Ciudad de México, noviembre 22, 2024 00:59
Arantxa Colchero Opinión

Una película de ficción

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Será importante seguir cuidándonos por los no vacunados, por los más grandes, por los que tienen comorbilidades. Pero también por una responsabilidad social y ética. Estar enfermo no es ideal por uno mismo y porque podemos contagiar al otro.

POR ARANTXA COLCHERO

Vaya película de ficción nos ha tocado vivir. No nos había pasado que hubiera tantas personas cercanas contagiadas, sobre todo las que se habían cuidado más. Esta nueva variante ya no distingue. Ómicron está en todos lados.

Hipótesis de expertos y algunos estudios apuntan que podría ser el final de la pandemia. No el final del virus que se quedaría en el repertorio de enfermedades de vigilancia epidemiológica como la influenza y otras.

Parece que Ómicron se desarrolló por el reservorio de personas sin inmunidad en el mundo, ya sea porque no están vacunadas o por no haberse contagiado, como cualquier virus que busca sobrevivir. Esta nueva variante se queda en nariz y garganta lo que le confiere una enorme facilidad de transmisión. Por fortuna, parece no pegarse al pulmón, lo que evita enfermedad grave, por lo menos en vacunados y en personas más jóvenes o sin comorbilidades. Llegó más debilucho que el anterior, pero con gran capacidad de contagiar.

Si una gran cantidad de la población mundial se contagiara podría alcanzarse una inmunidad suficiente para acabar con la pandemia. Son hipótesis, no se sabe bien aún. La incertidumbre continúa. Habría que ver qué pasa con las otras variantes, cuánto dura la inmunidad, cuántos se contagian.

Si el final no estuviera tan lejos, ¿estaremos listos? ¿Aprendimos algo de esta pandemia? Ojalá.

Será importante seguir cuidándonos por los no vacunados, por los más grandes, por los que tienen comorbilidades. Pero también por una responsabilidad social y ética. Se pueden colapsar las actividades esenciales, como ya está sucediendo en otros países; estar enfermo no es ideal por uno mismo y porque podemos contagiar al otro.

Los gobiernos tienen retos muy complejos. No poner ninguna medida tendría consecuencias devastadoras porque, aunque el Ómicron no produce enfermedad grave en todos los casos, no hay sociedad que pueda con tantos contagios. La solución más sensata parece ser seguir usando cubrebocas, no ir a lugares concurridos, aislarse si hubo contacto con algún caso, hacerse prueba si hay sospecha, guardarse si el resultado es positivo. Siempre conservar el ánimo, disfrutar y valorar lo que tenemos.

Me queda una duda. La cantidad de población sin inmunidad se debe, en parte, a las bajas tasas de vacunación en países y zonas más pobres en el mundo. ¿Por qué la industria que produce las vacunas no se solidarizó con algún esquema para aumentar la cobertura? Se hubieran evitado tantas muertes…

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