Ciudad de México, diciembre 9, 2024 05:18
Deportes Francisco Ortiz Pardo Opinión

EN AMORES CON LA MORENA / Diablos Rojos en BJ: Del beis al basquetbol

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Se antoja que Diablos Rojos del basquet, en BJ, sea secuela del resurgimiento del beisbol, con todo y su leyenda del viejo parque de Narvarte.

POR FRANCISCO ORTIZ PARDO

Una muy afortunada coincidencia es el inicio de los Juegos Olímpicos de París y el estreno de Diablos Rojos como el equipo capitalino de la Liga Nacional de Basquetbol Profesional, en el emblemático Gimnasio Juan de la Barrera de la alcaldía Benito Juárez, un espacio inaugurado en los juegos de México 68, hace ya 56 años.

El nuevo equipo del basquet está ligado efectivamente a la legendaria novena con más títulos en la Liga Mexicana de Beisbol, y que hoy tiene nuevo brillo con un equipo formidable y un estadio de primera categoría, de talla de Las Mayores, que lleva el nombre de Alfredo Harp Helú, el dueño de la franquicia. Con una inversión de 37 millones de pesos, Diablos Rojos de Ciudad de México, el nuevo equipo de básquet, ocupa el lugar que dejó en 2022 Capitanes CDMX, que se mudó de liga y de sede, a la NBA G, en la Arena Ciudad de México.   

En el deseo de expandir el sueño deportivo a todo el año, cuando desde enero pasado comenzó a jugar en el Harp el equipo Diablos femenil de Softbol, a la familia no amilanó la limitante de que el Gimnasio Juan de la Barrera no puede sufrir modificaciones mayores porque está protegido por la UNESCO. A su primer partido este lunes 22, en que fue derrotado por el equipo Santos del Potosí apenas por un punto (89 a 88), acudieron las estrellas del equipo de beisbol, que en esta temporada está imparable, así como Alfonso Cuarón, el cineasta galardonado con el Oscar por Roma.  

Además de despertarnos la curiosidad –y a muchos otros la nostalgia– de lo que fueron aquellos juegos del 68, la aparición este verano de los Diablos Rojos es bálsamo ante la frustración de que la selección de México se quedó en el camino de jugar en París, al ser derrotada en semifinales en el preolímpico de San Juan por el anfitrión Puerto Rico. Y por supuesto que llama a seguir con emoción lo que ocurra en la “ciudad de la luz” con los mejores seleccionados del planeta.

Aunque no soy seguidor de los Diablos Rojos en el beisbol, mi deporte favorito, me emociona sobremanera el estreno de este equipo de baloncesto en el lugar donde vivo, pues además siempre he pensado que la pasión deportiva de los capitalinos merece ser liberada del monopolio mediocre del negocio del futbol en nuestro país e incentivar al mismo tiempo entre los chamacos la práctica de otras disciplinas.

Nuestra alcaldía Benito Juárez ha destacado por eso justamente, por esa diversidad en el deporte. Y es aquí donde se dan actividades tan fuera de lo común como polo acuático, lima lama, luchas asociadas, muay-thai, hockey sobre ruedas, matronatación, artes marciales mixtas, harterofilia, danza artística y patinaje técnico. Me parece que al contar con tan emblemáticas instalaciones y también una infraestructura para presumir, el Gimnasio Juan de la Barrera era un espacio desperdiciado, a pesar del valor cultural dado por la propia UNESCO.

Pocos recuerdan que Soda Stereo se presentó en el Gimnasio Juan de la Barrera en 1993. Adyacente a la Alberca Olímpica, en la bifurcación de las avenidas División del Norte y Río Churubusco, durante los juegos olímpicos de México fue sede de las competencias de voleibol, cuyo oro se lo llevó la extinta Unión Soviética; aunque en estas cinco décadas han tenido también cabida competencias internacionales de gimnasia, lucha libre y basquetbol. El proyecto arquitectónico fue liderado por Manuel Rosen Morrison. Su diseño consiste en un techo colgante y ocupa un espacio de 11,152 metros cuadrados. Sus dos niveles de tribunas cuentan con capacidad para 5,240 espectadores, que rodean el área de competencias. Tiene una zona de calentamiento, regaderas, vestidores y enfermería, conectados por rampas exteriores.

Se antoja que Diablos Rojos del basquet sea secuela en una emocionante etapa donde el beisbol ya ha resurgido –cual su leyenda y los recuerdos de aquel viejo parque del Seguro Social en Narvarte, con todo y sus tacos de cochinita— en el atractivo nuevo estadio de la Magdalena Mixiuhca, en la alcaldía Iztacalco, donde además hay un museo dedicado al “rey de los deportes”.  Y aunque parafraseando a Shakira no sé mucho de basquetbol, estoy dispuesto a entregarme. Porque la vida es variopinta.

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