Ciudad de México, abril 25, 2024 02:12
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Una colonia de carteros casi centenaria

Dos años después de finalizada la Revolución Mexicana, y en la fecha justa en que se conmemoraron 109 años del inicio de la Independencia, se estrenó la primera casa de la colonia Unión Postal, al nororiente de lo que hoy es la delegación Benito Juárez. Se le llamó así porque fue creada para que en ella habitaran los trabajadores del Servicio Postal Mexicano, a fin de acercarlos a su lugar de trabajo en el Edificio de Correos del Centro Histórico de la capital. Por eso la nomenclatura de sus calles –que antes ocuparon los sembradíos que se encontraban entre el Rancho de Álamos y la Hacienda de Narvarte y que fueron trazadas a lo largo y ancho de 31 manzanas— está referida a la nostálgica y encantadora vida de los carteros: Estafetas, Reembolsos, Buzones, Transportes, Apartados, Correspondencia… Tan pequeñita es la colonia, en la que han vivido personajes como la actriz Lilia Prado, que comparte su mercado con la colonia Álamos y su parque –el Odesa— con la Miguel Alemán.

En 1922, Cosme Hinojosa, director del Servicio Postal, fundó la sociedad civil para regularizar los terrenos que actualmente ocupa la colonia, pues hasta entonces fueron ejidales, pertenecientes a la Municipalidad de General Anaya. No fue fácil convencer a los empleados del correo para que apenas concluida la Revolución dejasen sus viejas moradas y cambiaran su residencia a una colonia que, aunque muy cercana al centro de la ciudad (entre las arterias de Tlalpan, Simón Bolívar e Isabel la Católica), no contaba con todos los servicios, si bien había agua, con unos cuantos pozos artesianos, y luz de calle, que debía ser encendida con unos suitches dispuestos en los postes. Así que en el Servicio Postal tuvieron la idea de encargar a ICA –¡sí, la misma empresa que actualmente construye la Línea 12 del Metro!— levantar una pequeña casa “modelo” con techo de tejas, porchecito adelante y jardín atrás, para rifarla entre los trabajadores. El ganador fue don José Guadalupe Rivas, administrador de correos en Tenango del Valle, quien la estrenó el 16 de septiembre de 1929, fecha que se considera la del surgimiento de la colonia casi centenaria. La verdad es que los colonos fundadores no tardaron en poder gozar de los servicios urbanos, pues se fue a vivir por allá la madre de José Manuel Puig Casauranc, jefe del Departamento del DF, cuenta María de Jesús Real, cronista de la delegación Benito Juárez.

La historia de “la postal” –como se le conoce cariñosamente— tiene estampillas de cuento: Había un laguito muy cerca de lo que hoy es la Carpa Astros, alrededor del cual una familia de chinos cosechaba y vendía verduras; las ranas “cantaban” allí en época de lluvias. Más tarde llegó a esos terruños el Atayde, que se convirtió en una entrañable tradición de pequeños y grandes que año con año esperaban “la temporada” del circo. Por la colonia cruzaban acequias con agua limpísima. Y el tranvía –”de primera” y “de segunda”— pasaba desde el Centro rumbo a Coyoacán, Tlalpan y Xochimilco.

La parroquia fue erigida en honor de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, pues Sara Romo, quien donó el terreno, era originaria de esa región jalisciense. La escuela se fabricó de madera en 1932 y luego remodelada con el material que había sobrado de la construcción del Palacio de Bellas Artes. “En los años treinta los niños jugaban a La roña y Los encantados, y patinaban, pues las calles ya estaban pavimentadas”, relata emocionada María de Jesús Real mientras revisa en sus libros testimonios de los fundadores de la Postal. “La leche se traía del otro lado de Tlalpan y el pan era de Nativitas”.

La primera casa hoy es libro club

La primera casa de la colonia Unión Postal, ubicada en Reembolsos 48, fue estrenada por José Guadalupe Rivas, administrador de correos en Tenango del Valle, quien se la ganó en una rifa organizada por el Servicio Postal. Actualmente es la casa de Susana Torres, la nuera de don Lupe, y desde el 4 de septiembre de 1998 sede del libro club de la colonia. El ya fallecido Alejandro Aura, entonces director del Instituto de Cultura del gobierno del DF, la invitó a participar en el programa. “Revisaron la casa, vieron que era posible instalar la sala de lectura, nos trajeron 500 libros”, contó doña Susana a Libre en el Sur en el 2008, cuando el recinto cultural cumplió 10 años. Entre las actividades del lugar están las clases de papiroflexia que imparte Garabetos, monero de este periódico. Más información al teléfono 5386-4994

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