Lucran con la tragedia de los migrantes
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Pura grilla y nada de resultados. Un vacío tan enorme que se refleja en la ausencia de apoyo y ayuda a los familiares de los fallecidos.
POR VÍCTOR MANUEL JUÁREZ
Ha transcurrido más de una semana desde la tragedia de Ciudad Juárez, donde 40 migrantes perdieron la vida, al ser encerrados y ahogados, en un “albergue” del Instituto Nacional de Migración (INM), y los resultados –ofrecidos y cacareados en conferencia de prensa de la secretaria de Seguridad Pública. Rosa Ícela Rodríguez—no aparecen o no se dan a conocer.
El hilo se rompió por lo más delgado, y los cinco consignados inicialmente son los únicos culpables. Estoy seguro que hasta ahí parará.
Obvio decir que la indagación no pasará a más y no será ni investigado ni castigado el titular del INM, Francisco Garduño Yáñez, y mucho menos los responsables de Gobernación y de Relaciones Exteriores, Adán Augusto López y Marcelo Ebrard, respectivamente, responsables de la política migratoria, y quienes siguen muy campantes en la búsqueda de la candidatura presidencial por el partido en el poder.
A la fecha hay cinco consignados, entre los que se cuentan un migrante venezolano, acusado de iniciar el fuego, tres guardias privados –pertenecientes a una empresa privada vinculada al sátrapa de Nicaragua, Daniel Ortega— y un custodio del INM, quien se dice tenía las llaves y se negó a abrir la reja, pese a que el fuego avanzaba.
Conferencias y choros repetidos una y otra vez, como el que el INM será reformado para dar paso a una coordinación nacional que atienda todo lo referente con la migración. Una instancia que se ha prometido coordinará el padre Alejandro Solalinde, quien ha exigido un cambio en la política migratoria con nuevas propuestas. Y así, solicito, se propuso ante el presidente López Obrador para coordinarlo.
O sea, pura grilla y nada de resultados. Un vacío tan enorme que se refleja en la ausencia de apoyo y ayuda a los familiares de los fallecidos, que no pueden ni rescatar los cadáveres de los suyos ante la burocracia y la indiferencia que enfrentan.
Llama la atención la respuesta de los gobiernos de quienes murieran, que han exigido respuestas del gobierno mexicano. Guatemala, Honduras, El Salvador han manifestado el respaldo a sus connacionales. Venezuela, como era de esperarse, no se ha manifestado y los ha dejado solos en su tragedia.
Y mientras los resultados se dan, los datos afloran y dejan ver que el INM es verdaderamente un caos que aloja a Alibaba y los cientos de ladrones, que vejan a los migrantes y explotan a quienes huyen de la violencia y la pobreza, en verdaderas cárceles clandestinas. ¿Albergues con rejas y candados? Donde los productos y servicios son cobrados por los mismos custodios, al triple de lo que se ofertan fuera.
O bien el hecho de que la ley señala que los migrantes pueden ser retenidos durante 72 horas para ver su situación y no hasta cinco u ocho meses como sucede en la actualidad. No en balde la ONU nos tiene puestos los ojos al igual que diversas instancias de defensa de los derechos humanos
Al parecer al único político que le importa la suerte de los migrantes, es al líder de la Junta de Coordinación Política en el Senado, Ricardo Monreal, quien ha pedido la comparecencia del responsable del INM y de ser necesario de los titulares de Gobernación y Relaciones Exteriores. Un llamado que ha quedado en el aire y sin respuesta, al menos durante esta semana santa y la venidera de pascua.
México le hace el trabajo sucio de los Estados Unidos y trata de contener las olas migrantes a toda costa, así sea en franca violación de sus derechos más elementales. Las golpizas y corretizas se han hecho evidentes en las imágenes de los noticieros. Los cobros y malos tratos en las notas periodísticas, como la que señalan hoy algunos rotativos:
“Frenan la migración desde el sur del continente, aumenta la de mexicanos hacia los Estados Unidos”. Otra nata que reza: “La Migración se ha convertido en una cueva de moches: Las estaciones migratorias, retenes y garitas del INM se han convertido en cuevas para el cobro de moches por parte de sus agentes, funcionarios o policías privados, quienes aprovechan cualquier oportunidad para extorsionar a los detenidos con pagos por productos de higiene personal…”
Lucrar con la desdicha ajena no tiene vergüenza como tampoco la tiene la omisión y esperar que el tiempo entierre a la tragedia. Y así estamos.