La ciudad donde nadie te ve
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“En esta ciudad, tan grande, tan compleja, tan hermosa y tan herida, no podemos permitirnos seguir siendo invisibles”.
POR FEDERICO CHÁVEZ
La Ciudad de México presume uno de los sistemas de videovigilancia más grandes de América Latina. Más de 80 mil cámaras integradas al C5 están desplegadas por calles, avenidas, parques y transporte público. Cámaras que, en teoría, deberían ayudarnos a vivir más seguros. Cámaras que según el gobierno, lo ven todo.
Pero la realidad en las calles es otra. Vivimos en una ciudad donde nadie te ve cuando más lo necesitas.
Una ciudad donde si te asaltan, te atropellan o simplemente necesitas evidencia para una denuncia, te responden con un “esa cámara no servía”, “estaba girada hacia otro lado” o, peor aún, “no se guardó el video”.
¿De qué sirve tener 80 mil ojos si están dormidos?
¿De qué sirve gastar miles de millones en infraestructura si, a la hora de proteger a la ciudadanía, el sistema falla en silencio?
Esto no es una anécdota aislada. Es un patrón. Y es grave.
A lo largo de los últimos meses, he conversado con vecinos de Benito Juárez y de muchas otras alcaldías. Gente común que ha sido víctima de un delito y que se topa con la indiferencia institucional. Personas que buscan un video para defenderse, para probar su versión, para pedir justicia, y se enfrentan a un muro opaco, burocrático e ineficiente.
Una madre cuyo hijo fue arrollado por un conductor que se dio a la fuga. Un joven que fue asaltado a plena luz del día frente a una cámara. Una pareja que denunció violencia y pidió los videos de su calle. Todos con la misma respuesta: “la cámara no captó nada”.
Es momento de decirlo con claridad:
el sistema de videovigilancia está roto.
No basta con presumir la cantidad de cámaras instaladas. Lo que importa es que funcionen, graben, estén bien colocadas, bien mantenidas y que sirvan para proteger y hacer justicia.
Porque cada cámara que no graba, que no enfoca, que no responde, es una traición a la confianza ciudadana.
Y eso nos lleva a una reflexión más profunda:
¿cómo se sostiene la seguridad pública en una ciudad donde el ojo que debía vigilar está apagado?
¿Dónde queda el derecho a la verdad de las víctimas?
¿Dónde queda la responsabilidad del Estado?
La seguridad no puede ser un espectáculo ni una narrativa de autopromoción.
La seguridad se construye con resultados, con transparencia y con tecnología que funcione, no solo que se anuncie.
Hoy le exigimos al Gobierno de la Ciudad de México tres cosas muy puntuales:
- Un diagnóstico público y actualizado del estado real de las cámaras del C5.
- Un plan de mantenimiento y verificación periódico, que asegure que esas cámaras estén activas, grabando, y listas para ser usadas como herramienta de justicia.
- Protocolos claros, accesibles y rápidos para que cualquier persona que haya sido víctima de un delito pueda obtener los videos pertinentes para su defensa.
Ninguna de estas peticiones es excesiva.
Todas tienen un solo fin: garantizar el derecho de las y los ciudadanos a vivir seguros y a recibir justicia cuando son agraviados.
Porque en esta ciudad, tan grande, tan compleja, tan hermosa y tan herida, no podemos permitirnos seguir siendo invisibles.
No podemos permitir que las cámaras vean solo cuando conviene políticamente. No podemos seguir tolerando una vigilancia selectiva, que a veces parece más orientada a espiar a opositores que a proteger a vecinos.
Yo quiero una ciudad que te vea.
Que te escuche.
Que te cuide.
Y para eso, necesitamos cámaras que funcionen. Pero más aún, necesitamos un gobierno que sí tenga la seguridad como prioridad.
Hoy levanto la voz por las víctimas sin video, por los casos sin pruebas, por los que piden justicia y no encuentran ni una imagen. Porque nadie debería vivir con la certeza de que, si le pasa algo, nadie lo va a ver.
Esa es la ciudad que tenemos.
Pero no es la ciudad que merecemos.
*Diputado local del Partido Acción Nacional por Benito Juárez.