencia y sin capacidad, sino que cuando todo es recorte, despidos y austeridad franciscana, el estado pierde capacidad de maniobra y acción. La austeridad ha llegado a niveles tan inclementes dentro del gobierno, que el gel anti bacterial y el papel de baño parecen lujos. Si no me cree vaya a cualquier edificio del gobierno federal y podrá constatar el abandono y maltrato.
México ya vivió los errores de un liberalismo económico mal encauzado y propiciado desde la riqueza mexicana. Ahora nos enfrentamos a un populismo neoliberal autoritario que ahorca al estado mexicano y a la población en general solo por el diagnóstico del Presidente. No con datos, no con investigación, no con ciencia social. Solo con las ideas del Presidente.
Si México ya probó el neoliberalismo en dos facetas terribles para la sociedad entera, en especial con los más pobres, la socialdemocracia es el proyecto del futuro que podría lograr acrecentar a la clase media mexicana, recaudar más impuestos de la riqueza y distribuir para generar un piso parejo para toda persona que nazca en nuestra tierra.
No creo sea radical decir que toda persona mexicana tiene por derecho; salud, educación, vivienda, seguridad social universal, para poder enfrentar un capitalismo que no se tienta el corazón con nada y con nadie.
Un piso parejo para todos. Creo ese es el futuro de la socialdemocracia mexicana.