Ciudad de México, abril 19, 2024 18:00
Gerardo Galarza Revista Digital Febrero 2022

SALDOS Y NOVEDADES / ¿Año Nuevo?

¿Cuándo un año deja de ser nuevo?  ¿Su primer día, la primera semana, el primer mes, al arribo de la primavera?  ¿Cuándo está completamente desgastado para llamarlo Año Viejo? ¿Por ahí de septiembre-octubre es ya un año chavorruco, para usar un término más o menos actual?

POR GERARDO GALARZA

¿Alguien sabe cuándo un año deja de ser nuevo?

El escribidor no cree que ese saber tenga la mayor importancia. Sin embargo, en lo personal es una duda casi existencial que le carcome desde hace algunas décadas y que se incrementa y se vuelve punzante durante los días de cualquier mes de enero.

Todos saben que un año tiene 12 meses, 52 semanas, entre 364-366 días, según le corresponda. Y los días tienen 24 horas; las horas, 60 minutos cada una, y los minutos, 60 segundos también cada uno. Y nadie lo pone en duda; quien lo haga será sospechoso de algún mal mental o, en el mejor de los casos, de ignorancia supina.

Pero, entonces, ¿cuánto dura el año nuevo? ¿hasta dónde llega su novedad: meses, semanas, días…?

En el caso de los zapatos, las prendas de vestir, los automóviles, las casas, los libros, genéricamente “las cosas”, se puede determinar su novedad según el estado en que se encuentren, aunque también hay sus asegunes: un libro roto o deshojado, por ejemplo, no es viejo necesariamente. La vejez llega con el desgaste, aunque… ¿quién lo sabe? si dicen que lo que se arruga es el cuero y no el alma.

Toda medida humana es convencional, a veces mundial, a veces regional. Un metro y una yarda (y sus derivados) son medidas de longitud y se utilizan convencionalmente en diversas regiones del mundo, sin mayor problema para quienes ahí habitan. O el kilogramo y las libras. ¿Por qué un metro tiene cien centímetros o un kilo, mil gramos? Sencillo, porque los hombres lo decidieron y aceptaron. Son sus convenciones.

La definición, su verbalización y su expresión escrita o gráfica, de las verdades científicas también son convenciones humanas. Por ejemplo, ¿los hipotéticos habitantes de otros planetas en nuestro sistema solar o fuera de él, llaman agua al agua?, ¿su fórmula química es H2O?, y ¿la de los demás elementos químicos? ¿La Ley de la Gravedad se llama así en esos planetas? ¿Tuvieron a su propio Newton? En fin.

La medición del tiempo también es una convención humana. ¿Existe el tiempo? El poeta Octavio Paz decía que “el tiempo, pasa”. Y ese pasar es una de las formas para demostrar el tiempo, mediante su medición en segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años, siglos, milenios… de acuerdo con las medidas convencionales que han determinado los hombres. El día y el año para medir los movimientos de rotación y traslación de la Tierra, no tienen igual duración que los de otros planetas de nuestro sistema solar, calculados con nuestras convenciones temporales.

Los sociólogos y los psicólogos dicen que la principal diferencia, la real, entre el hombre y el resto de los animales es otra convención humana, la principal: el lenguaje, que nos permite comunicarnos con palabras comunes para la sociedad respectiva, en donde se acepta que haya palabras (sonidos pre acordados) para definir y describir el entorno del ser humano, el universo, pues.

Pero, la pregunta inicial fue ¿Cuándo un año deja de ser nuevo?  ¿Su primer día, la primera semana, el primer mes, al arribo de la primavera?  ¿Cuándo está completamente desgastado para llamarlo Año Viejo? ¿Por ahí de septiembre-octubre es ya un año chavorruco, para usar un término más o menos actual?

Tampoco hay porque meterse en temas tan confusos y profundos como los de cuándo quitar el Árbol de Navidad o el Nacimiento, aunque en el caso de este último los católicos tienen muy claro que eso debe ocurrir el Día de la Candelaria, el 2 de febrero; el día de los tamales para los gentiles de hoy. ¿Pero, el árbol? Con el asunto del Año Nuevo es suficiente.

Por la experiencia de ya algunas décadas y la falta de una convención humana más o menos universal, el escribidor cree que la novedad de un año se acaba cuando cada quien lo determine.

Tampoco es así tan fácil.

Don Renato Leduc, periodista y poeta él, pero sobre todo ser humano, decía que una virtud de los sabios es conocer el tiempo y amar a tiempo, pero sobre todo y aquí está la esencia de lo que sí tiene importancia: desatarse a tiempo.

Sea como fuere y pese al covid 19: disfrute (lo mejor pueda) el 2022, con y sin convenciones humanas, a riesgo de que también lo carcoma la duda de cuándo termina la novedad del año…

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