Ciudad de México, julio 9, 2025 16:01
Ciudad de México

Sheinbaum y Brugada han estimulado –y presumido– la gentrificación en Ciudad de México

“La ciudad está de moda”, ha dicho la Jefa de Gobierno sobre el ‘turismo creativo’

Aunque la Presidenta reconocía riesgos de especulación inmobiliaria, su administración en CDMX impulsó acuerdos que dispararon el interés de capitales inmobiliarios en colonias de clase media y popular.

STAFF / LIBRE EN EL SUR

Mientras vecinos de barrios tradicionales de la Ciudad de México luchan por conservar su lugar en las colonias donde han vivido toda su vida, las autoridades capitalinas han impulsado políticas que incentivan la gentrificación, fenómeno que dispara precios de renta, vivienda y servicios, y termina expulsando a habitantes de ingresos bajos y medios.

Claudia Sheinbaum, entonces jefa de Gobierno, lo dijo abiertamente el 19 de mayo de 2022, durante una conferencia de prensa:

“Estamos muy contentos de que la Ciudad de México se esté convirtiendo en un lugar donde mucha gente quiere venir a vivir, aunque sea por temporadas, porque eso también genera economía, genera empleo y beneficia a la ciudad.”

En el mismo tono, Clara Brugada, actual jefa de Gobierno, afirmó el 9 de enero de 2024, al referirse al auge del llamado turismo digital:

“La Ciudad de México está de moda. Que personas de todo el mundo quieran venir a vivir aquí, aunque sea unos meses, es reflejo de la vitalidad cultural y creativa de nuestra ciudad.”

Pero el costo de esa “vitalidad” lo están pagando los habitantes originarios de barrios como Roma, Condesa, Juárez, Centro, Doctores, San Rafael, Guerrero y Escandón, donde las rentas han subido entre 30 y 50 por ciento en solo cinco años, según datos de portales inmobiliarios y cifras oficiales. Lo que antes costaba 10 o 12 mil pesos mensuales hoy se exige por apenas una semana en plataformas de alquiler temporal.

No se trata únicamente de declaraciones optimistas. En octubre de 2022, el gobierno de Sheinbaum firmó un convenio con Airbnb para promover el llamado “turismo creativo”, convencido de que la llegada de residentes temporales traería derrama económica. Aunque Sheinbaum reconocía que había riesgos de especulación inmobiliaria, su administración impulsó acuerdos que dispararon el interés de capitales inmobiliarios en colonias de clase media y popular.

Para 2024, el Congreso local aprobó una reforma que supuestamente regularía la cantidad de inmuebles destinados a alquiler temporal. Pero esas restricciones no se han aplicado, denuncian asociaciones vecinales y urbanistas, mientras proliferan anuncios de “rentas en dólares” en redes sociales y plataformas digitales.

El discurso oficial insiste en que la gentrificación trae modernidad, seguridad y empleo. Pero la realidad muestra otra cara: una ciudad que expulsa a quienes ganan en pesos y se convierte en escaparate para el mercado inmobiliario global.

Una gentrificación “cortejada y premiada”

El periodista Raymundo Riva Palacio fue contundente en su columna “Estrictamente Personal” en El Financiero, publicada este martes 8 de julio:

“La gentrificación, contra lo que dicen las autoridades, no sólo es tolerada, es cortejada, impulsada y, en algunos casos, premiada.”

Riva Palacio denuncia que el convenio entre el gobierno capitalino y Airbnb generó un boom inmobiliario en zonas como Roma, Condesa y Doctores, donde el valor de propiedades y las rentas subió hasta 50 por ciento en cinco años, desplazando a miles de familias que han tenido que migrar hacia municipios del Estado de México o Hidalgo.

“El resultado es una ciudad cada vez más desigual, más vacía en sus barrios centrales y más expulsiva para quienes ganan en pesos.”

Mientras ciudades como Berlín, Lisboa o Barcelona adoptan leyes duras contra la gentrificación, desde topes de renta hasta expropiaciones de viviendas acaparadas por grandes corporativos, la Ciudad de México sigue sin decidir si la vivienda es un derecho social o un activo financiero para el mercado global.

Así, mientras Sheinbaum y Brugada presumen la “ciudad creativa” que atrae nuevos residentes, la verdadera vitalidad de la capital —sus habitantes— está en riesgo de ser desplazada por una lógica que convierte barrios enteros en negocios turísticos disfrazados de hogares.

Y lo que en Berlín o Barcelona es motivo de protestas multitudinarias, en Ciudad de México se sigue vendiendo como una gran victoria, aunque implique expulsar a miles de capitalinos de sus propias calles.

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