Ciudad de México, noviembre 21, 2024 15:00
Opinión Rodrigo Cordera Thacker

Sin partidos, la democracia se debilita

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.

POR RODRIGO CORDERA THACKER

Nos encontramos en un momento complejo de nuestra vida democrática. No existen partidos fuertes de oposición y el partido en el poder (Morena) se encuentra en una trifulca grotesca que genera incertidumbre.

El 2018 fue un tsunami que acabó con el sistema de partidos como lo conocíamos. Desde las épocas del partido del estado, no teníamos un partido con mayoría en las dos cámaras. El PRI y el PAN se encuentran en un proceso extraño y borroso. Parece que su estrategia radica en el ataque frontal a las políticas impulsadas por el Presidente, a la incontinencia verbal y a revitalizar el liderazgo del presidente Fox y el presidente Calderón. Que a mi parecer son cadáveres políticos. Allá ellos.

También está en ese frente extraño de oposición, el PRD. Cosa más extraña, satélite del oficialismo en donde se encuentre éste. El PRD nunca entendió el liderazgo del Peje. Nunca entendió a sus bases que se sintieron traicionadas por tanto acercamiento y contubernio con una derecha que solo buscaba legitimidad.  Y Movimiento Ciudadano no cuaja en todo este barullo. Se dicen socialdemócratas, y puede que sus estatutos lo sean. Pero la alianza con la derecha radical del panismo los aleja mucho de esa postura ideológica. Ojo: no estamos diciendo que las alianzas o coaliciones sean despreciables. Claro que no. Pero son ineficaces si terminan por desdibujarse.

¿Y en Morena que está pasando?

La presidente del partido no parece dispuesta a ceder el poder. Ni a convocar a elecciones. Ni a convocar a una encuesta entre afiliados. Parece dispuesta y aferrada a su cargo, haciendo un daño enorme a su partido y de paso al Presidente.

Yeidkol Polenski y el diputado Mario Delgado. Foto: Margarito Pérez Retana / Cuartoscuro

 

Uno podrá estar a favor o en contra de los partidos enumerados en los párrafos anteriores. Pero una democracia sin partidos se puede convertir en un Frankenstein muy extraño y desestabilizador.

En mi columna anterior escribí sobre la antidemocracia que se respira en la derecha anacrónica. Personajes que gritan a los cuatro vientos por un golpe de estado contra el presidente.

Pero ahora también tenemos la afrenta de algunos partidarios de Morena o integrantes de ese partido en el legislativo que buscan socavar la autonomía del INE por vengarse de la administración de Luis Carlos Ugalde y el expresidente Vicente Fox, que generaron un daño terrible a esta institución que tanto trabajo ha costado levantar.

Los ataques hacia la democracia al parecer vendrán en diferentes frentes. Más nos vale estar atentos y no perder el hilo que podemos acabar con un instituto anclado al Poder Ejecutivo, o a una derecha buscando minar los procesos democráticos mediante la violencia.

Hacen falta demócratas y políticos serios que acaten las reglas del juego. Que empoderen a la sociedad y que hagan pedagogía política en el día a día.

 

 

Compartir

comentarios

Artículos relacionadas