JUVENTUD COMO SISTEMA / Empleo verde
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Conforme avanza la historia del ser humano, el relato mismo de la humanidad, genera la sensación de incrementar de manera sostenida el ritmo de los cambios. Sin que necesariamente impliquen modificaciones de carácter positivo, me gustaría destacar un dato dado a conocer recientemente por la Organización Internacional del Trabajo: la economía verde generará 24 millones de nuevos empleos durante los próximos 10 años.
A decir del informe “Perspectivas sociales y del empleo en el mundo 2018: Sostenibilidad medioambiental con empleo”, la condición necesaria para que dichas ocupaciones sean viables radica en la implementación de las políticas adecuadas. ¿Cómo tendría que ocurrir dicho proceso?
Cada gobierno debe asumir la responsabilidad de producir las condiciones necesarias para adoptar prácticas sostenibles. Un punto toral atraviesa por el sector energético. Como simple condición objetiva, sin mediar adjetivos, esa posibilidad para nuestro país tiene un sesgo: la generación de recursos energéticos no recae completamente en el gobierno. ¿Cómo planificar, cómo realizar prospectiva para generar oportunidades de vida y empleo sin la soberanía suficiente, sin capacidad general de decisión?
Otro factor que determina de manera parcial la posibilidad de entrar de lleno a la arena de las energías renovables, radica en que las actividades de la economía verde que ganarán espacio conforme el futuro sea presente, demandan un alto componente tecnológico, mecatrónico para, por mencionar un par de ejemplos, desarrollar vehículos eléctricos e incrementar la eficiencia energética de los edificios.
¿Por qué de manera parcial? Porque tampoco a nivel de Estado Mexicano poseemos la capacidad de generar tecnología propia. Hoy, bajo la trampa de la Inversión Extranjera Directa y la competitividad de la economía, somos ensambladores de productos, un eslabón más en la cadena global de producción, donde el componente tecnológico nacional de las exportaciones es mínimo.
Asimismo, la OIT pone énfasis en la necesidad que tienen las naciones por formar trabajadores con las competencias suficientes para la transición hacia una economía más verde, y proporcionarles una protección social que facilite el pasaje a nuevos puestos de trabajo, contribuya a prevenir la pobreza y reduzca la vulnerabilidad de los hogares y las comunidades.
Entre las conclusiones que presenta el informe resalta una. En esta perspectiva de futuro, dos sectores, la extracción del petróleo y la refinación del mismo, perderán más de un millón de empleos. Resulta evidente que la manera de generar economía a partir de la energía evolucionará de manera acelerada y requiere de nuevas vías, innovaciones de carácter incluso sistémico.
Finalmente, la OIT recomienda colocar en el centro de las nuevas políticas mecanismos eficientes de protección social para los trabajadores, así como una distribución más justa de los ingresos. La sociedad del futuro es viable únicamente si cambiamos el enfoque en materia de entornos laborales.