Ciudad de México, abril 20, 2024 02:42
Opinión Nancy Castro

Cada que un teatro cierra se apaga una estrella

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El arte que representa la vida en un tiempo presente, es el teatro, pero cuando este se implica con la vida de barrio, estimula la esperanza…” 

POR NANCY CASTRO

Un espacio auto gestionado por artistas, es una necesidad del creador escénico, tanto para auto emplearse como para dar oportunidad a colegas que, como es bien sabido, es muy difícil vivir del arte y más en situaciones en las cuales las políticas culturales benefician siempre a unos cuantos. Es lamentable que ante el esfuerzo algunos teatros tengan que cerrar porque no queda otra opción.

El que se fundó  en esa casa de Lucas Lassaga en la Colonia Obrera,  Centro  Cultural Carretera 45, el 30 de enero del presente año cerró sus puertas con el proyecto “Cercanías con el barrio”. Un diplomado que se acercó a las comunidades marginadas.

“Cada que un teatro cierra se apaga una estrella”.  Así lo expresó en un comunicado Christian Cortés dando a conocer qué Carretera 45 terminaba su ciclo de vida.

El arte que representa la vida en un tiempo presente, es el teatro, pero cuando este se implica con la vida de barrio, estimula la esperanza.  Este Teatro de barrio, se retroalimentó de la relación con los habitantes, y promovió el desarrollo individual de jóvenes, en lo referente a elementos como la creatividad y la adquisición de conocimientos y habilidades mediante  trabajo en grupo, haciendo  del arte un vehículo para la práctica de hábitos que siempre ayudan a la mejora de la vida de un barrio.

Desde sus comienzos hasta 2018, este proyecto  recibió el auspicio del programa “México en escena”. En 2019 recibieron un apoyo que el Centro Cultural Helénico ofreció a Compañías independientes con espacio.

Este, un Teatro de barrio que se retroalimento de la relación con los habitantes, y promovió el desarrollo individual de jóvenes, en lo referente a elementos como la creatividad y la adquisición de conocimientos y habilidades mediante  trabajo en grupo, haciendo  del arte un vehículo para la práctica de hábitos que siempre ayudan a la mejora de la vida de barrio.

“Para mi Carretera 45, fue un hogar, un lugar donde me pude desarrollar como actor, como hacedor y técnico de teatro y después de siete años convertirme en director del centro cultural, fue un lugar que me dio bases muy sólidas en mi carrera”, platica Cortés. Y narra la historia:

“Un espacio que llegó a instalarse a una colonia popular de la Cdmx, la Obrera, cuyo principal objetivo fue acercar el teatro a la comunidad y hacer teatro con la comunidad con contenidos que significarán, convirtiéndonos en un referente del teatro mexicano como una compañía y espacio teatral.

“Durante nueve años ofrecimos el espacio a cientos de compañías independientes que iban empezando y eso las ayudó a catapultar sus proyectos, se realizaron talleres para el barrio y residencias artísticas.  No cobrábamos renta, las compañías se quedaban con  el 70 por ciento de entrada  y nosotros nos quedábamos el 30 por ciento.

“Nuestro compromiso con  el barrio generó un público asiduo al teatro. La gente venía a los talleres de todas las artes, diplomados formativos que abarcan módulos de distintas áreas del entrenamiento actoral y todo esto era accesible. Ofrecíamos descuento para entrar a ver funciones de teatro para vecinos, con un costo de 30 pesos.

“Como compañía, Carretera 45 nos dio la posibilidad de producir nuestros propios montajes, estrenarlas en nuestro espacio y viajar a otros lugares, viajamos al extranjero. En España nos presentamos en Tarragona  y nos consolidamos como Compañía con espacio. Aunque ahora ya no lo tenemos, seguiremos trabajando en beneficio del barrio,  seguiremos trabajando con ese mismo discurso. Gestionar proyectos para  trabajar en las escuelas del barrio.

“Los motivos por los que decidimos cerrar fue la falta de ingresos aunado a la pandemia. Todo se complicó. Solventar los gastos y  los estímulos que solían salir aún no salen. Aunque ya llevábamos meses en números rojos y no quería seguir generando más deuda,  no pude negociar con el dueño del predio.  Para más adelante buscaremos la posibilidad de adquirir otro espacio auspiciado por el gobierno, ya con mejores condiciones financieras.

El proyecto como Compañía  lleva 15 años trabajando y el equipo base seguirá. Y yo seguiré dirigiendo”. 

Todos los que conocimos de cerca este proyecto que lleva el nombre de la carretera más grande del país, la 45, aunque cambia de nombre en diferentes jurisdicciones, mantenemos un hilo de esperanza, para que pronto se restablezca en otro sitio.

Parafraseo pero en positivo a Juan Bosch con su cuento La mujer: “La carretera no está muerta, todo y todos la resucitaremos. Larga, infinitamente larga, en la piel gris se le ve la vida… “

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