Ciudad de México, junio 25, 2024 21:58
Itzel García Muñoz Opinión

El abuso de poder

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“Existen varios elementos para que un régimen sea calificado como democracia, y los demócratas debemos dar la batalla por preservarlos y fortalecerlos”.

La tiranía de la mayoría está entre los males contra los cuales debe ponerse en guardia la sociedad. 

John Stuart Mill

A pesar de que a principios de este siglo México transitó a un régimen democrático imperfecto bastó que en 2018 el partido político MORENA con sus aliados obtuviera la mayoría absoluta en el Senado de la República y la calificada en la Cámara de Diputados para que de acuerdo con el Índice de Democracia 2023 que anualmente es publicado por The Economist nuestro paìs retrocediera a un régimen híbrido es decir, a un sistema polìtico donde se mezclan elementos democráticos con elementos autoritarios, cuestión que debería preocuparnos.

Desde principios de este sexenio que está por concluir, quienes trabajamos en el régimen de la transición a la democracia y la consolidación de una democracia constitucional imperfecta nos dimos cuenta que el sistema autoritario del partido hegemónico que supuestamente habíamos dejado atrás con el triunfo de Vicente Fox en el año 2000 no estaba del todo muerto sino que anduvo de parranda por casi dos décadas. Y si bien todavía no vivimos en un regìmen autoritario diversas propuestas de reformas constitucionales y legales revelan la clara intención del oficialismo de eliminar los diques de contención constitucional que tienen como objetivo preservar el régimen democrático y evitar la dictadura de la mayorìa en nuestro sistema jurídico como la composición plural del Congreso a través del sistema electoral de representación proporcional plurinominal, los organismos constitucionales autónomos; así la facultad de la Suprema Corte de Justicia de la Naciòn y de los tribunales de amparo para llevar a cabo el control de la constitucionalidad de las leyes, entre otras.

Durante este sexenio hemos presenciado una concentración del poder en manos del Presidente gracias a que su partido tiene la mayoría absoluta en ambas Cámaras del Congreso federal lo que ha traído como consecuencia la centralización de facultades y el poder absoluto sobre la aprobaciòn, en cada ejercicio fiscal, de la Ley de Ingresos y el Presupuestos de Egresos de la Federación, conocido como el poder de la bolsa, sin considerar a la oposición.  Por lo tanto, el régimen presidencialista de concentración de poder que Jorge Carpizo describió, en el año de 1978  en su obra “ El presidencialismo mexicano” tampoco  quedó atrás.

Frente a este escenario, es indispensable preguntarnos ¿dónde quedaron los demócratas que abogaron por los escaños de representación proporcional  que tuvieron su origen en la reforma constitucional de 1963 con el surgimiento de los diputados de partido? ¿Dónde están los demócratas que impulsaron la creación de un tribunal constitucional cuya principal función es garantizar el cumplimiento de la Constitución, y reparar las violaciones a ésta? ¿Dónde están los demócratas que lucharon a capa y espada por la autonomía del entonces Instituto Federal Electoral?  pues una de dos: o se extraviaron o realmente no tienen un compromiso con la democracia.

Existen varios elementos para que un régimen sea calificado como democracia, y los demócratas debemos dar la batalla por preservarlos y fortalecerlos: la existencia de los contrapesos, la descentralizaciòn del poder a través del federalismo, el fortalecimiento del Estado de Derecho, la garantía del respeto a los derechos humanos y la representación de las minorías en los órganos de  decisión, entre otros.

Uno de los componentes de la democracia es el pluralismo, es decir, el respeto a las voces de los demás, en nuestro caso de la oposición y de quienes no coinciden con el partido en el poder. No se puede hablar de democracia en un país donde la mayoría gobierna a pesar de las minorías porque esa mayoría también puede estar equivocada.

Decidir en democracia significa que estamos dispuestos a escuchar todas las voces, inclusive de quienes piensan distinto de la mayoría, y lograr que las decisiones políticas se tomen por consenso. En el proceso electoral venidero digamos no a la tiranía de la mayoría y sÍ a la democracia incluyente. Evitemos con nuestro voto la concentración del poder y de su abuso.

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