DAR LA VUELTA / ¿Ordenamiento territorial?
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Fotos: Patricia Vega
“Hay tramos en los que los transeúntes nos vemos obligados a bajar de las banquetas y caminar por el arroyo de la calle si es que pretendemos seguir adelante con nuestro recorrido”.
POR PATRICIA VEGA
El ordenamiento territorial en las ciudades aspira a mejorar la calidad de vida de la población a través de una ocupación ordenada y un uso sostenible de un territorio a partir de sus demarcaciones más pequeñas: las colonias. El uso del suelo es un tema que en la CDMX ha dado origen a diversas controversias, polémicas y protestas que cuestionan los procesos de gentrificación que, al cambiar los usos de suelo habitacionales por comerciales, desplazan a la población a zonas alejadas de los centros tradicionales o de barrio.
Por ejemplo, la muy en boga colonia Condesa en la Alcaldía Cuauhtémoc se ha convertido en uno de los casos más acabados para ilustrar este complejo tema. Justo hace unos días leía la sección Ciudad de uno de los principales periódicos del país el siguiente encabezado “Ven en la Condesa comercio excesivo. Operan 14 comercios en un radio de 500 metros”. En el cuerpo de la nota informativa se destaca que la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) no autorizó el uso de suelo de un predio para operar como restaurante debido, explica el reportero Iván Sosa, al exceso de comercios ubicados en los alrededores.
Como acostumbro dar la vuelta por las calles de nuestra querida colonia del Valle, quise hacer un ejercicio comparativo entre las alcaldías Cuauhtémoc y Benito Juárez. Para ello recorrí a pie la calle Tlacoquemécatl iniciando la pausada caminata a partir de su esquina con avenida Coyoacán y con rumbo al parque que lleva el mismo nombre que la colonia Tlacoquemécatl.
En la primera cuadra contabilicé la existencia dos restaurantes de comida oriental, una tintorería, así como una cafetería y una pizzería de barrio. En la siguiente cuadra ubiqué a una cafetería de cadena, un restaurante de carnes, un restaurante de comida tradicional, una marisquería y otra pequeña cafetería. En el mismo perímetro se encuentran una tienda dedicada a la venta de regalos y, en la planta baja de dos edificios, un par de oficinas dedicadas a servicios inmobiliarios y un pequeño estacionamiento de uso privado y que forma parte de otro edificio con oficinas. Un total de 14 comercios –el mismo número que en las calles de la colonia Condesa—en los 500 metros equivalentes. Es decir, en ambas colonias hay una saturación comercial similar.
Ese rápido conteo refleja una rápida transición de zona habitacional a zona comercial con sus consiguientes repercusiones. Es un proceso que no objetaría si se hiciese de una manera ordenada, tal como lo marcan las regulaciones respectivas.

El gran problema, desde mi punto de vista, es la apropiación ilegal de las banquetas que estos comercios –principalmente los restaurantes—realizan por la vía de los hechos, al colocar mesas, sillas y bocinas que obstaculizan la circulación de los peatones por las banquetas diseñadas y construidas para que las personas podamos caminar por la colonia en la que habitamos. Hay tramos en los que los transeúntes nos vemos obligados a bajar de las banquetas y caminar por el arroyo de la calle si es que pretendemos seguir adelante con nuestro recorrido. La falta de ordenamiento en los comercios acarrea otra consecuencia indeseada: los embotellamientos provocados por los autos de las personas que acuden a esos comercios y que los valet parking lejos de solucionar, agravan la situación.
Se acerca la Navidad, la época de escribir cartas a Santa Claus con nuestras peticiones por habernos portado bien a lo largo del año. ¿Habrá que llegar al extremo de pedirle al gordito vestido de rojo que infunda en las autoridades de la Alcaldía Benito Juárez la decisión de construir un segundo piso peatonal para llegar desde la avenida Coyoacán al parque de Tlacoquemécatl?

















