El engrudo de la Narvarte
Ya no sé si se hicieron bolas con el engrudo o el engrudo los hizo bolas en la investigación del multi homicidio de Narvarte. Es una verdadera batahola por no decir desastre. En materia de seguridad a los capitalinos, el Gobierno del Distrito Federal está en jaque.
El horrendo hecho en el que fueron ultimadas cuatro mujeres y el foto-periodista Rubén Espinosa ha dejado en la lupa dos hechos incontrovertibles: Veracruz es la entidad del país donde mayormente se hostiga, castiga y reprime a los periodistas. El Distrito Federal, la capital del país, dejo de ser una ciudad segura y hoy en día el crimen organizado y la delincuencia común actúan impunemente.
Dos hombres han quedado en la palestra, en la mira de los ciudadanos: Javier Duarte y Miguel Ángel Mancera, ambos señalados por dos coincidencias: mal gobernar las entidades que les fueron confiadas por los ciudadanos y urgidos de limpiar su dañada imagen. Por lo pronto Duarte ya se deslindó pese a que lo quieran quemar en leña verde los activistas y políticamente correctos de las redes sociales.
Y hoy, curiosamente, la suerte de uno depende del otro y viceversa. Mancera al mandar interrogar a Duarte en calidad de testigo, quedará bien con quienes exigen la línea de investigación hacia Xalapa, actuará políticamente correcto pese a no haber un solo indicio que inculpe al veracruzano; el gobernante de Veracruz quedará, a su vez, no sólo exonerado del multi homicidio de la Narvarte, sino hasta blindado de los asesinatos de periodistas en la entidad donde más mueren en acción de informar y cuestionar.
Con base a las indagaciones de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), dadas a conocer a través de los medios, el caso ha dado un nuevo giro que va de lo espectacular a lo grotesco y ridículo. Ahora se maneja como un asesinato perpetrado por tres tristes individuos en un hecho fortuito, según se desprende de la declaración del sospechoso y ya consignado ex reo, Daniel Pacheco, quien dijo que fue invitado por sus cuates –un “viene, viene” y un malabarista callejero– a pasarla bien en casa de una colombiana, de quien hoy finalmente sabemos su identidad y cuyos restos fueron finalmente reclamados por sus familiares: Mile Virginia Martín.
Así, las hipótesis de sicarios enviados por el gobierno de Xalapa o por el crimen organizado se degrada a criminales de ocasión. Tan increíble como absurdo el caso se les cae a pedazos y no tienen nada sólido. Nadie cree tampoco que se trate de un simple robo, como lo ha manifestado Karla Michel, abogada de Nadia Vera –victimada en el horrendo multi crimen—en entrevista con Quadratín. Sostiene que a casi 15 días la (PGJDF aún no ha tenido la capacidad para detallar o definir la línea de investigación
Leo también, sin mucha sorpresa pero con preocupación y confirmando mí sentir, una nota en primera plana del diario Reforma del domingo pasado. Dice: “Aun cuando en reiteradas ocasiones las autoridades capitalinas han negado la presencia de cárteles en la Ciudad, desde al menos seis años, su huella se ha hecho visible en los antros.
“Según averiguaciones previas en la PGR y la Procuraduría del DF, operan sobre todo en la zona Roma-Condesa y el llamado corredor Insurgentes. La historia de violencia ligada al narcotráfico podría tener un primer capítulo dentro del bar Dobberman, ubicado hasta 2011 al sur del DF.
“En 2009, testigos declararon que ahí Édgar Valdez Villarreal, “La Barbie”, entonces operador del Cártel de los Beltrán Leyva, ofreció 300 mil dólares a agentes del Grupo Especial de Reacción e Intervención de la PGJDF a cambio de asesinar a un federal.
“Cuatro años después, Ismael García Polo, gerente del Dobberman, fue ligado al bar Heavens, donde secuestraron y posteriormente asesinaron a 13 jóvenes en mayo de 2013. Ese crimen se atribuye a La Unión Insurgentes, que desde hace al menos seis años controla la zona Roma Condesa y el corredor Insurgentes.
“A este grupo también se le adjudica la ejecución del dueño del bar Life, en la Condesa, en junio pasado”.
En el mismo diario, el lunes pasado, Roberto Zamarripa apunta hacia el amafiamiento entre inspectores de la vía pública y narcomenudistas, entre políticos, jefes policiacos y criminales, una red que crece y neutraliza cualquier indagatoria. Así la ciudad mientras en el discurso de las autoridades capitalinas se insiste, una y otra vez, que la ciudad e segura y que no opera el crimen organizado.
Sin embargo la necia realidad nos enseña todos los días que dos o tres jóvenes son balaceados, al igual que cuentahabientes o conductores de vehículos particulares son asaltados violentamente, que se incrementan los robos a casas habitación en colonias antaño tranquilas y seguras, que salir de noche es un riesgo y la recomendación es la de mejor quedarse en casa donde bandas bien organizadas entran a saquear disfrazados de trabajadores. Y sino, nada más denle una ojeada a la primera plana de Excélsior donde se destacan los cruceros más peligrosos de la ciudad.
La que fuera la mejor carta de presentación de Miguel Ángel Mancera: la seguridad y su accionar en la PGJDF, hoy lo tiene en jaque. Sean cual sea el resultado que arroje la investigación del multi crimen de la Narvarte nadie lo creerá pues el caso ha sido manchado con filtraciones, dichos y desdichos.