Ciudad de México, octubre 5, 2024 02:30
Nancy Castro Opinión

Los 43. Memoria histórica

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Ayotzinapa es un caso de macro criminalidad, es la convergencia de agentes estatales tanto gubernamentales como  delincuenciales para llevar a cabo un acto delictivo. 

POR NANCY CASTRO

MADRID, Es 26 de septiembre, una fecha que nos recuerda no sólo un acontecimiento doloso, nos recuerda que no tenemos memoria. Desde Madrid hay una diferencia horaria de 8 horas respecto a México, con gran expectación espero. Se han registrado ocho microsismos y a manera de nuestro himno, se manifiesta lo indecible en su centro la tierra, hoy todo debería  manifestarse. Todos donde sea que estemos deberíamos hacerlo.

La gente se ha dado cita hoy a las 16:00 centro del país, para recorrer las calles gritar consignas por los 43 de Ayotzinapa, por ellos, por sus padres, por todos. Para que no vuelva a ocurrir nunca.

Han transcurrido diez años de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, 26 de septiembre de 2014, se daba la noticia a nivel mundial de la desaparición de los estudiantes bajo el rigor de la policía de Iguala que a su vez obedecía órdenes de un grupo delictivo. Los estudiantes habían tomado camiones de la central de autobuses —prácticas que acostumbrados a hacer, les son permitidos por administrativos de la empresa de autobuses— Querían llegar a manifestaciones por los acontecimientos del 2 de octubre del 68 en el extinto D.F.

Son jóvenes sin dinero, sin recursos, pero con una consciencia social que poca gente tiene a esa edad. Son  jóvenes con el germen de la lucha social, herederos de Lucio Cabañas. Jóvenes que labran palma a palma el rumbo de sus destinos: prepararse para ser maestros de sus comunidades, para así, continuar sembrando la misma consciencia social con la que fueron educados.

¿Por qué cuantos más avances se vislumbraban se densifica y paraliza todo?

La noche del 26 de septiembre fueron interceptados, violentados y desaparecidos por policías, los militares supieron paso a paso lo que ocurría y no los protegieron sino todo lo contrario.

Cuando los jóvenes desaparecen, los padres creyeron que al poco tiempo  regresarían, que el crimen organizado los tendrían detenidos y los soltarían. Entonces el movimiento de búsqueda y solidaridad creció exponencialmente. Padres, vecinos, estudiantes buscaban a sus compañeros. Periodistas, nacionales e internacionales viajaron a la Escuela Normal Isidro Burgos para narrar lo que allí estaba ocurriendo. La ciudadanía de todo el país se movilizó en  apoyo a los padres. Los meses subsecuentes al no tener aún noticias, las movilizaciones continuaron, los encuentros de los padres con las autoridades se dieron una y otra vez para exigir respuesta, esto se ha prolongado por diez años.

La  verdad histórica representó un intento fallido por cerrar el caso. Pero el GIEI (Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes constató y aclaró el absurdo argumento de haber incinerado 43 cuerpos en el basurero de Cocula por 12 horas y arrojados al Río San Juan. Se logró desmantelar la verdad histórica, quedando como aseveración que el Ejército tuvo mucho que ver, que el batallón 27 de infantería hizo caso omiso. Y cuando los padres fueron a preguntar por sus hijos respondieron que ahí no era el MP.

Con espacios en blanco, la ignorancia acumulada sobre lo ocurrido en extensos tramos de la noche del ataque, lo que se sabe es que el grupo criminal que atacó a los estudiantes, Guerreros Unidos,  gozaba de una importante red de apoyo tanto institucional como federal.

A día de hoy hay 88 policías procesados, entre estatales, locales y federales, 16 militares, un marino, un alcalde, cinco exfuncionarios de la fiscalía federal.

Ayotzinapa es un caso de macro criminalidad, es la convergencia de agentes estatales  tanto gubernamentales como  delincuenciales para llevar a cabo un acto delictivo. 

Una tristeza inocultable que traduce en una sola frase: lo ocurrido en Iguala dejó marcada la vida de 43 padres y compañeros sobrevivientes, mientras el caso siga sin resolverse la frustración acompañará la vida de quien estuvo ahí.

