Ciudad de México, octubre 4, 2024 06:24
Alcaldía Benito Juárez Ciudad de México

‘Rentan’ espacios públicos vigilantes de depas en Tlacoquemécatl y ponen en peligro a vecinos

STAFF / LIBRE EN EL SUR

Ni los rondines de los policías en patrullas, ni la flagrante violación de la Ley de Cultura Cívica de Ciudad de México, parecen inhibir el descarado apartado de espacios de estacionamiento en la vía pública por parte de vigilantes de edificios en la colonia Tlacoquemécatl De Valle, en la alcaldía Benito Juárez.

Los custodios de esos edificios, contratados por empresas de seguridad privada que a la vez no parecen cumplir con la más elemental supervisión de sus elementos, dejan de esta manera expuestos a los habitantes de los edificios, y a cambio reciben pagos por el usfructo ilegal de esos espacios por parte de visitantes, sobre todo oficinistas que acuden a la zona diariamente.

Los infractores apartan cuadras enteras desde temprano con cubetas y botes de plástico, que además denigran el aspecto de la colonia.

En Tejocotes, casi esquina con Magnolias. Foto: Libre en el Sur

A pesar de que la Alcaldía cuenta con personal para liberar de obstáculos la vía pública, y de que elementos de la policía capitalina están facultados para remitir ante el juzgado cívico a quien violente la normatividad vigente, este problema (que lleva años siendo ejercido por personas conocidas como “franeleros”, que trabajan en la calle, y ahora es explotado por vigilantes de los propios edificios, que además ponen en riesgo de inseguridad a los condóminos al abrir las puertas y ausentarse de sus obligaciones) va en aumento.

Es fácil constatarlo a las siete de la mañana en calles como Tejocotes y Manzanas, alrededor del Parque de San Lorenzo; también en las inmediaciones del Parque de Talcoquemécatl. Y en las calles Moras, San Francisco, Adolfo Prieto, Providencia, Patricio Sánz y San Lorenzo.

En calle San Lorenzo, entre Patricio Sánz y Moras. Foto: LIbre en el Sur

 

Pero las reiteradas denuncias no inmutan a la autoridad; y en cambio los vigilantes –que repentinamente se han hecho de un poder extra legal– se envalentonan y agreden verbalmente a quienes les exigen no apartar los lugares.

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