Ciudad de México, noviembre 22, 2024 00:03
Laura Ballesteros Opinión

Sin dinero no hay movilidad

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Nosotras realizamos de 4 a 6 viajes al día, nos movemos más por las calles para satisfacer las necesidades del hogar, del trabajo, de la familia y personal, pero al realizar esos viajes resultamos ser las más violentadas.

POR LAURA BALLESTEROS MANCILLA

Es de notarse el abandono que ha sufrido la movilidad de las personas en las ciudades mexicanas. Por décadas, gobierno tras gobierno, se ha tenido la absurda idea de que la movilidad no es un asunto federal y que son las localidades quienes deben de resolverlo. El resultado de esto es una cultura orientada al uso del coche porque deja más a las arcas de los gobernantes hacer infraestructura gris, que una sostenible orientada al transporte público o la movilidad peatonal. La falta de inversión y visión federal en movilidad y transporte es la causa principal de la crisis crisis transporte público en las ciudades mexicanas, especialmente las zonas metropolitanas, donde el hombre camión se impuso a la inversión en transporte público masivo y colectivo. No se diga en la indigna infraestructura peatonal o carencia de la ciclista, así como las muertes viales que ha provocado.

De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), en México el número de vehículos creció 3.5 veces más rápido que la población entre 1990 y 2015; y en el último año, 15 de las 20 principales urbes de nuestro país no invirtieron en transporte público por falta de apoyo.

Trabajar en una movilidad segura y sostenible es una muestra de preocupación por las más de 103 millones de personas que transitan todos los días en México, de los cuales el 55% viaja en transporte público.

Además, debemos atender, escuchar y proteger al sector más vulnerable en temas de movilidad: las mujeres. Nosotras realizamos de 4 a 6 viajes al día, nos movemos más por las calles para satisfacer las necesidades del hogar, del trabajo, de la familia y personal, pero al realizar esos viajes resultamos ser las más violentadas.

Tener un modelo de movilidad bien planeado, seguro, eficiente y sostenible es darle a la ciudadanía el servicio de calidad que se merecen, el mismo que reducirá sus tiempos de traslados.

Por eso trabajar en la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, sacarla adelante y aprobarla, significa terminar con esa indiferencia negligente.  Esta Ley General es lo que los gobiernos locales hemos esperado por años. Desde lo local, en la Ciudad de México, Jalisciense en las Ciudades de Monterrey, Puebla, hemos venido transformando la movilidad y la seguridad vial, pero lo hemos hecho solos. No es un cheque en blanco a la federación, al contrario, es nuestra demanda de años para que se responsabilicen de la infraestructura de transporte y movilidad de las ciudades, especialmente en las zonas metropolitanas.

En este momento, la Comisión de Comunicaciones y Transportes de la Cámara de Diputados aprobó esta Ley, la cual será remitida a la Comisión de Movilidad para que pase por el mismo camino. Esperamos y confiamos en que todas las mesas y las autoridades le den la luz verde que haga de esta iniciativa una realidad.

La movilidad debe ser segura y sostenible, no hay más. Actualmente la emergencia ambiental y la sociedad exigimos alternativas de transporte y rutas que nos garanticen llegar a nuestro destino al mismo tiempo que contribuimos a disminuir la crisis medioambiental que ya sufre nuestro planeta.

La Ley de Movilidad y Seguridad Vial urge, la necesitamos y la vamos a conseguir.

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