Ciudad de México, abril 26, 2024 20:14
Opinión Víctor Manuel Juárez Cruz

El agua sí importa… al crimen organizado

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La importancia de lo vital que resulta el agua es soslayada por la mayoría, salvo para el crimen organizado. A plena luz del día, se observa en Ecatepec, la succión del líquido.

POR VÍCTOR MANUEL JUÁREZ

El problema del agua en el país es tan complejo, que cuando no llueve morimos de sed, y cuando se abre el cielo, fallecemos inundados y ahogados. Hasta el día de hoy se han registrado ocho muertos al ser arrastrados por las corrientes fluviales, provocadas por las tormentas provocadas por el huracán Kay a su paso por la costa del Pacífico en el norte de la república. A cambio de ello, las 210 presas del país lucen rebosantes del vital líquido.

Las sedientas entidades de Baja California, Nuevo León, Chihuahua y Sonora, hoy son escenario de inundaciones, ríos desbordados y daños cuantiosos para sus habitantes, así como de acciones heroicas de elementos de Protección Civil para evitar daños mayores a la población.

Como dijera un habitante de Monterrey: “ahora si nos alertaron a tiempo para desalojar y no andar en los bajos y cauces de los ríos”. Todos recuerdan aun cuando el huracán Gilberto chocó contra el cerro de la Silla y derramó su enorme caudal hasta inundar y rebasar el cauce del río Santa Catarina.

Esta semana, la acción de Protección Civil, sólo dejo en Nuevo León 100 viviendas afectadas y más de 200 personas desalojadas. Una veintena de vehículos quedaron varados en el agua y cuatro personas fallecidas. Las lluvias han obligado a declarar situación de emergencia en dos entidades se suspendieron las clases y diversas actividades productivas por la crecida del agua. Los fuertes aguaceros han afectado también a Guerrero, Oaxaca y ahora Kay se enfila a Baja California.

Durante muchos meses del presente año dejó de llover en el norte del país con consecuentes afectaciones al consumo humano y el sembradío de alimentos, hoy las torrenciales aguas, inundan poblaciones, rancherías y hasta grandes urbes. Nuevo León y Coahuila los ejemplos más claros.

El manejo del agua, para su captación, almacenaje y distribución, demanda de grandes obras y recursos tecnológicos. Presas y acueductos son necesarios para tal propósito. Los tenemos, pero no en demasía. Así la edificación del acueducto Cuchillo II que se planea lleve el vital líquido desde la cuenca del Papaloapan a Nuevo León, requiere de 300 mil millones de pesos para cubrir 300 kilómetros.

La importancia de lo vital que resulta el agua es soslayada por la mayoría, salvo para el crimen organizado, como lo demuestra una nota de primera plana, en un diario de circulación nacional, dónde se observa el huachicoleo de agua, en un municipio del Estado de México. A plena luz del día, se observa en Ecatepec, la succión del líquido. La nota en cuestión especifica que: “Ecatepec es el municipio mexiquense donde más robo de agua se registra, con hasta 40 mil litros de agua, lo que deja ganancias a los delincuentes por mil millones de pesos anuales”.

Las penas y multas por este delito –que sólo alcanzan ocho años de reclusión—así como los operativos para su combate, no ha logrado frenar la importante fuga y robo del recurso. Los malandros solo requieren de mangueras y bombas para sangrar el líquido y enriquecerse. Las autoridades se han mostrado tan incapaces de combatirlo, como para sellar a tiempo las fugas antes de que se derrame al alcantarillado.

Todos recuerdan aun cuando el huracán Gilberto chocó contra el cerro de la Silla y derramó su enorme caudal hasta inundar y rebasar el cauce del río Santa Catarina.

En el amplio y documentado reportaje, el matutino El Universal, hace una seria y clara denuncia sobre el huachicoleo de agua en el estado de México, práctica que se extiende a otros municipios. Informa que el robo se da en cuestión de minutos. Para los que se requieren bidones, mangueras y una bomba. Luego, con total cinismo e impunidad, venden el producto a unas cuadras de donde fue hurtado. Todo al amparo u omisión de las autoridades locales, que permiten que el agua que debería salir de la llave, sea vendida en bidones.

Cabe señalar que, de este lucrativo negocio, no sólo se han beneficiado los malandros, sino también organizaciones, políticas, sociales y sindicales. Es decir que con el agua todo mundo lucra, pero pocos se ocupan de captarla y almacenarla, mucho menos de cuidarla. Lo más que hemos logrado es reducir el tiempo en la regadera de 20 minutos a cinco, y ya con eso sentirnos muy responsables de cuidarla. Hoy, los reportes indican que luego de un largo año de sequía, las benditas lluvias de agosto-septiembre han superado los promedios históricos y en tan sólo 15 días han llenado los cuerpos de agua en un 50 por ciento, y así la superficie afectada por el estiaje se redujo de un 16 por ciento a un nueve por ciento, además de que las 210 presas del país lucen rebosantes de agua. Pero aguas con el agua, su

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