Repensar el modelo
El pasado 19 de junio tuvo lugar en la Ciudad de México la inauguración del decimoctavo Congreso Mundial de la Asociación Económica Internacional. A convocatoria del Centro de Investigación y Docencia Económicas y con temas eje como la globalización, el crecimiento y la sostenibilidad, reunió a diversos especialistas del ámbito económico. Ese día participó con una conferencia el Premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, quien fue enfático al señalar que las desigualdades de toda índole se ensanchan a nivel mundial y cómo el modelo seguido por buena cantidad de países, entre ellos México, beneficia a pocas personas.
El economista estadounidense, autor de diversas publicaciones donde coloca a la desigualdad como el principal asunto a abatir en las sociedades actuales, considera que una economía que año tras año decrezca en su desempeño difícilmente podrá funcionar con el simple paso del tiempo. De ahí la importancia de replantear los modelos económicos y trazar planes a largo plazo, donde los ingresos de las naciones se repartan de manera más equitativa, entre otras cosas.
Justo en el mismo tenor, la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, se pronunció por repensar el modelo económico que genera la brecha entre ricos y pobres, así como encontrar un nuevo pacto social que permita disminuir la insostenible desigualdad social.
Retomar a estos dos personajes nos permite dimensionar la magnitud del problema que hoy enfrenta la humanidad en su conjunto. Se trata de la subsistencia de las sociedades, donde las nuevas generaciones deben asumir de manera responsable la problemática que los modelos económicos enfocados en la producción y el consumo presentan en la primera parte del siglo XXI. Además hacer valer que el hombre como nunca antes en la historia pudo acceder a tal cantidad de conocimiento y es momento de ponerlo al servicio de las causas que permitan mejorar la calidad de vida de millones.
Quienes nacieron conectados a internet, quienes descubren el mundo conforme las innovaciones tecnológicas se masifican, están llamados a materializar aspiraciones políticas y sociales. Es innegable que existe una disrupción, una fractura entre la política del entramado institucional y las necesidades reales de la gente, pero el escenario debe cambiar paulatinamente.
Por ello es que los llamados pactos sociales aparecen como posibilidad. Se trata de procesos políticos, en el amplio sentido de la palabra, donde partidos, empresarios, académicos, ciudadanos, estudiantes y sociedad en general puedan identificar problemáticas, discutirlas y encontrar soluciones de largo plazo. Ningún país o empresa se puede planificar a seis años.
Para verdaderamente aprovechar nuestro tránsito por la época del conocimiento es necesario pensar de manera solidaria, entre generaciones, una suerte de irrupción transmoderna que coloque al hombre en el centro de los objetivos y concepto de progreso. En suma, es tiempo de repensar el modelo que presupone el desarrollo lineal de las sociedades.