DAR LA VUELTA / Defina ‘magnífico’
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Foto: Graciela López / Cuartoscuro
A toda persona que lea esto –y también a quien no– le deseo, igualmente, con todo el corazón, que tenga un magnífico 2025. El chiste estará en que cada quien vaya bordando su particular definición de magnífico.
POR ANA CECILIA TERRAZAS
Termina un ciclo pletórico de asuntos inéditos a nivel nacional, mundial y personal. Este 2024 pasará a la historia de la vida de quien esto escribe como el año en que todo junto, de manera intercalada, se conjugó para expresarse increíblemente intenso; de hecho, magnífico.
Digamos que, en este período fiscal, por primera vez marché en contingente de parientas durante el Día Internacional de la Mujer; hice el mejor viaje de la vida, en compañía de mi mamá y mi hermana; me despedí entrañablemente, del único exesposo que he tenido, quien moriría sorpresivamente el 15 de marzo; fui acogida por los abrazos y besos de persona cercanísima, justo por el duelo de esa inauguración mía en decesos de primera fila.
Le dio –y se le quitó totalmente, unas semanas después– un cáncer a la persona con quien mejor me entiendo y comunico en el planeta; vivimos una pausa de muy tensa y amorosísima espera, durante ese mes, tres mujeres de tres generaciones, quienes logramos entre-tenernos a punta de juegos olímpicos y cartas, hasta que llegó la cura. Me llené de esperanza viendo a una candidata mujer a la presidencia de los Estados Unidos. Hizo su debut una poquita de vulnerabilidad en mi madre. Fue electa, por primera vez en la historia de nuestro México lindo y querido, una mujer Presidenta.
Gocé del acompañamiento profesional de una terapeuta sabia y amable; recuperamos ese riesgo horrendo de una guerra mundial nuclear, a distancia, a tiro de un botonazo; vimos llegar de nuevo a la titularidad del país más poderoso del mundo, electo por mayorías (no sólo estadunidenses sino latinos y mexicanos), a un señor maleducado, acosador y grosero. Atestiguamos la desaparición de instituciones pensadas como indispensables para el desarrollo democrático. Me hice de un hermosísimo huipil Original, de telar de cintura, de Oxchuc, Chiapas, trabajado durante meses por las manos de una tocaya Ana, de apellido Entzinos Gómez. Pensamos, con toda franqueza, que el planeta sí se va a seguir calentando, desmedidamente, hasta desalojar a los causantes de esta precisa situación. Padecí todos los días, como símbolo del contexto narrado, frío-calor-frío-calor. Lanzamos una serie de televisión original, útil, impensable. Conté con la solidaria, amorosa y apoyadora presencia de padre, madre, hermana, perrita Pancha y comadre, durante todos los días de todos los meses. Bailé como nunca, en una ocasión, en un evento. Deconstruí-construí las expectativas propias de la parejeidad.
Mi mejor amiga y socia –con quien nos reímos como locas y trabajamos como cuerdas– no dejó que padeciera sola ni un segundo cuando me abrumó la carga. En el 2024, también ideamos y concretamos un plan de negocio sonoro que, si no nos hace grandes inversionistas, sí nos hace inmensamente felices. Soñamos (sin exceso de ingenuidades) que habrá algún cambio sustancial en el rumbo de la cultura nacional.
Para cierre, un sprint maravilloso: un retiro de silencio armado por meditación zen y ZhiNeng QiGong,al servicio de la contemplación teresiana. Me inicié como cocinera de calabaza en tacha. Se logró coordinar la agenda –a punta de sororidades– para una linda comida prenavideña de catorce personas, en honor a la familia del nuevo viejo titular de mi cursi diccionario. Disfrutamos como niñas El Cascanueces,del Auditorio Nacional, cortesía de ese mismo personaje. Contacté de nuevo a mis adoradas amigas canadienses y me reencontré con cuatro amistades no vistas desde las canchas. La pasamos a todo diciembre con la comunidad del shabbachat. En 2024 conocí a dos primas nuevas, adorables, y a sus respectivas familias.
Nada más falta despedir los posibles desguances del cuerpo, a ritmo rumbero, el 29 de diciembre y, cumplir la promesa de juegos, sorteos e infantiladas en familia, para rematar el 31.
Todo esto se escribe y se describe como un año magnífico, pleno y muy feliz. A toda persona que lea esto –y también a quien no– le deseo, igualmente, con todo el corazón, que tenga un magnífico 2025. El chiste estará en que cada quien vaya bordando su particular definición de magnífico.