Maternidad: un trabajo de tiempo completo sin remuneración
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Tres generaciones de madres con el nieto más pequeño. Foto: Graciela López / Caurtoscuro
Estimo que en pleno siglo XXI es fundamental que la sociedad y nosotras mismas dejemos de romantizar la maternidad.
POR ITZEL GARCÍA MUÑOZ
“La maternidad no solo es amor, también es trabajo”.
En torno del “Día de las Madres”, un día en el que muchas personas festejan a las mujeres que, ya sea por elección o por imposición, o por otras razones se convirtieron en madres, es necesario desmitificar que la maternidad es maravillosa porque ser mamá es un trabajo con un horario de 24 horas los 7 días de la semana.
En mi caso, me convertí en mamá por elección y, sin duda alguna, mi hija Daniela ha sido y es mi motorcito de vida, ese que me impulsa a seguir adelante; y mi amor incondicional. Sin embargo, encargarme de su cuidado y crianza ha sido complicado y, en algunas ocasiones, un trabajo agotador.
Las mamás tenemos que destinar buena parte de nuestro tiempo a dos trabajos que no son remunerados: el doméstico y el de cuidado. Además, con relación al trabajo remunerado cuántas de nosotras hemos sido descartadas de los puestos de dirección, e incluso de los trabajos formales porque la crianza de las y los hijos no permite aceptar esos horarios esclavizantes que en nuestro país, donde hay una pésima cultura laboral, llaman trabajos de tiempo completo o sea con horario de entrada pero no de salida.
Además, las mamás trabajadoras no independientes experimentan un gran estrés cuando deben pedir un permiso laboral para recoger a la hija o el hijo que se enfermó, tuvo un accidente o incidente en la guardería o en la escuela a la que asiste.
Por otra parte, es verdad que existen más mujeres en posiciones de poder pero eso sirve de muy poco cuando la agenda de las mujeres de a pie, de esas que supuestamente representan, no tiene avances sustantivos. Desafortunadamente, la igualdad de género ha sido utilizada por personas que se dedican a la política para obtener beneficios individuales o de grupo. Y a pesar de que durante las dos últimas décadas se han emitido muchas leyes para empoderarnos, y alcanzar la tan ansiada igualdad dichas normas legales se han convertido en catálogos de buenas intenciones porque las instituciones encargadas de aplicarlas no funcionan.
También quiero destacar que uno de los obstáculos más grandes que enfrentamos las madres en México, sobre todo en materia de movilidad social es la ausencia de una estructura institucional en materia de cuidados. Al respecto he visto algunas propuestas, unas muy ambiciosas y otras que constituyen un paliativo. Sin embargo, lo primero que tenemos que hacer como país es construir sistemas de seguridad social, de salud y educativos universales que funcionen.
Finalmente, estimo que en pleno siglo XXI es fundamental que la sociedad y nosotras mismas dejemos de romantizar la maternidad. Para mí ser mamá de Daniela ha sido una experiencia única y la más hermosa de la vida pero la maternidad no fue ni es nada fácil. Por ello, es importante poner sobre la mesa las dificultades y los problemas que la mayoría de las madres enfrentamos día a día, así como la exigencia para que el Estado elabore políticas públicas que, entre otras cuestiones, reduzcan la carga materna del trabajo doméstico y de cuidado, y permitan conciliar el mundo laboral con el familiar.