Ciudad de México, noviembre 23, 2024 06:59
Nancy Castro Opinión

Envejecer dignamente

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.

“Es necesario restablecer un esquema de pensiones que permita a los trabajadores retirados conservar su calidad de vida y su autonomía (…), no usarse como pretexto para perpetuar un estado populista inadmisible”.

POR NANCY CASTRO

MADRID. El lado de la balanza se inclina en desventaja cuando al cumplir una cierta edad las oportunidades laborales se van diluyendo. La vejez pareciera una edad tabú de la cual no hay que hablar porque quien ha llegado a ella ya no aporta lo que aportaba en sus tiempos productivos.

El reflejo natural en un alto porcentaje de la población es huir de la vejez a toda costa, como si se tratara de una enfermedad incurable. Y sí es así, de la vejez nadie se cura ni se libra. Lo que tememos es que nuestra calidad de vida  se vea afectada desde lo material, trayendo consigo un desabastecimiento financiero y en el tema de salud, el detrimento, la falta de autonomía que deriva en un estado de vulnerabilidad permanente, potenciado en el  caso de carecer de un apoyo humano.

La vejez es un proceso que se vive desde el nacimiento y se caracteriza por diferentes cambios a niveles físicos, mentales, individuales y colectivos; es además un proceso natural irreversible y no necesariamente ligado a estereotipos, debiera verse como una etapa del ciclo vital llena de potencial para crecer y continuar aprendiendo. Favoreciendo un estado de plenitud,  la mayor esperanza de vida para hombres y mujeres  más que  un logro positivo es una franca carga social negativa. 

Este tema cobra una relevancia mayor en México, un país que actualmente no ha podido resolver los desafíos impuestos por una sociedad cada vez más desigual y con un alto grado de rezago social. 

Las características de la sociedad mexicana son poco favorables para el panorama del envejecimiento demográfico ya que existe una correlación entre ancianidad y empobrecimiento, como resultado de la falta de ahorro o acumulación de bienes durante la trayectoria de vida de una persona. 

El sector de la población envejece a medida que se da cuenta que sus posibilidades contributivas socialmente y laboralmente disminuyen…”

Lo cierto es que el colectivo de ancianos es heterogéneo –no todos son pobres o sufren un proceso de empobrecimiento– y su situación tiene más que ver con las características sociales y las oportunidades acumuladas a lo largo de la vida y el contexto socio histórico en el que se desenvuelven.

En este tema se puede destacar que en la vejez los apoyos familiares toman una dimensión más importante que en otras edades, ya que a medida que avanza la edad, el ingreso por trabajo se reduce ante el cese de actividades generadoras de recursos económicos. En ese sentido, las transferencias monetarias son el indicador más adecuado para comprender el funcionamiento de los apoyos familiares y las redes sociales, que proporcionan recursos para satisfacer las necesidades de las personas envejecidas.

El sector de la población envejece a medida que se da cuenta que sus posibilidades contributivas socialmente y laboralmente disminuyen. Los que han cotizado tendrán derecho a una pensión por jubilación y los que han tenido un desarrollo laboral informal o de manera autónoma seguirán trabajando hasta que les sea posible. Porque no les quedará de otra.

Particularmente en México, el envejecimiento y la atención a sus necesidades es un fenómeno que encierra una compleja problemática. El país, como sus políticas sociales están estructurados para responder las demandas de una población joven.

En 2020, la población de 65 años o más ascendió a 9,763,558 personas, representando el 7.7 % de la población total (INEGI, Censo 2020). Sin embargo, las proyecciones del Consejo Nacional de Población (CONAPO) indican que para 2050 se espera que haya 24,893,097 personas de 65 años o más, lo que constituiría el 16.5 % de la población total. Esto implica más del doble de la proporción registrada en 2020 en un lapso de apenas 30 años.

AMLO, en días pasados, anunció una nueva reforma en pensiones para antes de que acabe su gobierno, lo cual podría quedarse en solo discurso político, a unos cuantos meses de entregar su mandato, que en real beneficio de los trabajadores. Pone énfasis en la intención de su Gobierno para que, a través de la reforma, los trabajadores puedan jubilarse con el 100% de su último salario y de esa forma modificar lo establecido por  ley.  ¿Pero esto es posible? Como tantas de sus hipótesis sobre el funcionamiento de las políticas públicas que  lanza al vapor de su ímpetu, carece de un análisis y estudio previo. Los expertos aducen al respecto como algo imposible e inviable para poner en rigor una reforma de este tamaño “en el ejercicio hipotético de que se otorgue una tasa de reemplazo del cien por ciento, tendría un alto costo en las finanzas públicas. (En el dado caso) dichos recursos que se utilizarían para las pensiones se dejarían de usar para otras cosas como: gastos en infraestructura, para los propios programas sociales, para pagar la deuda y demás necesidades de gasto que tiene el gobierno”, señala Víctor Gómez Ayala, director de Analítica de Datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

Sin embargo, no hay ningún país en el mundo que retribuya al 100% a sus jubilados. De acuerdo con el panorama de pensiones elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) a finales de 2023, los países con mayores niveles de desarrollo tienen tasas de reemplazo cercanas al 85%. Tal es el caso de Bélgica, con 83,8% o Luxemburgo, con 72%.

¿A cuánto asciende el monto de la pensión de un jubilado promedio? en 2024 es de $7,468 MXN mensuales, lo que representa un aumento del 20% en comparación con los $6,223 MXN de 2023. Para tener derecho a ese monto de pensión es necesario contar con un mínimo de 500 semanas cotizadas.

Promedio salarial de los últimos 5 años cotizados ante el IMSS. Por lo que a mayor promedio salarial mejor será la pensión. La edad de retiro establecida es a partir de los 60 años de edad, el jubilado obtiene el 75% del resultado de cálculo de pensión.

Es necesario restablecer un esquema de pensiones que permita a los trabajadores retirados conservar su calidad de vida y su autonomía una vez concluido su periodo de actividad constituye un acto de justicia, por lo que los costos de ponerlo en práctica son temas técnicos que deben resolverse, no usarse como pretexto para perpetuar un estado populista inadmisible.

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