Cuidado con El Buen Fin
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Foto: Rogelio Morales / Cuartoscuro
POR DINORAH PIZANO
Como ustedes saben, México comenzó a realizar El Buen Fin en el 2011, tomando como inspiración el Black Friday que año tras año se lleva a cabo Estados Unidos. Dicho evento comercial se realiza un día después de la celebración de Acción de Gracias (Thanksgiving Day) y representa el inicio de la temporada navideña.
Este año, El Buen Fin se realizará durante 12 días, del 8 al 20 de noviembre próximos, días durante los cuales las empresas y negocios participantes ofrecerán grandes descuentos, remates y promociones en todo tipo de mercancías para que las y los compradores puedan obtenerlas con facilidades y mejores precios que el resto del año.
Originalmente, la fecha de su inicio resultaba sumamente estratégica, ya que correspondía a la tercera semana del mes de noviembre, fecha en que la mayoría de las tarjetas de crédito, ya habrían tenido su ciclo de corte, por lo que las compras se verían reflejadas para su pago en el mes de diciembre, en el que normalmente arribaba el ansiado aguinaldo.
Menciono, ´originalmente´ porque sobra decir que este año que vivimos, es el más atípico de todos los vividos en nuestra era, en el que muchas personas trabajadoras no recibirán la gratificación de fin de año, ya sea por que están desempleados o porque sus empresas resultaron severamente afectadas por el Covid-19 y no podrán enfrentar esta obligación patronal.
En realidad, el beneficio de esta promoción será sobretodo para l@s trabajador@s del Estado, quienes no verán afectados sus ingresos de fin de año.
Es innegable que el gobierno federal está buscando reactivar la economía interna con el desarrollo de El Buen Fin. Además, busca promover la creación de empleos, aunque sean temporales, con la citada medida. Espera también abaratar diversos productos que se encarecieron excesivamente durante el transcurso la pandemia.
Sin embargo, también sería indispensable acompañar la promoción del evento con información clara y precisa, de lo que un gasto excesivo en estos momentos, puede representar en la economía de las familias mexicanas, toda vez que el bombardeo de ofertas que ya se empiezan a implementar, se orientan más a endeudar que a mejorar nuestra calidad de vida.
Para la organización El Poder del Consumidor, El Buen Fin perjudica a las y los clientes al promover el sobre endeudamiento.
La agrupación reveló que durante su desarrollo en años anteriores el uso de tarjetas de crédito se incrementó en 55% y que en diversos sondeos el 70% de las y los compradores consideró que solamente se ofrecen facilidades de pago, no descuentos reales.
Aseguró también que aproximadamente el 68% de las y los consumidores no suelen adelantar sus compras decembrinas, lo que significa que incurren en compras dobles puesto que vuelven a las tiendas el fin de año .
Por otro lado, está la mora en el cumplimiento de pagos de crédito en la que ya están incurriendo los consumidores.
Para nadie es ajeno el plan de apoyo que ofrecieron desde marzo pasado la mayoría de los bancos para prorrogar los pagos mensuales de todo tipo de instrumentos crediticios, durante la cuarentena del semáforo rojo.
Gracias al desempleo y el cierre de miles de pequeños negocios, así como a la grosera promoción de ofertas online que contribuyó al endeudamiento, miles de consumidores no pudieron cumplir con los plazos fijados por el sistema bancario.
Ello causó que el índice de morosidad, que no es otra cosa que el saldo de la cartera de crédito vencida, fuera de 78 mil millones de pesos, según estimaciones de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
Por tanto, un alto número de consumidores está ya impedido para participar, pero puede recurrir tanto a extensiones en sus líneas de crédito, como a otros instrumentos de crédito emergentes que le abran las puertas aunque los intereses por el capital concedido, sean exorbitantes.
Además de lo anterior, hay otro aspecto que se considera también controversial sobre el programa de El Buen Fin. Tiene que ver con que es un programa dirigido a beneficiar las grandes cadenas comerciales por el volumen de ventas y claro está, a los bancos quienes obtienen grandes ventajas de las compras a mensualidades, al conseguir aumentar a los deudores cautivos.
Por otro lado, es bien sabido también que durante El Buen Fin los bancos conceden el pago a plazos de 3, 6, 9, 12, 18, 24 y hasta 48 mensualidades a las grandes cadenas, sin el pago de comisión correspondiente, debido a su capacidad de negociación.
Sin embargo, a los establecimientos más pequeños les cobran hasta 10% del costo total de la compra por ofrecerles el beneficio del pago a mensualidades, condición que muchos aceptan en aras de incrementar sus ventas.
Al concentrarse las compras en las grandes cadenas, El Buen Fin se ha traducido en una importante reducción de ventas de hasta 40% para estos negocios en las dos ediciones previas de este programa. Por si fuera poco, en el caso de los clientes que sí deciden adelantar sus compras navideñas, El Buen Fin tiene el efecto negativo de afectar el nivel de ventas de muchos establecimientos independientes, también durante la temporada navideña.
Adicionalmente a todo lo anterior, la promoción del evento comercial tendría que concietizar al público sobre sus derechos como consumidores, especialmente en estas fechas, así como recomendarles por ejemplo, comprar en comercios formalmente establecidos que cuenten con productos que cumplan con las normas oficiales mexicanas.
Finalmente, no es posible que a estas alturas existan aún almacenes que oferten sobre precios alzados y ofrezcan financiamiento con cargo al cliente final, sin que los compradores lo sepan. No en los tiempos de la libre información.
Es menester por tanto, comenzar a medir con seriedad y efectividad el consumo durante El Buen fin , para construir un verdadero indicador de su impacto en nuestra economía y sus perspectivas. Al fin y al cabo, las economías modernas dependen cada vez más del consumo interno, pero con información, responsabilidad y evitando el sobre endeudamiento en estos tiempos tan complejos.