Si dejamos deudas en el presente, siempre va a haber huecos y una falta de resolución que tarde o temprano alguien va a tener que enfrentar. Trasladar al futuro lo que hoy en día no podamos resolver como sociedad, responde a una actitud negligente. Los jóvenes el día de mañana se encontrarán  con una deuda insostenible a nivel social,  Si somos conscientes de ello toca ponderar nuestro papel y responsabilizarnos. Pero si el papel del estado es la procuración de la justicia y este no hace su papel, exigiéndole que haga su trabajo o haciendo su trabajo, ¿es que vamos a lograr más?, en este caso  los padres de los 43, han  logrado más que las propias autoridades. En su  exigencia mes con mes para desencriptar  la verdad, es que  han logrado más, de lo que por sí mismo el gobierno, ha hecho.

Al inicio de este sexenio AMLO asumió el compromiso de esclarecer la verdad, trabajar arduamente en ello, fomentando esperanza en la vida de los padres. Cuatro años después, qué pasó con la Fiscalía especial, qué pasó con la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia del caso Ayotzinapa, (Covaj) qué pasó con el GIEI, por qué se disolvió la colaboración. Se han neutralizado los planos de investigación, han perdido fuerza los organismos. ¿Por qué cuantos más avances se vislumbraban se densifica y paraliza todo? el hallazgo de los 88 documentos encuartelados por el ejército donde se plasman conversaciones con el grupo delictivo en la noche de Iguala.

Este sexenio termina con  protección al ejército, de un gobierno que deja en  sus manos la seguridad nacional.  Así es como concluye la relación que estableció AMLO con los padres diciendo hoy 26 de septiembre en su mañanera y a cuatro días de terminar su mandato, “las cosas están enredadas, complicadas por intereses” Sus mensajes velados, siempre tienen un trasfondo que se complicaron cuando se le cede el poder a los que tienen armas.

En 6 años eso es lo que nos ha dejado la cuarta transformación,  de eso se trataba, dejarnos en manos de quien en contubernio con los policías y crimen organizado desapareció a los 43 normalistas de Ayotzinapa. 

Llueve y la gente continúa caminando hacia el zócalo, el contingente de padres cada uno lleva sobre el pecho su  estandarte, la foto de su hijo desaparecido. Al final de la manifestación se encuentran con un zócalo vallado, un palacio protegido, y un templo vallado, como si de verdad les fueran a hacer algo a sus históricos monumentos que pareciera que valen más que la vida de todos los desaparecidos juntos.  

En el templete habla don Mario, padre de César Manuel González Hernández uno de los desaparecidos esa noche del 26.

“A pesar del agua, a pesar de todo. Gracias por estar aquí, por el acompañe. ¿Que es lo que pretende decir en su mañanera el presidente, que no hubo gente? pareciera que estuviéramos en una dictadura y por eso no nos podemos desplazar. ¿Donde está aquella democracia que pregona este gobierno que se dice ser humanista? No compañeros, la democracia la utilizan nada más cuando les conviene. Desde acá le hacemos la pregunta, por qué tanto odio para los 43 padres. Señor presidente, no nos hagamos tontos usted sabe perfectamente bien, quién fue el que participó masivamente en el ataque cobarde hacia nuestros hijos. Usted lo sabe y desafortunadamente se puso del lado de la traición. No sólo traicionó a estos padres sino a un pueblo sediento de justicia de saber la verdad. Ha traicionado a toda esta gente que nos ha acompañado poniéndoles estos blocks, la marcha es pacífica señor presidente, qué pasa con un presidente que no cumple con su palabra y traiciona con su firma”

Han pasado los primeros 10 años y pareciera que con el tiempo, el caso fuera enturbiando la tarea de quien se compromete a esclarecer los hechos y por lo mismo pareciera que la verdad sobre lo que pasó con los jóvenes nunca estará al alcance de nadie, por eso debemos seguir solidarizándonos con los padres y sus familias. Seguir exigiendo la búsqueda de la verdad tope donde tope. Porque si se impone la desesperanza, la resignación, la mentira y el olvido, es como si los 43 normalistas volvieran a desaparecer ya no en Iguala sino en todo México.

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