El Álbum / Niños y niñas a principios del siglo 20
Foto 1: Niño soldado federal Foto: Agustín V. Casasola c. 1912
Las condiciones, más que desfavorables para cualquier trabajador en el campo o en las pequeñas y grandes ciudades, lo eran más para los niños
En 1921 se organizó el Primer Congreso del Niño en la ciudad de México. En este evento expertos pedagogos, médicos, psicólogos y abogados expusieron una serie de problemáticas que afectaban a la niñez mexicana. 16 años dspués se creó la Secretaría de Asistencia Pública para subsanar las necesidades de la población infantil.
ADRIÁN CASASOLA
Iniciaba el siglo XX y aun no existía un lineamiento legal que protegiera los derechos de la niñez. No existían las restricciones al trabajo infantil, ni un freno a las jornadas laborales interminables que miles de niños y niñas realizaban a diario para ayudar a sus padres con el sustento familiar. Las condiciones, más que desfavorables para cualquier trabajador en el campo o en las pequeñas y grandes ciudades, lo eran aun más para los niños.
El Movimiento Armado iniciado en 1910 empeoró aun más la situación familiar de miles de personas, debido a que ocasionó la muerte de hombres que eran el sustento económico, y por consiguiente dejaron en la indefensión a sus esposas e hijos. Fue entonces que los niños huyeron de sus lugares de origen y comenzaron a seguir a tal o cual tropa para obtener protección, alimentos y un sentimiento de pertenencia al grupo. Las niñas por su parte hicieron lo mismo y se convirtieron en aliadas de sus madres y otras mujeres que formaban parte de La Bola revolucionaria, cocinando, cuidando a otros niños, en ocasiones un poco más pequeños o de igual edad, trasladando los utensilios y las armas, sin comprender la situación política ni los acontecimientos que los habían llevado hasta esa realidad que era durísima de afrontar día con día.
Una vez pacificado parcialmente el país, hacia 1916 por órdenes de Venustiano Carranza se convocó a los diputados de los estados a la creación de una nueva Carta Magna para 1917.
Gracias a su promulgación, se logró que los derechos fundamentales a la educación y el bienestar de los niños y niñas estuvieran plasmadas en la Constitución que hasta hoy nos rige. Las pérdidas irreparables de los millones de personas por la Revolución Mexicana hicieron mella de muchas maneras significativas en la niñez que sobrevivió esa cruenta lucha.
Por todo lo anterior, en 1921 se organizó el Primer Congreso del Niño en la ciudad de México. En este evento expertos pedagogos, médicos, psicólogos y abogados expusieron una serie de problemáticas que afectaban a la niñez mexicana de principios del siglo XX. Este evento privado le dio visibilidad a los conflictos familiares y personales de los que el Estado Mexicano debía de ocuparse y buscarles solución. Algunos esfuerzos gubernamentales del pasado incluían hospicios, asilos “constitucionalistas” y la “Escuela Industrial de Huérfanos” y fue hasta 1937 en que se creó la Secretaría de Asistencia Pública para subsanar muchas de las necesidades de la población infantil de nuestro país. Así como ha sucedido antes, debemos visibilizar sus necesidades y tomar acción para que todo lo que se ha ganado para ellos a través de los años no se convierta en letra muerta.
Hoy en día y luego de dos años de pandemia debemos de apoyar a nuestros hijos e hijas en su proceso de adaptación a la normalidad. Esta etapa también nos permitió conocerlos mejor y pasar más tiempo de calidad con ellos. No olvidemos que ellos siguen nuestro ejemplo y están más pendientes de nuestros pasos de lo que nosotros creemos. Seamos ese apoyo que necesitan para ser mejores y más felices. Que esa sea nuestra misión de vida y nuestro propósito principal.
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