Se desborda fervor en celebraciones de Semana Santa, en Mixcoac; ocurren cientos de familias a la visita de las Siete Casas
STAFF/LIBRE EN EL SUR
Con un notable fervor que se conserva a través de los años, este Jueves Santo tuvo lugar en templos y recintos religiosos del viejo pueblo de Mixcoac la visita a las Siete Casas, así como la procesión con el Santísimo, que recorre varias calles y los oficios propios de la Semana Mayor.
No son más de doce manzanas en las que se ubican esos 15 santos recintos, ahí reunidos por alguna razón no dilucidada, en torno a un templo emblemático de la zona: la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, con su maravillosa capilla de Nuestra Señora del Rosario del Rayo, construida por los evangelizadores franciscanos en el siglo XVII. Se erige en el centro del antiguo pueblo, frente al edificio que ocupó por décadas el palacio municipal de Mixcoac cuando era ayuntamiento, hoy sede de la casa de la cultura “Juan Rulfo”.
En la zona hay otros dos templos. Uno es el de San Juan Evangelista y Nuestra Señora de Guadalupe, en el barrio de San Juan, justo frente a la plaza “Valentín Gómez Farías” en que se ubica la casona de don Ireneo Paz, el abuelo de nuestro centenario premio Nobel de Literatura, que ahí pasó su infancia y parte de su adolescencia. El templo es una construcción del siglo XVIII, de dimensiones menores, rodeada de un atrio limitado por una barda de piedra. El otro es una construcción moderna sin mayor encanto, la capilla de Cristo Redentor, en la esquina de El Greco y Benvenuto Cellini.
El barrio de gratas callejuelas y añosas construcciones adquiere en esas fechas un ambiente místico, lleno de remembranzas y desbordante fervor. Y esto no es casual. La vida monacal de esos recintos, algunos centenarios, irradia a toda la comunidad especialmente en los llamados días de guardar. Tan sólo en la calle Campana están las sedes de tres de congregaciones: la de las hermanas de la Caridad, en el número 45; la de las monjas de la Visitación, que viven enclaustradas en el número 47, y el convento de las agustinas de Nuestra Señora del Socorro, en el 63. En la calle Goya número 58 están las hermanas capuchinas Sacramentarias, que viven en clausura y contemplación; en Poissin 45, las madres de María Reparadora; en Augusto Rodin 475 se ubica la prelatura del Opus Dei y en Río Mixcoac 143 la casa de las hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción.
También están, en Murcia 11, las hermanas guadalupanas de La Salle; en Galicia 8, la centenaria congregación de los hermanos de las Escuelas Cristianas Lasallistas; en Patriotismo 803, las hermanas de San José de Lyon; en Santander 27, las mercedarias Misioneras Mercedarias de Bérriz, y en Acordada 99, las religiosas de María Inmaculada para el Servicio y Protección de la Joven. En Augusto Rodin 355 hay una residencia de los padres jesuitas. En Empresa 45 viven las hermanas dominicas de la Presentación de la Santísima Virgen. Y en el número 8 de la plaza que lleva por nombre el del jacobino Valentín Gómez Farías, vaya paradoja, el ya mencionado convento de las madres dominicas de San Juan Mixcoac.
Las celebraciones de la Semana Mayor –que este año ocurren entre el jueves 29 de marzo y el domingo 1 de abril– se centran en las procesiones, la instalación de monumentos y los oficios del Jueves y Viernes Santos, así como la misa de Resurrección del domingo.
Es costumbre de centenares de familias realizar, el Jueves Santo, la Visita de las Siete Casas en el perímetro de la parroquia, acudiendo a los monumentos, a cual más hermosos, instalados en las casas de las madres de la Visitación, agustinas, capuchinas, reparadoras, clarisas, dominicas y guadalupanas, además por supuesto del que se instala en Santo Domingo de Guzmán. Conforme a la tradición, en estos recintos se exhibe el Santísimo y se rezan los oficios del Jueves Santo, que este año fue el jueves 29 de marzo. A las puertas se reparten estampas, panecitos y manojos de manzanilla benditos. Y a las ocho de la noche se inicia la procesión con el Santísimo.
Entre las cosas especialmente interesantes que pueden conocerse durante la visita a las Siete Casas está la imponente escultura en madera de San Miguel Arcángel en el convento de las monjas de la Visitación, así como los aposentos, que se conservan intactos, de la madre María Angélica Álvarez Icaza, fundadora de esa comunidad en diciembre de 1948 y hoy en vías de beatificación, proceso respaldado por el descubrimiento de un prodigioso e inexplicable orificio en el esternón de su cuerpo exhumado en el Panteón Español de la capital mexicana.